RESEÑA HISTORICA VALLENAR DEL AYER El desaparecido pueblito de La Laja

 

¿Les suena el nombre “La Laja”?… Les doy una pista…. ¿Conoce el embalse Santa Juana?… ¿Ha recorrido los 14 kilómetros de extensión de sus aguas cortina arriba?…. Debajo de todos esos miles de millones de metros cúbicos de agua estuvo ubicado este pueblito hasta el año 1995.

La Laja llegó a ser un hermoso poblado, donde sobresalían sus huertos con plantaciones de paltos, duraznales, nísperos, limoneros, parronales, porotos, choclos, tomates y otras hortalizas. Para los viajeros que subían o bajaban desde Alto del Carmen era casi obligatorio hacer un alto en La Laja, ya que allí podían disfrutar de la hospitalidad de la gente lugareña y los primores de temporada.

Este pueblo tuvo una característica muy particular. Casi toda su población compartía dos apellidos: Huanchicay y Varas. Don Pedro Huanchicay es el primer vecino del que se tiene registro, por una ofrenda económica que realizó al Santuario de la Virgen de Andacollo en 1875, según la anotación que hizo el encargado de este templo. Estaba casado con doña Felisa Varas, de cuya unión seguramente se extendió el árbol genealógico, a partir de esos años. De hecho, en 1880 aparecen bautizando al primogénito Pedro Segundo Huanchicay Varas.

La Laja tuvo su propia escuela, alrededor de 1920, siendo su directora doña Corali Vargas, quien en 1925 dio aviso a las autoridades sanitarias de Vallenar que la tos convulsiva se dejaba sentir en el poblado como una verdadera epidemia, razón por la cual pidió el cierre de su colegio hasta que pasara la emergencia. Otras profesoras de este colegio fueron Raquel Maurás, Estefanía Aguirre, Josefina Patiño y Smara Cruz Rivera, quien ejerció su cargo hasta el año 1970. La última profesora de esta escuela unidocente fue doña Eliana Varas Espejo, nacida, criada y educada en este mismo pueblo, quien tuvo el dolor de poner candado por fuera a su querida escuelita en 1995, ya que habían terminado los trabajos de la cortina del embalse y pronto empezaría el proceso de inundación del valle para el llenado del embalse, lo que ocurrió a plenitud en 1997, luego del verdadero diluvio que se dejó sentir en la región, lo que trajo consigo una gran avenida del rio, como nunca antes había ocurrido, haciendo que el embalse se llenara milagrosamente en apenas un par de meses.

Allí, bajo el agua, quedó la pequeña escuelita; al igual que los callejones Los Lúcumos y La Era que conducían, respectivamente, hasta el predio de José Mercedes Varas Herrera y Justino Huanchicay. Sin embargo, por muchos años se pudo ver la copa del pino gigante que seguía erguido, asomando sobre el nivel de las aguas, como mudo testigo de que allí alguna vez allí hubo una pequeña aldea, en la que nacieron y crecieron muchos “lajinos”, para quienes su pueblo era prácticamente un paraíso en medio de la provincia del Huasco.

 

                BONUS TRACK: EFEMERIDE REGIONAL

Rafael Segundo Torreblanca Dolarea fue un poeta, ingeniero y soldado copiapino que, a los 26 años de edad, murió en acto heroico en la Batalla de Alto Alianza, en Tacna, en plena Guerra del Pacífico, al amanecer del 26 de mayo de 1880, cuando en compañía del soldado juramentado, Moisés Arce, se lanzó al frente de sus hombres en la hora de mayor refriega, encontrando la inmortalidad en medio de las filas enemigas, como solo caían en aquel tiempo los héroes acribillados de balas y bayonetazos.

Su nombre está inmortalizado en el patronímico de nuestro regimiento 23 “Copiapó” y en diversas calles y poblaciones de nuestra región, como la población Torreblanca de Vallenar y Copiapó, en homenaje y reconocimiento a un hijo que con su vida defendió la honra y el honor de los hombres de Atacama.

 

                              DEPARTAMENTO DE COMUNICACIONES Y RRPP

                                     Martes 26 de mayo de 2020

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