100 años del fútbol Copiapino, 1917 -2017

 

 

Ignorado Centenario del fútbol copiapino

 

POR: SERGIO   ZARRICUETA   ASTORGA

 

La Asociación de Fútbol de Copiapó es una de las instituciones más antiguas de la región, cuyas actividades se remontan a tiempos que ya son muy lejanos, no tanto por la sucesión cronológica de los años, sino por la cadena innumerable de trabajos denodados, de luchas románticas y ardorosas, afanes humildes y silenciosos, de fogosos entusiasmos y hondos desalientos que se han sumado a través de muchos años para moldear y dar estructura definitiva a la masa futbolística copiapina.

 

CIEN AÑOS cumple la Asofútbol Copiapó en el presente 2017, siendo prácticamente ignorada por las actuales generaciones su gesta heroica en la etapa inicial de vida institucional. El imparable polvo del olvido fue cubriendo los recuerdos de sus primeros pasos. Hechos que contribuyeron y hombres que colaboraron en su fundación, progreso y desarrollo…hoy son totalmente desconocidos.

Escena de un partido entre el club “Atacama” y su similar de “O´Higgins”, publicadas por la revista “Los Sports”

 

Fue en el lejano 12 de julio de 1917 cuando el pionero gestor y propulsor de toda actividad deportiva generada en Copiapó, don Luis Valenzuela Hermosilla, maestro por vocación, deportista de corazón y espíritu empapado de generosas virtudes al servicio de la comunidad, vio cristalizado su esfuerzo y su siembra de enseñanzas, cuando un grupo de sus discípulos, entusiasmados con la práctica de este nuevo deporte para ellos desconocido hasta ese entonces, se reunió y redactó la primera acta que decretó el nacimiento de la Liga de Fútbol de Copiapó.

 

El primer directorio lo integraron el propio Luis Valenzuela Hermosilla, como presidente; Carlos Campusano, vicepresidente; Nicolás Astorga Romero, secretario; Eliseo Ralph Latorre, prosecretario; Ramón Hevia, tesorero (en la fotografía inferior); Pedro Villagrán Arroyo y Simón Arestizábal Porcile, directores.

Surgimiento de los primeros clubes Jugadores y técnicos del Club “Libertad”, integrada por estudiantes del Liceo de Hombres de Copiapó.

 

Surgimiento de los primeros equipos

 

En aquellos incipientes años del balompié copiapino se jugaba en una cancha ubicada en “La Máquina del Cerro”, un terreno situado contigo a la antigua cárcel, con un entusiasmo contagioso entre los primeros clubes que se formaron y que dieron vida a la naciente Liga. Algunos de ellos fueron el Deportivo “Atacama”, donde destacaban los hermanos Eduardo y Luis Guaita, los hermanos Francisco y Misael Escuti, Luis Iglesias, Luis Marín, entre otros; el “Ferrocarril”, con valores como Víctor Ávila, Camilo González, Jorge Arancibia, Luis Cisternas, etc.; el Club “Escuela Normal”, dirigido personalmente por Luis Valenzuela, y con jugadores como Luis Tirado, Eleodoro Guerra, Desiderio Oviedo, Mauricio Marín y otros; el “Chile Star”, donde actuaban Clemente Vassart, Felipe Risi, José Millacay, Manuel Castillo, Julio Fernández, y Luis Iribarren, por citar algunos; el Club “Bomberos”, con elementos como José Valenzuela, Marcos Guerén, Roberto Mercado y otros; el team “Escuela de Minería”, compuesto por José Seacord, los hermanos Rosauro y Raúl Santana, Victorio Viscki, etc.; el “Victoria Royal”, con notables jugadores, como Pedro Gravano, Humberto Astorga, Carlos Arancibia, Heriberto Sánchez, Humberto Navarro, Julio Malbrán y otros; el “Unión”, con Domingo Sánchez, José Camplá, Francisco Porcile, Eduardo Videla y Abilio Alarcón.

 

Primeros equipos campeones

 

Escuela Normal, de la mano del profesor Luis Valenzuela Hermosilla, destacó en la competencia de la liga copiapina. Entre los hombres de ofensiva se observa al que llegaría a ser un gran técnico: Luis Alamos.

Los diez primeros conjuntos que resultaron campeones oficiales de la Liga Copiapó fueron los siguientes: 1917 Ferrocarril, 1918 Deportivo Atacama, 1919 Escuela Normal, 1920 Chile Star, 1921 Escuela de Minería, 1922 Regimiento O´Higgins, 1923 Victoria Royal, 1924 Escuela Normal, 1925 Ferrocarril y 1926 Escuela Normal.

