Ruperto Álvarez Figueroa Capital del Regimiento Atacama e Intendente de Coquimbo

 

Por

Osven Olivares Castro,

de la Sociedad Pedro Pablo Muñoz Godoy

  

El 8 de enero de 1892 según Decreto N° 703 es nombrado Intendente de Coquimbo Ruperto Álvarez Figueroa, ex – capitán de la 4° compañía del 1° Batallón del glorioso Regimiento Atacama durante la Guerra del Pacífico. El nuevo Intendente asume sus funciones administrativas el día 18 de enero del mismo año.

La provincia entera se engalana para recibir a la nueva autoridad provincial y la prensa de la época se esfuerza por reseñar en sus columnas la vida de tan ilustre hijo de la tierra atacameña, y el cual debería de regir los destinos de la provincia por el tiempo en que las autoridades centrales lo considerasen pertinente.

Patriota decidido, el señor Álvarez puso su espada desde el primero momento al servicio de la causa del Congreso, embarcándose en Coquimbo con el primer contingente de voluntarios, entre ellos muchos antiguos compañeros de armas que volvieron hacer juntos las nuevas campañas militares. Finalizada la contienda retornó a sus lares cuando ya el orden quedaba restablecido y asegurado el imperio de las leyes, volvía a la vida privada satisfecho el corazón y tranquila la conciencia por haber cumplido noblemente con sus deberes.

El periódico El Coquimbo de esa época con verdad justificada dio a conocer en sus columnas de honor la personalidad del nuevo intendente, pero siempre juzgamos oportuno escribir algunos rasgos resaltantes de su vida pública, para que mejor se comprenda al mandatario que le cupo la suerte obtener a esta provincia, así nos dice su amigo y compañero de armas, el ex subteniente del mismo cuerpo atacameño don Pedro Antonio Martínez; quien ese año se desempeñaba como Teniente de Aduana en el puerto de Tongoy, y, a quien dejaremos ahora la palabra.

“Nació don Ruperto Álvarez en la capital de Atacama, en esa provincia que ha sido y es el más inquebrantable baluarte de las libertades públicas del país y tan rica en metales preciosos como en corazones varoniles; y sus honrados padres como su enérgico y probo hermano mayor don Juan, guiaron los primeros pasos de don Ruperto por esa senda de ideas y aspiraciones que hace llegar al hombre a la meta del deber, sin desviarse por las asperezas y obstáculos de la marcha”.

“Desde la edad en que el hombre principia a ver el mundo bajo un prisma dilatado de luz y la inteligencia concibe ideas, deseos y aspiraciones entre el centelleo de las concepciones de un cerebro juvenil, Álvarez recibió ejemplos y lecciones de don Felipe Santiago y don Manuel Antonio Matta, en cuyo noble y cariñoso hogar nutrió su espíritu con bellas enseñanzas y austeros principios de puro y acendrado patriotismo”.

“Templada su alma en el yunque del trabajo, desde joven formó parte de esa comunidad de atletas que con empuje sobrehumano han domado el desierto, arrancando a los páramos inclementes del norte sus más ocultas riquezas, formando centro de actividad industrial en las sierras abruptas y calcinadas arenas”.

“La guerra de 1879 lo sorprendió en Caracoles y desde la toma y posesión del Litoral presto su generoso concurso a la causa de la patria, y como capitán del Batallón Caracoles hizo la campaña a San Pedro de Atacama; campaña llena de penalidades por ser la inicial y la de preparación para las otras tan fructíferas y gloriosas que nos dieron el dominio de las dos naciones”.

“No aviniéndose su carácter a la vida sedentaria, se enroló en las filas del 2° Atacama, en el que se refundió después en el Regimiento del mismo nombre, y, en este cuerpo militar hizo la campaña a Lima, habiéndose encontrado en las acciones de Chorrillos y Miraflores y distinguiéndose por su serenidad y valor en el combate”.

