China elebró hace 10 días su Día Nacional con un gran desfile militar en la Plaza de Tiananmen. El sábado, hubo otra celebración en Pekín, la del 110 aniversario del levantamiento de Wuchang de 1911, iniciado por revolucionarios liderados por Sun Yat-sen, que puso fin a los 2.000 años de dominio imperial tras el derrocamiento de la dinastía gobernante Qing.
Sun fundó partido político Kuomintang. Su sucesor, Chiang Kai-shek, visto por Pekín como un traidor a la revolución comunista, fue derrotado por el ejército de Mao Zedong en la guerra civil de 1949. El Partido Comunista proclamó la República Popular de China en el continente. Chiang huyó a Taiwan, estableciendo allí la República de China, nombre con el que se conoce hoy formalmente ab Taiwan. Este domingo, la isla con 23 millones de habitantes, como todos los 10 de octubre, ha conmemorado su Día Nacional.
En Pekín hay muchos ciudadanos chinos a los que no les convence este baile de celebraciones. «¿Día Nacional de Taiwan? No sabía que lo tenían porque es una provincia china. La única razón por la que nuestros soldados no entran a la isla por la fuerza es porque están protegidos por Estados Unidos», opina Sun Cao, una veinteañera residente en la capital asiática, cuando escucha la cronología de aniversarios.
Desde la otra capital, Taipei, el universitario Jhon Li tiene una opinión bien diferente. «Pekín no tienen ningún poder en Taiwan. No puede meter mano como ha hecho con Todo nuestro sistema, desde el político hasta el judicial, funciona como el Hong Kong de un país independiente. Esa es la única realidad», defiende Jhon, que ha visto por televisión el desfile militar celebrado en Taipei.
Este año, el ‘Doble Diez’, como se conoce a la celebración del Día Nacional de Taiwan, ha coincidido con una de las semanas más tensas en décadas entre el gobierno democrático de la isla y el autoritario Pekín. El ‘pack’ de los últimos días incluye cuatro jornadas seguidas de aviones militares chinos sobrevolando la zona de defensa aérea de Taiwan y un discurso del presidente Xi Jinping prometiendo, una vez más, la reunificación con una isla que además está en el corazón de una peligrosa disputa entre China y Estados Unidos.
Además del desfile militar y el izamiento de bandera, en la celebración del domingo en Taipei ha habido música, bailarines callejeros, gimnastas y atletas de taekwondo. Tampoco ha faltado el discurso anual de la presidenta Tsai Ing-wen (65 años), líder del Partido Democrático Progresista (PDP), de corte independentista, quien respondió a las amenazas recientes de Pekín.
«Continuaremos reforzando nuestra defensa nacional y demostrando nuestra determinación de defendernos a nosotros mismos para asegurarnos de que nadie pueda obligar a Taiwan a tomar el camino que China nos ha trazado, que no ofrece ni una forma de vida libre y democrática, ni soberanía para nuestros 23 millones de habitantes», dijo Tsai.
Desde 1980, China ha presentado a Taiwan la opción de sumarse a la fórmula de «un país, dos sistemas», el formato que se estableció en Hong Kong, según la cual Taiwan tendría una autonomía significativa si aceptaba la reunificación china.
Pero Pekín suspendió los intercambios oficiales con Taipei desde que Tsai fuera elegida presidenta en 2016 y se negara a aceptar el principio de «una sola China». Desde entonces, pese a que sólo 15 países reconocen oficialmente su soberanía, la isla que cuenta con su propia Constitución, líderes elegidos democráticamente y alrededor de 300.000 soldados activos en sus fuerzas armadas, ha ido trazando alianzas cada vez más fuertes con potencias como Estados Unidos o Japón a través de acuerdos económicos y armamentísticos no oficiales.
Tsai advirtió este domingo que la situación actual de Taiwan es «más compleja que en cualquier otro momento de los últimos 72 años», y que la presencia militar rutinaria de China en la zona de defensa aérea ha afectado seriamente la seguridad nacional y la seguridad de la aviación. «Taiwan ya no es visto como el huérfano de Asia, sino como una isla de resiliencia. No nos inclinaremos ante China», ha reiterado la presidenta, que revalidó un segundo mandato con mayoría legislativa en las pasadas elecciones de enero de 2020.
Las palabras de Tsai han llegado un día después de que Xi Jinping volviera a recordar que la «reunificación con Taiwan debía cumplirse de manera pacífica» porque «es más acorde con el interés general de la nación». Unas declaraciones más conciliadoras que la última gran intervención del presidente chino en el centenario del Partido Comunista, cuando se comprometió a «aplastar» cualquier intento de independencia formal de la isla.