La Escuela Normal tiene un magnífico equipo de fútbol, con una gran cantidad de adeptos y de cultores de grandes condiciones. Se destacan con relieves nítidos, entre esos muchachos promisorios, Luis Álamos, centro forward; Horacio Arancibia, jugador completo, pues juega en cualquier puesto con igual eficacia, y Eduardo Pizarro. interior derecho, hermano del crack del Badminton, de la capital, que le sigue sus pasos, para nombrar sólo a los más caracterizados y a aquellos que cuentan con mayor número de admiradores en la región. Como se deduce del orden en que se fueron sucediendo los campeones, la competencia resultaba pareja en la liga copiapina, a pesar que pudo haber predominado la Escuela Normal dirigida por el profesor Luis Valenzuela, quien aplicaba un fútbol “científico”, como se llamaba en aquellos años al planteamiento táctico que estaba acompañado de la debida preparación física.

 

       Primeros presidentes de la liga

 

 

Primeros presidentes de la Asofútbol Don José Vásquez Zamora, presidió la Asofútbol copiapina a fines de la década de los cincuenta.

Los presidentes de la Asociación de Fútbol Copiapó, desde su creación, hasta mediados de la década de los setenta, fueron los siguientes:

1917-1919: Luis Valenzuela Hermosilla; 1920-1921: Nicolás Astorga Romero; 1922-1924: Carlos Arena Benavides; 1924-1926: Pedro Villagrán Arroyo; 1926-1927: Emilio Muño Mena; 1927-1928: Alberto Sierralta Sierralta; 1929-1930: Guillermo Dunstan Jory; 1930-1931: Humberto Cristi Labra; 1932-1948: Humberto Astorga Ramos; 1949-1950: Eduardo Cuello Ruiz; 1951-1952: Hernán Cortés Guerra; 1953-1954: Néstor Möller Alvarez; 1954-1955: Guillermo Pinto Monárdez; 1956-1958: José Vásquez Zamora; 1958-1959: Amable Cabrera Rodríguez; 1959-1960: Hernán Sepúlveda Contreras; 1960-1962: Amable Contreras Rodríguez; 1962-1963: Ricardo Farah Díaz; 1963-1964: José Vásquez Zamora; 1964-1966: Julio Pinto Marín; 1966-1967: Héctor Muranda Fajardo; 1967-1968: Fernando Melo Burton; 1968-1970: Hugo Maffei Gallardo; 1970-1974: Luis Carpanetti Fuentes; 1975: Elías Crutchik Waserman; 1976-1977: Ernesto Miranda Rojas.

 

Primer Cuerpo de Árbitros

 

 

Por iniciativa del propio Luis Valenzuela Hermosilla, el 17 de junio de 1918 se organizó el Cuerpo de Árbitros de Fútbol de Copiapó, siendo sus fundadores Federico Zepeda, Rosauro Santana, Eduardo Videla, Manuel Castillo, Misael Escuti, Raúl Alarcón, Eduardo Vassart, Pedro Villagrán y Luis Valenzuela, que fue el encargado de convertirse en el instructor para este entusiasta grupo de deportistas, pero que carecía del conocimiento acabado de las reglas que regían este deporte recién llegado a la ciudad.

 

 

Penurias de la naciente Liga de fútbol

 

La siguiente crónica aparece publicada en el Semanario “Los Sports” N° 35, en su edición del 9 de noviembre de 1923, y señala lo transcrito textualmente, respecto al desarrollo experimentado en los primeros seis años por la liga futbolística de Copiapó. El varonil y democrático deporte futbolístico se practica en Copiapó desde hace muchos años. Los clubes “Libertad”, “Escuela Normal», y «Atacama”, entre otros, subsisten mantenidos por nuevos atletas que conservan sus tradiciones y defienden con verdadero cariño los colores de sus uniformes.

En un principio, la falta de instrucción deportiva, tan indispensable para entrabar y encauzar por el camino de la hidalguía y moralidad los ardorosos impulsos de nuestra juventud, fue motivo de continuas incidencias que perjudicaban enormemente el desarrollo futbolístico.

De estos males nació la Liga de Fútbol de Copiapó, en el año 1917, afiliándose desde su nacimiento, a la Asociación de Fútbol de

Chile. Su primer presidente, su organizador, fue el excelente profesor de Educación Física, Luis H. Valenzuela Hermosilla. A este buen educador se debe la buena organización que en Copiapó se ha dado a los deportes.

Con el propósito de obtener otros datos, entrevistamos al actual secretario de la Liga, don Pedro Villagrán Arroyo, quien, en dos temporadas pasadas, ha desempeñado el puesto de vice-presidente.

-La Liga cuenta para sus trabajos con escasísimos recursos. Todo lo que se había logrado adquirir en mejoras del estadio fue destruido por el terremoto de noviembre de 1922. El pueblo está muy pobre y las personas de dinero no demuestran interés por estas cosas. En fin, tenemos lo principal: un campo de juego, facilitado incondicionalmente por el señor rector del Liceo, don Horacio Arce; buenos reglamentos y entusiastas dirigentes.

