¿Renuncia o destituyen a la ex intendenta Berta Torres?

 

Por: Sergio Zarricueta Astorga

 

 

*La ex primera autoridad regional alcanzó a estar solo cuatro meses al frente del gobierno de Atacama. Razón de fondo, sería la mala evaluación de su gestión y falta de empoderamiento en el cargo.

 

Se veía venir. Para algunos fue la “crónica de una muerte anunciada”. Esto, en referencia a la destitución de quien fuera hasta ayer martes la intendenta de Atacama Berta Torres Licuime. La información oficial dice: “Se le aceptó la renuncia”, pero, para qué estamos con eufemismos: en Chile simplemente se destituye a las autoridades que el nivel central estima que no están cumpliendo bien con la pega. Nadie o muy pocos se dan el gusto de “renunciar”.

 

Si nos ponemos a revisar sus cuatro cortos meses al frente de la Intendencia, son muchos los factores que en tan corto tiempo afectaron su gestión. En primer lugar, no pudo luchar contra los índices de desocupación que alcanza hoy Atacama y que, incluso, aumentaron, particularmente en Vallenar, donde llegaron a dos dígitos. Tampoco fue capaz de articular algún plan de emergencia laboral con las empresas de la región. “Le faltó muñeca”, dijeron algunos.

 

De hecho, como una forma de ir en auxilio de la región, fue el propio ministro Prokurica quien tuvo que decretar la postergación del pago de los créditos de sustentación por parte de los pequeños mineros, durante tres meses, como medida paliativa para un sector golpeado con los bajos precios del cobre y que mueve en forma importante la economía regional.

 

En segundo lugar, la intendenta Torres tampoco pudo luchar contra los índices de delincuencia que, curiosamente, también aumentaron en estos últimos meses, sobre todo en Vallenar, donde tuvo que recurrir a una jornada en terreno junto al general de Carabineros, para dar una señal de preocupación de las autoridades, iniciativa más bien publicitaria que efectista, tendiente a aquietar los ánimos de la población local, tras la muerte de un poblador en el sector de Torreblanca.

 

¿Y qué podemos decir de la inversión regional? La senadora Yasna Provoste denunció hace unas semanas que Atacama registraba la inversión regional más baja del país y, por esta razón, advirtió que una manera de mostrar “eficiencia” en el gasto, el Gobierno Regional traspasaría fondos al CORE. La “profecía” de la senadora demócrata cristiana se cumplió con el traspaso de 3 mil millones de pesos.

 

Otro de los factores negativos en el análisis de la gestión de la ahora ex intendenta Berta Torres, debió ser sin duda su poca presencia en terreno, su falta de liderazgo y de empoderamiento como jefa regional, ya que Atacama sigue siendo una de las regiones que muestra más atraso en la conformación de su gabinete de colaboradores, entiéndase: seremis y directores de servicios.

Doña Berta Torres tampoco tuvo presencia en la prensa, mostrando una débil gestión comunicacional, siendo opacada en los actos públicos por el alcalde de Copiapó y el gobernador Manuel Corrales, quienes se apropiaban del protagonismo informativo mediático, en desmedro de la primera autoridad regional. En los diarios regionales, en los portales de internet y en los canales de televisión regional, solo veíamos al alcalde de Copiapó y al gobernador Manuel Corrales. Parecía que no había intendenta. Incluso, el propio Manuel Corrales tuvo que acudir a “apagar incendios” que no eran su responsabilidad, como ocurrió con los pescadores de Caldera que se habían tomado la carretera y con los vecinos de San Antonio que habían hecho lo mismo en reclamo por una antigua demanda no cumplida de instalación del servicio eléctrico.

 

La gota que rebalsó el vaso para demostrar que estaba perdiendo autoridad como intendenta, fue el desaire que le hizo hace unos días el alcalde de Huasco, Rodrigo Loyola, quien no tuvo empacho en dejarla plantada junto a su equipo técnico en una visita efectuada al puerto huasquino.

 

Al mismo tiempo, hay que recordar que el alcalde de Freirina, César Orellana, también criticó hace unas semanas al gabinete regional, señalando que había seremis y directores de servicios que al parecer no conocían el camino para llegar hasta su comuna y, a través de las redes sociales, les hizo llegar un mapa indicativo para que pudieran ubicarse con el trayecto. En el fondo, esto no era más que el reflejo de la falta de conducción y ascendencia de la jefa sobre sus colaboradores. En buen chileno, faltaba mano dura o más firmeza para “chicotear los caracoles”.

 

Volviendo a la pregunta inicial: ¿La intendenta renunció o la destituyeron? Por lo analizado, no hay dudas en que lamentablemente le pidieron la renuncia por mala evaluación, sobre todo si recordamos que, al cumplirse los 100 días de gobierno, ella manifestó en varios medios de prensa locales que contaba con la confianza del Presidente Piñera y que estaba contenta con su pega.

Entonces, ¿Qué fue lo que realmente ocurrió? ¿Qué dirá a todo esto el ministro Baldo Prokurica, que fue quien supuestamente dio su nombre para este cargo? ¿Quién será el sucesor titular?: ¿Podrá ahora sí ser designado Daniel Llorente (presidente de la Corproa) o doña Lina Arrieta (presidenta de Apeca)?, por dar dos nombres. ¿Y por qué no, el mismo Manuel Corrales?. El tiempo dará la respuesta.

 

La historia continuará….

 

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