Trabajo y turismo; una reflexión socioeconómica

 

Se acercan fechas de feriados; comienza la especulación en relación a los viajes y sus respectivos valores; Dejando de lado las motivaciones individuales para buscar destinos, se esconde una profunda manifestación estructural, escapar de la rutina del trabajo.

De una forma u otra siempre hemos necesitado y necesitaremos “trabajo”, el punto es ¿es lo mismo la concepción clásica del término vs la que se entiende hoy?

Trabajo se construye tradicionalmente como producto natural del vínculo Hombre-Mujer/ambiente. Es lo que determina y libera su conciencia; le da motivo y valor a su accionar en el mundo.

Modernamente el trabajo pierde su cualidad liberadora; No es grato, no genera reflexión y menos bienestar personal, nadie se siente a gusto con 44 hrs semanales encima; Nace el “turismo” como una salida a esta sensación estructural de agobio.

Personas, familias, grupos y/o colectivos son capaces de “hipotecar” emocional y materialmente todas esas sensaciones no gratas por tener un espacio/tiempo donde escapar de esta realidad. Aparecen las tarjetas de crédito como una opción para esta meta; reproduciéndose así el fenómeno del sobrendeudamiento.

En base a la situación anterior las instituciones comerciales generan oportunidades de negocio. Modifican precios a su antojo, restringen itinerarios o monopolizan los medios de acceso a dichos destinos esperados.

Interesante ver como esta lógica, preponderante en América latina, tiene distintas manifestaciones; Mientras para nosotros/as el turismo va de la mano con escapar de las estructuras laborales modernas, para quienes son extranjeros, es América latina el lugar donde no existen dichas estructuras. Una especie de continente mágico exento de premisas racionales.

Vestimentas folklóricas, rutas místicas y modismos excéntricos, manifiestan simbólicamente lo que “se significa” desde el norte; un continente semi-moderno, psicomágico, donde – como decía García Márquez – las personas pueden salir volando entre sabanas y montañas.

¿Y si no somos parte de esas estructuras, qué es lo que nos coerciona? ¿Que genera esa angustia y agobio frente a la jornada y/o modelo laboral actual? Al parecer dichas categorías son poco pertinentes a nuestro territorio e historia. No somos parte, tradicionalmente, de la cronología lineal moderna, pero nos gobierna económica, política y socialmente.

Es así como se reproducen los mecanismos impuestos por la Modernidad foránea; Buscando esa libertad, ese estado de plenitud ancestral – totalmente legítimo- nos encontramos entrampados entre las salidas posibles al agobio y las condiciones materiales que nos rodean, Ejemplo de lo anterior: la empresa turística actual.

 

José miguel Guzmán

Académico

Ucentral Región de Coquimbo

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