El dirigente, continúa comentando: -A pesar de la pobreza de nuestro estadio, es el punto de reunión obligado de todo el pueblo, sobre todo de la juventud estudiosa, que aquí es muy abundante. Los domingos en la tarde, todo el mundo va a la cancha. La cultura que han adquirido los deportistas, es como la barra, es un orgullo para la Liga”.

¿Y la municipalidad con qué ayuda a la labor de la Liga?

-La Ilustre Municipalidad presta a la Liga todo su apoyo moral; pecuniariamente nada puede hacer, pues, en la actualidad, es la más pobre de la República. En 1918 nos obsequió dos copas para ser disputadas por las primeras y segundas series. El club que logre escribir tres veces su nombre en ellas, se las adjudicará, definitivamente. Hasta la fecha han conseguido grabar sus nombres los clubes Libertad, Escuela Normal y Bernardo O’Higgins.

¿Y el Gobierno no concedió cierta ayuda para el fomento de los deportes?

-Efectivamente, pero nosotros estamos en Copiapó. ¿Quién va a pensar allá, en la fastuosa Metrópoli, que aquí se pueda practicar el deporte? Por lo demás, nuestra «mala leche», como diría mi vice-presidente, el teniente Vallejos, hizo que tal reparto nos encontrara en situación que recién volvíamos del formidable K.O. del terremoto del 10 de noviembre. Debido a las desastrosas condiciones en que quedó

Formación del Club Atlético “Escuela Normal”

la ciudad, en que los que no se fueron, tuvieron que dedicarse a construir refugios para sus familias y a tantas atenciones humanitarias, no pudo la Liga pagar su cuota anual a la Asociación, dentro del plazo fatal, y por tal motivo perdimos nuestra afiliación y todo reconocimiento de derechos. Jamás había faltado nuestra cuota, a pesar de que jamás hemos recibido ninguna ayuda de la Asociación.

-Por lo demás, pueden ustedes decir que tenemos un presidente que es un gran admirador de los deportes y que tal vez, quitando un poco de tiempo a sus enfermos, dedica una buena parte de él a preservar a la juventud de futuros males. Este es el doctor Carlos Antonio Arenas, quien está muy empeñado en hacer instalaciones de tribunas y otros arreglos, así como de concertar interligas que propaguen el desarrollo del buen fútbol.

 

 

           Participación en la Liga del Norte

 

Según da cuenta la edición N° 75 del Semanario “Los Sports” (15 agosto de 1924), la Liga de Fútbol de Copiapó, que desarrolla sus actividades desde hace varios años de manera ignorada de las demás colectividades hermanas, debido a que carece de los medios necesarios para poder recibirlas en su campo de juego y al abandono en que se ha dejado a este pueblo, tras el terremoto de 1922, fue la primera en responder al llamado de la dirigencia de Antofagasta, para concurrir a la gran concentración de las Ligas del Norte, con el objeto de elegir el equipo que debe representarnos en la gran competencia por la “Copa Simpson”.

Urgida por el tiempo, tuvo que suspender su calendario por la competencia local “Copas Municipales”, para formar en menos de ocho días su equipo, que debía representarla en la gran metrópoli del salitre, y llegar a la competencia ante un equipo formidable, veterano en esta clase de encuentros, como es Antofagasta.

El día 13 de julio de 1924, las tribunas del Club Hípico de Antofagasta y todo el contorno de la cancha de juego, se vieron repletos de asistentes. El equipo de Copiapó hizo su presentación luciendo su uniforme blanco con un escudo rojo, en el que lleva una

letra “C”, y acompañado del presidente de la delegación, don Pedro Villagrán, y del entrenador, don Luis Valenzuela Hermosilla.

El público de Antofagasta, muy culto y muy gentil, desde el primer momento distinguió al equipo visitante con sus simpatías, impresionándole su correcta presentación y el hecho de ser formado por muchachos, todos alrededor de 20 años.

Bajo la intachable dirección del árbitro local, Mr. Nicholls, se desarrolló el encuentro que mantuvo en gran expectación al público, hasta el último momento. El juego se hizo notar por la limpieza y por la cultura de sus hombres. Puede decirse que, durante todo el desarrollo del partido, a pesar de lo reñido que fue, jamás, en ningún momento, los jugadores perdieron la tranquilidad necesaria para guardarle al adversario todas las consideraciones del verdadero deportista.

Según la crítica de “El Mercurio” de Antofagasta, los jugadores actuaron “sin tocarse”. El resultado final fue: Antofagasta 3 goles; y 2 goles para Copiapó. Triunfo muy merecido para el poderoso cuadro de Antofagasta y una derrota muy honrosa para Copiapó.