“Abandonando la espada del guerrero aceptó la gobernación de Caldera y ocupó ese puesto hasta que Caldera fue rebajado a subdelegación y elevado a gobernación Chañaral; y le cupo a don Ruperto el honor de ser el primer Gobernador y el organizador de los negocios públicos de ese departamento”.

“Su labor administrativa en Chañaral fue progresista, y con incansable tesón trabajó por su prosperidad, llegándose a conquistar el aprecio y respeto de todos sus gobernados, amigos y adversarios”.

“Uno de los rasgos más culminantes de su administración en Chañaral fue la renuncia de su puesto. Don José Manuel Balmaceda, candidato oficial a la presidencia de la República, le escribió una melosa carta insinuándole que trabajara en favor de su candidatura, y, Álvarez, con la dignidad y entereza de verdadero radical, le contestó que, respetuoso de las leyes y de los derechos del ciudadano, no podía coartar la libertad de sus gobernados ni en intervenir a favor de nadie, puesto que él no era agente electoral sino un mandatario encargado de hacer cumplir las leyes”.

“El incontinente renunció a su empleo y se retiró a la vida privada”.

“El señor Álvarez, como don Manuel Carrera Pinto, Matta, etc., comprendió lo funesto que, para el país y sus instituciones, sería aquel amanerado político que bajo un exterior de dama ocultaba maquiavélicos instintos”.

“Conocido el temple de su alma, lógico era que entrase de lleno a defender y cobijarse bajo los gloriosos pendones que el 28 de agosto se abrillantaron con la espléndida victoria que desmoronó la tiranía”.

“Cuando la escuadra redentora se levanto en armas contra el ex presidente Balmaceda erigido en dictador por su omnímoda voluntad, entró franca y resueltamente a defender sus convicciones, prestando un valioso concurso a la causa constitucional”.

“En su puesto de Intendente de Atacama, contribuyó eficazmente a ese notable movimiento de opinión que precipitó a toda la provincia a firmar un grueso ejército que corrió entusiasmado a salvar nuestras instituciones amenazadas por el despotismo de un demente”.

“En el pueblo de su residencia, Coquimbo, salió elegido municipal por el partido radical en las últimas elecciones, como un testimonio elocuente de las simpatías que le profesan sus correligionarios”.

“Demócrata sincero, patriota sin afectación; hombre de principios avanzados y de arraigadas convicciones radicales es un político leal, transigente con el adversario, benévolo con los pesimistas y firme en el cumplimiento de sus deberes”.

“Creemos que el señor Álvarez es el llamado a apagar el fuego de las pasiones que arde en los círculos de bandería en La Serena, y será prenda segura de concordia, y un mandatario que hará honor a la confianza depositada en él por el Supremo Gobierno”. Hasta aquí dejamos la semblanza que nos hace de él don Pedro Antonio Martínez y nosotros continuamos reseñando la vida de tan ilustre servidor público.

Así; tan pronto como asumió sus funciones administrativas el señor Intendente don Ruperto Álvarez tomó su primera medida administrativa, y esta consistió en realizar una visita a todos los departamentos y subdelegaciones que conformaban la provincia de Coquimbo.

El día 20 de abril de 1892 arribó a  Illapel, donde fue recibido con mucho entusiasmo por los habitantes de esa población encabezada por su Gobernador don Gonzalo Gómez. Esa misma noche fue invitado por la autoridad anfitriona a un banquete a nombre del pueblo de Illapel. Al día siguiente visito los establecimientos públicos y algunas Escuelas Primarias.

Después de despedirse de las autoridades locales y agradecer sus exquisitas atenciones de que fue objeto su persona, emprendió a las 5 A.M. su viaje rumbo hacia el departamento de Combarbalá donde arribó sin novedad el día 25 de abril, con el fin de imponerse de las necesidades más apremiantes del servicio público y de las mejoras que podían hacerse en bien de la localidad. Fue recibido con mucha entusiasmo por los habitantes a pesar de ser un pueblo muy adicto a Balmaceda.

