Manifestaciones en Brasil y el mundo reclaman la libertad para Lula

DW

Hace un año que el expresidente brasileño está preso. Las movilizaciones fueron en diferentes puntos del Brasil y en varias otras ciudades del mundo. «Soy un preso político, exiliado de mi propio país», escribió Lula.

 

Miles de personas se movilizaron en Brasil y en otras ciudades del mundo este domingo (07.04.2019) para pedir la liberación del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. La mayor convocatoria fue frente a la cárcel de Curitiba (en el sur), donde está preso desde hace exactamente un año.

Desde temprano se congregaron los manifestantes para exigir la libertad del dos veces presidente (2003-2010), de 73 años. Lula cumple una pena de 12 años y un mes.

«Es un proceso que no tiene ni pies ni cabeza que no podemos aceptar. Vamos a seguir manifestándonos y luchando por sus derechos», advirtió el excandidato presidencial Fernando Haddad, derrotado por Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones de octubre.

Se realizaron marchas en unas 40 ciudades del Brasil. El apoyo internacional tampoco se hizo esperar: en París, Viena, Lisboa, Londres, Berlín, Buenos Aires y en otras ciudades hubo también actos.

La cuenta de Twitter @LulaOficial divulgó imágenes de manifestaciones y actos de apoyo al exmandatario en otras ciudades de Brasil, entre ellas Sao Paulo y Belo Horizonte, en el sureste, y en varias capitales del exterior.

 

Efecto electoral  

Resuelto a probar su inocencia ante lo que considera una «farsa judicial», Lula escribió en una carta que fue leída frente a la cárcel por la presidenta del PT, Gleisi Hoffmann, que su candidatura a las elecciones del pasado octubre fue inhabilitada para evitar que volviera a la presidencia.

«Nunca presentaron ni una prueba contra mí. Soy un preso político, exiliado de mi propio país», escribió.

En un artículo titulado ‘¿Por qué tienen miedo de Lula libre?’ y publicado firmado por él mismo y publicado en el diario Folha de Sao Paulo, aseguró que su encarcelamiento busca evitar que reorganice a la oposición en el país.

Además, denunció la «parcialidad» del actual ministro de Justicia de Bolsonaro, Sergio Moro, el exjuez responsable de su condena en primera instancia.

La condena

El exmandatario fue condenado en primera y segunda instancia por corrupción pasiva y lavado de dinero, como beneficiario de un apartamento puesto a su disposición por constructoras a cambio de beneficios contractuales con la estatal petrolera Petrobras.

En febrero de este año, fue sentenciado a otros 12 años y 11 meses, al considerar que obtuvo reformas en una hacienda, igualmente a cambio de contratos en la petrolera estatal.

Si esta pena es ratificada en segunda instancia, sus condenas sumarían 25 años. Pero bajo la ley brasileña podría gozar de un régimen semiabierto con cuatro cumplidos, un sexto de la sentencia, siempre que no sea condenado en otro de los procesos que tiene abiertos.

Sus recursos han sido rechazados, y el pasado jueves el Supremo Tribunal Federal (STF) aplazó sin fecha las discusiones de la próxima semana sobre un cambio de jurisprudencia para los condenados en segunda instancia, que podría conducir a su excarcelación.

 

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