En vista del juego desarrollado por el cuadro visitante, al que se le creía incapaz de hacer un papel siquiera mediocre frente a su contendor, la delegación copiapina fue vivada unánimemente. Los diarios, sin distinción de bandos, aplaudieron la conducta y la actuación del equipo visitante y le reconocieron un hermoso triunfo moral.

El directorio encargado de juzgar a los hombres que actuaban en este encuentro, eligió definitivamente a los jugadores Eduardo Cereceda y Eduardo Medina, para que pasaran a formar los ejes de la línea de halves y centro delantero del equipo seleccionado de la zona norte, honor que fue aceptado por Copiapó. El guardavalla Francisco Cortés, quo actuó en forma lucida, quedó en estudio.

En vista de la forma científica como se preparó y se trató al equipo copiapino, se solicitaron los servicios del entrenador Luis Valenzuela Hermosilla, persona que, por su preparación técnica, es un excelente profesor de educación física y estaba llamado a dirigir el equipo de la zona. Por desgracia, el señor Valenzuela, sólo pudo hacerse cargo de su puesto en el último momento.

Presidió esta delegación el presidente de la Liga, don Pedro Villagrán; como entrenador, el señor Luis Valenzuela. La nómina de jugadores fue la siguiente: Francisco Cortés, Osciel Rodríguez, Raúl Santana, Eduardo Cereceda, Heriberto Sánchez, Luis Tirado. Eduardo Medina, Arsenio Tapia, Manuel Cuevas, Ramón Segura y Pedro Gravano. Reservas: Isidro Saldaño, Humberto Navarro y Armando Guillino. Además, acompañaron a la delegación los corresponsales de “El Atacameño” y “El Amigo del país”.

La colonia de atacameños, presidida por el abogado Francisco Bustos Julio, recibió a los visitantes y los festejó en todo momento. AI presidente y entrenador de la delegación le obsequiaron hermosas medallas de oro, y los demás miembros recibieron artísticas medallas conmemorativas.

La Liga de Fútbol de Copiapó, muy satisfecha de su actuación, hace los preparativos del caso para recibir en un interesante encuentro a “Chuquicamata”, para septiembre próximo.

 

 

           “El Atacameño” se refiere a la liga local

 

El club «Bernardo O’Higgins», campeón de la segunda serie.

Esta institución, que ha desarrollado una activa labor durante la temporada que termina, goza en la ciudad de grandes simpatías en mérito de su gran obra cultural y de bien público que tiene a su cargo.

El diario «El Atacameño» reproduce un largo e interesante reportaje a su presidente, quien entre otras partes, dice: -Partidarios de la instrucción, es decir, en su aspecto moral, intelectual y físico, nos hemos acercado al presidente de la Liga de Fútbol de esta ciudad para recoger de sus labios todo cuanto se refiere a la obra que desarrolla esta institución deportiva que, en silencio y a fuerza de apreciables sacrificios, desarrolla una labor tan útil y generosa, como desconocida por la mayoría de nosotros.

Don Pedro Villagrán, con toda gentileza empieza por declararnos que es muy grato para él que se le brinde esta oportunidad para dar a conocer públicamente el progreso creciente de la institución que preside.

Nos hace resaltar que el concepto moral y disciplinario, cada vez más sólido entre sus miembros y, por ende, el mayor prestigio que va ganando la Liga ante la opinión pública, es cada vez mayor. Por sobre toda otra consideración, nos dice que se sanciona severamente al socio que quebranta los más elementales deberes de moralidad y caballerosidad.

La construcción de tribunas ha sido una tarea sobrehumana, tanto por la obra en sí misma, como por el esfuerzo pecuniario que ello ha demandado. Y aquí el señor Villagrán quiere manifestar su gratitud y reconoce la incondicional ayuda prestada por algunos caballeros de la localidad, como ser el comandante Camino, del Regimiento O’Higgins; el rector del Liceo, don Horacio Arce; el jefe de Telégrafos, don José Escauriaza; el alcalde, don José Cordero; el teniente Cumplido, etc., quienes en todo momento le han prestado el más generoso concurso para cuanto redunde en beneficio de los deportes. Satisfecho está también del concurso que aportan los miembros del directorio y delegados de los clubes.

Del cuadro seleccionado que fue a Antofagasta, destaca que todos quedaron satisfechos de su lucida actuación, y aún repercuten los aplausos recibidos en aquella metrópoli que supo valorar las bondades del conjunto copiapino.

En cuanto a la situación económica, don Pedro Villagrán admite que no es del todo desahogada. Los ingresos los forman las entradas a las canchas los días de partidos, inscripciones de clubes y algunos pagos extras. Los gastos, en cambio, son numerosos y los materiales muy caros y de mala calidad, por lo que hay que renovarlos con demasiada frecuencia.