En este departamento al igual que en el de Illapel, inspeccionó detenidamente, oficinas, escuelas y demás establecimientos públicos.

Su amabilidad y fino trato, su palabra franca y sincera le atrajeron el cariño y el aplauso de los habitantes de ese departamento.

En un banquete que se le obsequió al señor Álvarez, este brindó por la unión de todos los chilenos a favor del progreso del país. Sus propósitos de conciliación fueron muy bien recibidos. Luego que se despidió agradecido de los combarbalinos, emprendió viaje hacia el departamento de Ovalle. Pero antes de pasar a este departamento dejamos a nuestros lectores con una crónica de un corresponsal de la época sobre la visita del señor Intendente al pueblo de Combarbalá.

“Hacía mucho tiempo que no teníamos el honor de ser visitados por un mandatario más simpático y mejor animado para servir los intereses de la provincia de Coquimbo y con ella a nuestro abandonado departamento de Combarbalá”.

“Apenas hubo llegado el señor Ruperto Álvarez, la municipalidad y prestigiosos vecinos del departamento, le ofrecieron una modesta comida, como sincera manifestación de cariño hacia el simpático mandatario que tan de corazón iniciaba una política levantada y justa a favor de todos sus gobernados”.

“En Combarbalá, departamento que fue adicto a Balmaceda, se conocía cual era verdaderamente la política que comenzaba el señor Álvarez y se leía con gusto su patriótica respuesta dada en el banquete que le ofrecieron todos los vecinos de Illapel, sin distinción de colores políticos”.

“Aquí, como en el vecino departamento, el señor Álvarez dijo, que su política en la provincia tendía a borrar del corazón de todos, los dolores de la revolución; y a buscar el concurso de los ciudadanos para continuar de nuevo la obra del progreso en que antes se hallaba empeñada la política del país”.

“Agregó: “Después de Concón y La Placilla debemos todos ser suficientemente generosos y patriotas para deponer gustosos nuestra pasada amargura y abrazarnos como chilenos y hermanos”.

“Si fuimos valientes para sostener nuestras ideas políticas en presencia de la Constitución, seamos otro tanto para proseguir en la lucha por el progreso del país y bienestar del pueblo, dentro de una paz y tranquilidad que a todos es necesario conservar”.

“Los hijos del pueblo, los que pelearon rifle en mano sobre el campo mismo ensangrentado de las batallas, apenas disipado el humo uno y otros abrazaron se llamándose: Hermanos”.

“Yo creo y espero que la clase directiva y de ideas homogéneas de mi país, ha de tener tanto o más patriotismo que el manifestado por los soldados de La Placilla y Concón”.

“Generosidad de sentimientos y elevación de miras, es lo único que necesitamos para encontrar el camino por el cual todos debemos llegara tan estrecha como simpática unión”.

“Nadie podrá razonablemente negar su concurso a la acción de su gobierno serio y responsable, cuyo innegable prestigio lo debe a la firmeza de sus ideas y a la claridad de sus actos”.

“Yo como Intendente de esta provincia, puedo también asegurar que la intervención electoral gubernativa, es hoy una planta muerta de que no necesita el país, sujeto como se halla el gobierno al régimen parlamentario”.

“El porvenir y la política del país depende hoy de la organización de los partidos y del patriotismo de sus hombres. El gobierno será en adelante la más fiel expresión de la voluntad del país, manifestada en elecciones verdaderamente libres y honrosas para Chile y su actual gobierno”.

“Las palabras del Sr. Álvarez impresionaron vivamente a los asistentes, quienes no encontraban palabras suficientes con que manifestar su entusiasmo hacia el mandatario de la provincia”.

“Al siguiente día se constituyó en visita y después de recorrer las oficinas, escuelas, y además establecimientos fiscales que examinó con detención, partió para Ovalle, el miércoles a las 5 ½ de la mañana”.