Se creará una sub-Liga en Caldera y posiblemente otra en Vallenar, las que estarán afiliadas a la Liga de Copiapó. Esto tiene la intención de fijar partidos periódicos entre equipos afiliados a estos pueblos, como medio seguro de desarrollar este deporte en la más completa armonía. En fin, la Liga busca todos los medios honestos para propagar el deporte y despertar el interés de la gente por la cultura física, tan necesaria en toda época y en todos los tiempos.

La Liga de Fútbol está desarrollando una verdadera e intensa labor social, obra educativa y moralizadora que merece nuestros aplausos y respetos. Muchas personas así lo comprenden y le prestan su franco y decidido concurso. A nosotros nos toca pedir una sincera cooperación a todos y hacer votos porque la unión y la armonía sea el mejor baluarte que ella posea, para que pueda coronar brillantemente las nobles aspiraciones que inspiran tan noble institución.

EÍ nuevo directorio de esta institución está formado por antiguos deportistas, caballeros honorables, cultos y de gran prestigio. Lo forman profesionales, jefes de bancos, comerciantes conocidos y

El «Libertad», formado por alumnos del Liceo de Hombres. Equipo vencedor de la

tercera serie.

prestigiosos. Esta cualidad, y el conocimiento que aquí se tiene de su

preparación y entusiasmo, nos permiten augurar un próximo periodo

de mayor desarrollo y progreso para la Liga de Copiapó.

Don Ladislao Aguiló A., tesorero, que por su

entusiasmo ha sido reelegido en dos períodos.

 

Los Sports N° 95 – 2 de enero de 1925.

 

     Partido interliga entre Copiapó y Potrerillos

 

La Liga de Fútbol de Copiapó, en su deseo de propagar el deporte en la provincia de Atacama, concertó con la Liga de Potrerillos, de reciente formación, una competencia anual por tres años, poniendo en disputa el trofeo «Juan Timberlake».

Esta competencia se inició el día 18 de septiembre (de 1925), en la cancha del Liceo Fiscal, una de las mejores del norte del país.

El entusiasmo despertado en el mineral nortino, con motivo de los primeros avisos de este lance, fue enorme. Desde los primeros momentos, todo el mundo -puede decirse- se aprontó para bajar a Copiapó. Y esto se explica fácilmente, tomando en cuenta los miles y miles de deportistas que han llegado a Potrerillos, provenientes de todo el país, en busca de trabajo y que, ante un acto de tal naturaleza, no podían permanecer indiferentes, sobre todo con la expectativa de conocer la actuación de Ios futbolistas copiapinos.

De no haber mediado la falta de transportes para que los obreros estuvieran oportunamente en sus trabajos al regreso, habrían sido miles los deportistas venidos de Potrerillos; con todo y, a pesar de las restricciones de la Empresa, no menos de trescientos formaron la embajada presidida por el entusiasta y conocido sportsman Mario Tacchini, quienes llegaron en tren especial el mismo día de la partida.

El equipo visitante, formado por hombres que han tenido destacada actuación en diferentes ligas, desde Talcahuano a Tacna,

llegó a la cancha con todas las probabilidades del triunfo y fue así como, entre la gente que valora estas justas a su modo, se excedieron las apuestas a favor de Potrerillos, en proporción de dos a uno.

El equipo local, formado por muchachos que sólo han actuado dentro de la provincia, a excepción de uno o dos que han jugado fuera, se presentó sin entrenamiento. No fue posible tener un solo día, ni en ningún momento, a todo el equipo junto para alguna práctica de conjunto. Jugadores que pertenecen al Regimiento O’Higgins, estuvieron de guardia las dos noches anteriores al partido, y todos éstos, en formaciones, desfiles y tocatas el mismo día 18. Otros, del “Ferrroviarios”, anduvieron en servicio de trenes durante toda la semana, llegando el mismo día en que debían jugar, a la una de la tarde, Es justo sí, declarar que la Dirección de la Empresa no pudo dar las facilidades que otras veces ha dado, por falta de personal que reemplazara a los futbolistas ferrocarrileros.

Árbitro para esta contienda se eligió al entrenador del cuadro visitante, el viejo y conocido deportista Roy Lester, quien llamó a los contendores que se presentaron en medio de grandes aplausos del público. El capitán de Copiapó, Juan Peña, entregó a nombre de sus compañeros, al capitán de los visitantes, una hermosa bandera de seda, con los colores del estandarte de la Liga local. Este acto fue muy aplaudido.

Elegido lado y demás trámites preliminares, los cuadros formaron así: POTRERILLOS (celestes): Alfaro; Varas, Gatica, Vargas, Zarate, Carvajal, Araneda, Rojas, Costanso, Dorador y Rojas. COPIAPO (blancos): Cisternas; Risi, Peña, Castro, Delard, Ramos, Tapia, Ávila, Cabib, Figueroa y González.

Notables incidencias en el juego, con ventaja apreciable para Copiapó. Resultado final: dos goles para Copiapó, por uno para Potrerillos. El árbitro, muy severo y correcto. Por parte de los celestes, llamó la atención el medio zaguero Zarate, de grandes recursos y de mucha malicia; pero su juego no tuvo la eficiencia debida, porque se preocupa demasiado de los aplausos de la barra. El resto de la defensa es fuerte y activa, llevándose buenos aplausos, Varas, Gatica y Carvajal, quienes desbarataron peligrosísimas arreadas de los blancos.

Alfaro, golero potrerillano fue, sin duda alguna, el primer baluarte de los mineros, pues a su trabajo admirable se debió al score anotado

en contra de su equipo. En la última línea sobresalió Costanso, jugador de Talcahuano; Rojas, como inter, hizo un lucido papel. Estos dos, secundados por sus compañeros, llevaron lucidas avanzadas que fueron debidamente aplaudidas.

El equipo local se presentó con hombres de la calidad del zaguero Juan Peña; chico y delgado, pero de una acometividad, limpieza y seguridad admirables. Este hombre debe ser llamado para integrar los mejores conjuntos nacionales. Secundado por Risi, ligero y fuerte, con un lindo juego de cabeza, formaron la muralla china, donde se liquidaban las avanzadas de los celestes. En la línea media destacó el chico Delard; un gran medio zaguero, activísimo, rápido y un gran combinador por bajo. Este es otro jugador que recomendamos muy especialmente a los futuros organizadores de conjuntos regionales. Ya en mayo, don Carlos Fanta. reconoció en Delard, a un gran jugador. Sus compañeros, Castro y Ramos, respondieron seguros, alimentando inteligentemente a la línea delantera. La línea de ágiles desarrolló su acción en base a pases cortos y por bajo, evidenciando un progreso admirable. El centro Cabib y los aleros Tapia y González, fueron muy aplaudidos. Los inters trabajaron con tino y actividad. El portero Cisternas, respondió en muy buena forma, luciendo una buena defensa, las pocas veces que se vio requerido.

En resumen, estos partidos han servido para estrechar las relaciones entre los futbolistas atacameños y demostrar los progresos alcanzados en este deporte.

Se ha evidenciado la forma notable cómo el juego científico gana terreno en Copiapó, principalmente. Los trabajos de la Liga local empiezan a dar sus frutos. Haciendo un heroico sacrificio, trajo en mayo del actual, al Cuadro Internacional de la Federación, con el objeto de dar una lección objetiva a sus asociados de lo que es el juego moderno. El resultado del match con los maestros, fue de “siete” contra tres. No faltaron quienes criticaron al Directorio por haberse comprometido en un match con los seleccionados nacionales, imbuidos en un estrecho criterio regional. Ahora ya nadie deja de aplaudir aquel temperamento, ahora que Copiapó se puede presentar dignamente ante cualquier conjunto provincial.

-“Muchas gracias por la buena lección. Espero que cuando vuelvan por estas canchas, ya podamos disminuir el abultado score de

Oncena representativa de la Liga de Potrerillos. El medio, el “gringo” Lester que actuó como árbitro del cotejo.

los maestros”- fueron las palabras del presidente de la Liga copiapina, don Pedro Villagrán A., al señor Carlos Fanta.

Nosotros, al tanto de los progresos futbolísticos en esta tierra del chañar, en tan corto tiempo, creemos que las promesas del presidente de la Liga de Copiapó, se han cumplido en forma que ni él mismo lo soñó.

Los jugadores de Potrerillos son buenos y muy experimentados. Su actuación habría sido muy diferente a no mediar las malas condiciones en que se presentaron a jugar.

Creemos que el próximo inter-liga, será reñidísimo y en él se revelarán en mejores condiciones, ya que son de probada calidad.

 

“Los Sports” N° 135 – 9 de octubre de 1925.

 

 

 

 

         Vistazo a la Liga, a 9 años de su creación

 

 

Bien sabemos que el fútbol es el deporte más popular de Copiapó. La Liga local, que desde hace nueve años viene organizando y dando vida estable y disciplinada a los clubes que la componen, ha iniciado en mayo último la temporada de 1926. Domingo a domingo, las canchas oficiales que posee, se ven rodeadas de un público numeroso y bullicioso -demasiado bullicioso a veces- que se congrega ávido de gozar con Ios mil lances inesperados que ofrece un partido de fútbol.

Seis equipos de primera división, siete de segunda y cinco de tercera, se disputan actualmente los honores del campeonato, bajo el poderoso aliciente de ganar una vez más las hermosas copas municipales.

Atlético Escuela Normal, contingente estelar año 1924.

Los partidos jugados hasta ahora han tenido especial interés por el entusiasmo de los equipos, su mejor presentación y la buena calidad individual de muchos jugadores.