“Esperamos que haya tenido buen viaje y que los amigos políticos de Ovalle y La Serena cedan ante el patriótico llamado del Sr. Intendente”.

“Illapel y Combarbalá aplauden la nueva política del Señor Álvarez; desisten de hacer obstrucción y se ofrecen como cooperadores de su política. Esta es obra de patriotismo”.

“Es de esperar que los liberales de La Serena y Ovalle, que han sido soldados de conciencia y leales, habrán también de seguir la sensata conducta de sus amigos del sur de la provincia”.

“La tirantez injustificada y la obstrucción, es improductiva y antipatriótica, si grandes causas no la imponen como un deber. Hoy día es necesario que nuestros amigos se sacrifiquen un poco, a fin de que soplen mejores días para la patria y el pueblo.” Hasta aquí  la nota de  este Corresponsal.

El día 29 de abril llegó la comitiva a la ciudad de Ovalle sin novedad, aquí fue recibida por la sociedad de Ovalle. Entre las muchas manifestaciones de simpatía que recibió el digno mandatario figura en primera línea un gran banquete de 80 cubiertos que se dio el viernes 29 de abril en el Hotel Francia.

El salón donde se dio el banquete estaba adornado con exquisito arte y buen gusto, habiendo profusión de flores, coronas, cenefas de verduras e inscripciones alegóricas. El servicio fue esmerado e irreprochable.

Ofreció el banquete el señor Julio Kaulen, ex gobernador interino de este departamento y entre los invitados figuraban el Gobernador don David Perry Lanas, ex cirujano voluntario del Regimiento Coquimbo durante la Guerra del Pacífico; don Julio Kaulen, anfitrión del banquete; don Arturo Ruiz Tagle, ex subteniente de la 2° compañía del 1° Batallón del Regimiento Atacama; don Carlos Castex; don Pedro Antonio Martínez, ex subteniente del Regimiento Atacama; don Antonio Carmona; don Pedro L. Alfonso y muchos otros importantes vecinos.

Hicieron uso de la palabra, pronunciando hermosos brindis, el Gobernador don David Perry y los señores Juan G. Rojas; don Pedro Antonio Martínez, don Enrique Barnes; don Ascencio Illánes; Bartolo Tirado y Benito González.

El señor Intendente después de visitar las principales oficinas públicas se despidió de las autoridades de Ovalle y retornó a la ciudad de La Serena.

Después de unos breves días de descanso el señor Álvarez emprende con su esposa y familia una visita a la ciudad de Vicuña, siendo recibido en esta por el Gobernador Interino don José Castro el día 10 de mayo. Luego de las revisiones de rigor a las respectivas oficinas públicas los huéspedes fueron hospedados en el Hotel Ferrocarril, mientras que algunos vecinos vinieron a encontrarlo a la localidad de El Tambo. Fue recibido por una banda de músicos perteneciente a la escuela de ese departamento.

Durante su estadía en ese departamento fue agasajado con un banquete que le ofreció el Gobernador interino señor José Castro. Entre los concurrentes a este evento social fuera del Gobernador, los señores: Salvador Rojas, Isidro Varela, hermano del héroe del Coquimbo don Clodomiro, Liborio Herrera y muchos otros caballeros.

El día 13 visitó el pueblo de Rivadavia, donde fue invitado a un almuerzo familiar por don Alonso Masson Carrera en su casa de campo. Luego visitó la localidad de Peralillo y días más tarde retornó a tomar sus funciones administrativas en la ciudad de La Serena.

Hasta aquí dejamos nuestra reseña biográfica del ex capitán del Regimiento Atacama don Ruperto Álvarez, quien fuera nombrado en 1892 Intendente de Coquimbo, justo al año de haber finalizado la sangrienta guerra civil del 91. El señor Álvarez dirigió los destinos de esta antigua provincia hasta el 19 de julio de 1894.

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