Desde el punto de vista moderno del juego, la crítica deportiva de la prensa está de acuerdo, sin embargo, de que hay mucho que andar todavía por estas tierras del chañar y de los terremotos. Muy poco se ha avanzado todavía y aun es largo el camino que hay que recorrer para nuestros dirigentes, en el sentido de inculcar un sistema de juego menos individual y más colectivo; menos brusco y más científico; con menos puntapiés impresionantes para las galerías y más eficientes para el resultado final. Aún triunfan en nuestras canchas anacrónicos jugadores “aerostáticos”.

Los resultados de los encuentros jugados hasta hoy día, en primera división, son los siguientes: Comercial 1-Victoria 0; Ferroviarios 1-Royal 0; Comercial 2-Ferroviarios 2; Atacama 2-Royal 0; Escuela Normal 5-Comercial 0; Escuela Normal 7-Atacama 1.

Los comentarios de los aficionados y de la prensa señalan como a posibles campeones a los fuertes y disciplinados equipos de “Ferroviarios”, “Escuela Normal” y “Victoria”, de Caldera.

 

“Los Sports” N° 173 – 2 de julio de 1926

 

       Club Escuela Normal: ejemplo institucional

 

El Club Atlético Escuela Normal es el más antiguo y prestigioso de la región y goza de un gran prestigio en toda la Zona Norte del país. Asimismo, tiene profundo arraigo en las provincias nortinas, pues en sus filas han militado todos los profesores primarios de Tacna a Coquimbo. Es el introductor del juego científico y moderno en Atacama.

Este año ha concretado la hazaña de clasificarse campeón por tercera vez en la Liga Copiapó y, por ende, ha conseguido la posición definitiva de la “Copa de Honor” que se disputaba en la liga copiapina desde 1918. Este equipo siempre ha sido la base de la Selección de Copiapó.

 

     Club “Atacama” empata con Wanderers

 

DESPUÉS del preliminar jugado en el Estadio -de los Ferroviarios de Valparaíso, entre un equipo del Santiago Wanderers y otro del Unión Royal, del vecino pueblo de las apetitosas paltas y ricas chirimoyas, que terminó con un empate de dos goles por lado, se presentaron los jugadores atacameños a medirse con los «taitas” del Santiago Wanderers, bajo la fiscalización del réferi Humberto Reginatto.

Los porteños sacaron la mejor «ropita» que podían disponer para la fiesta, como se puede ver a continuación: Hill. Cárdenas, Guerra, Cisterna, Elgueta, Barrera, Coddoud, Núñez, Giudice, Alfaro y Bustos, para poder hacer frente a los aguerridos visitantes, quienes presentaron el siguiente grupo: López, M. Bojas y Toro, Mercado, Zambrano, E, Rojas, Flores, D. Rojas, Trigo, Fernández y Moreno.

El match se inició con asistencia de unas dos mil quinientas personas; con calor y viento. El primer gol lo marcó Trigo para los nortinos, a raíz de una rosca; y el segundo, Giudice, con un tiro esquinado que produjo el empate.

Las actividades aumentan por ambos lados y los ataques se desenvuelven con maestría. Trigo, que ha demostrado ser fuerte y más que regular, se encarga de punzar el segundo punto.

Giudice fue comisionado para chutear un tiro penal, pero quiso la mala suerte o la mala pata, que la pelota, en lugar de buscar refugio en la red, se estrellara sobre los puños de López. Luego, Alfaro envía un pase por alto a Giudiee; y éste, de un cabezazo interna el balón en el arco atacameño, con lo que se obtiene otro empate.

Una copa y once medallas se habían destinado para el vencedor; pero como todo lo hace un buen arreglo, los locales se quedaron con las medallas, y los atacameños con la copa.

Después de los aperitivos, los dueños de casa ofrecieron una significativa manifestación a los nortinos, a la que asistieron más de cincuenta comensales. Creemos inútil decir que todas las viandas fueron objeto de grandes atenciones, especialmente de algunos de los asistentes que se lucieron haciendo juego individual.

 

Los Sports N° 213 – 8 de abril de 1927.

 

 

         Homenaje a Luis Valenzuela Hermosilla

 

Luis Valenzuela Hermosilla llegó muy joven a Copiapó, allá por el año 1907, como profesor de educación física de la Escuela Normal “Rómulo J. Peña”, denotando excepcionales cualidades como deportista y gimnasta en un medio que carecía de ellas. Fue acá donde formó una pléyade de discípulos que, una vez egresados, diseminaron sus enseñanzas por todo el país, especialmente en el norte, formando clubes y entidades que dieron notable y valioso impulso al deporte chileno. Su lema de “enseñar jugando” prendió en el alma de sus alumnos, futuros maestros, y fue llevando como una enseñanza hacia donde éstos fuesen a ejercer su profesión.

Podemos asegurar que Luis Valenzuela Hermosilla es la esencia misma del deporte copiapino. Desde sus comienzos, todas las actividades deportivas que él mismo creó y fomentó giraban en torno de su firme personalidad, de prestigio extraordinario como técnico, maestro de juventudes y hombre culto, sano y altamente inspirado. Desarrolló e impulsó entre nosotros el básquetbol, el fútbol científico, el tenis, el atletismo, el boxeo serio y honrado, el excursionismo y el scoutismo. Es un hombre que no necesita párrafos ni biografías, pues

nadie ignora su obra magnífica en todos los círculos donde actuó entregado sin fatigas a levantar el nivel físico y moral de miles de jóvenes. Digo “sin fatiga”, porque Luis Valenzuela Hermosilla con un organismo, un tesón y una voluntad puestos a toda prueba, siempre estuvo listo para actuar y proceder. No se le conocieron vacaciones ni descanso. Y nunca fue bien recompensado.

En 1927 fue decretado el cierre de la Escuela Normal de Copiapó y Valenzuela debió emigrar a Santiago, sin ocupación, al no ser profesor titulado, no teniendo cabida en ningún establecimiento educacional. Entonces ocurrió algo sorprendente y digno de admiración: toda la afición deportiva del norte de Chile, formada en su mayoría por sus discípulos y amigos personales, se movilizó y alzó su voz para solicitar al Gobierno la reparación a esta injusticia y su aceptación en el magisterio nacional. Así fue como pudo ser llamado a concurso para el cargo de profesor de educación física del Liceo “Barros Borgoño”, junto con otros 65 postulantes, ocupando Valenzuela el primer lugar, dejando admirados a los profesores examinadores por sus vastos conocimientos sobre la materia.

En mérito a su enorme capacidad, fue promovido luego al Internado Nacional “Barros Arana” y, más tarde, al Instituto de Educación Física de la Universidad de Chile, donde obtuvo su merecida jubilación, tras ejercer muchos años la docencia.

En la capital tuvo la ocasión de alternar con las altas esferas del deporte chileno e internacional, rodeando su personalidad de honrosos cargos y consideraciones. Fue elegido presidente de la Federación de Fútbol de Chile, por varios periodos consecutivos, desde 1937 en adelante; luego, primer vicepresidente de la Confederación Panamericana de Fútbol; también presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol y representante de ella ante la (Federación Internacional de Fútbol Asociado); años después resultó electo presidente del Comité Olímpico de Chile, entre otros tantos cargos.

Por todo ello y por su fecunda y tenaz labor en beneficio del deporte, tanto por lo hecho en Copiapó, en Chile y en América en general, es que el otrora Estadio Fiscal de nuestra ciudad pasó a llevar honrosa y merecidamente su nombre, iniciativa que lo recordará perpetuamente como un símbolo de tenacidad, laboriosidad, trabajo y esfuerzo, y un ejemplo permanente para todos aquellos que han abrazado la difícil tarea de conjugar la docencia y el deporte.

 

 

                   Futbolistas copiapinos ilustres

 

 

Al centro, Eladio Rojas Díaz, integrando la delantera del seleccionado copiapino. Era 1955, dos años más tarde, comenzaría su triunfal carrera deportiva en el Club Everton de Viña del Mar, hasta consagrarse como seleccionado chileno, en la justa mundialista de 1962, donde convirtió los tantos decisivos que le dieron a nuestro país el tercer lugar planetario. En la foto inferior, durante una visita del cuadro ruletero a Copiapó

“Cuando niño jugaba mucho al frontón, aprovechando que había una pared con un arco pintado. Jugábamos dos contra dos y el que perdía se iba poniendo al arco. Fue en ese tiempo, cuando un compañero me dijo: ´Tienes una pata bendita para pegarle a la pelota´ y ahí quedó para siempre ese apodo. Si volviera a ser niño, volvería a ser jugador de fútbol”. Estos son los recuerdos y los sueños de Osvaldo Castro Pelayo, “Pata Bendita”, sobre sus humildes comienzos en un sector de la población “Pedro León Gallo” de Copiapó, donde nació el 14 de octubre de 1947.

El delantero atacameño fue un delantero que se lució con su potente disparo de pierna izquierda y su gran olfato goleador, comenzó a jugar fútbol en el Club “Pedro León Gallo” de la población copiapina del mismo nombre.

Inició su carrera profesional en el equipo Unión La Calera a en 1965. En 1969 pasa a Deportes Concepción, donde obtuvo el título de goleador del campeonato oficial de 1970.

Público asistente repleta las primeras tribunas que tuvo el Estadio Fiscal de Copiapó, hoy conocido como “Luis Valenzuela Hermosilla”. Nótese la precariedad de la infraestructura que contrasta con la elegancia de los señores y las damas que acudían a observar los partidos, alrededor de los años 50.

Antigua Selección de Fútbol de Copiapó. (década años 70)

 

 

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