«Chavita» un joven de 16 años que vivía en el Fraccionamiento Las Lilas, en El Salto, en Jalisco, llevaba una vida normal, a decir de sus vecinos, quienes lo solían ver acompañado por su mamá Alejandra ‘N’.
Una de sus vecinas, identificada como Erika, dijo que el adolescente era muy tranquilo, que no tenía malas amistades y que luego lo veían jugando con otros niños.
Sobre Alejandra, que era maestra en una guardería; y su esposo, Salvador ‘N’, que vendía ropa en el tianguis; tampoco notó nada extraño pues los describió como personas muy amables.
Esta percepción sobre esa familia, que también tiene a otros dos hijos menores, cambió por completo el 17 de febrero cuando se descubrió que ‘Chavita’ era el niño que había sido robado hace 16 años cuando acababa de nacer en la clínica 45 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
El Robo
Eran las 16:48 horas del 13 de diciembre del 2005 cuando Rosalía López dio a luz a su primer hijo, a quien ella y su esposo, Yasir Macías, llamarían Salvador.
Medios de Jalisco señalan que un día después una mujer de tez morena, de entre 35 y 39 años, con una estatura aproximada de 1.65 metros, vestida completamente de blanco y con el rostro cubierto por una mascarilla, ingresó al cuarto en donde estaba Rosalía, que en ese entonces tenía 22 años y Yasir, 28, y se presentó como enfermera.
La falsa enfermera permaneció una hora con ellos y luego le informó a Yasir Macías que tenía que retirarse porque la hora de visita había concluido, entonces le dijo a Rosalía que se llevaría al bebé a los cuneros para que le dieran de comer.
La mujer tomó al bebé, pero no lo llevó a que lo alimentaran, pues lo sacó del hospital y sus padres no lo volvieron a ver, hasta hace unos días que por fin lo localizaron.
El reencuentro
Una persona anónima informó a los padres de ‘Chavita’ que tenía información del menor que había sido robado en el 2005 en la clínica 45 del IMSS.
“Una llamada anónima a mi esposo que le dijeron de un lugar donde le iban a dejar una carpeta con los datos, dirección y fotos de él, del niño y efectivamente. No sé, yo no fui al operativo. Mi esposo, le dijeron, fue, pero no estuvo cerca, no le autorizaron estar cerca”, dijo la mujer a medios de comunicación.
En un comunicado emitido el 17 de febrero por la Fiscalía del Estado de Jalisco se indica que se implementó un operativo que arrojó la localización de ‘Chavita’: “una vez que el joven fue localizado en buenas condiciones de salud, fue resguardo por personal de esta dependencia y posteriormente se le practicaron las confrontas genéticas correspondientes para confirmar que se trata de la misma persona sustraída”.
“El agente del Ministerio Público obtuvo los resultados de estos peritajes con los cuales se confirmó en un 99.99 por ciento que el menor tiene parentesco directo tanto con su madre como su progenitor, a quienes ya se les notificó”, menciona el informe.
El canal local Quiero TV transmitió la reacción de Rosalía López luego de que le confirmaron que el menor sí era su hijo. En el video se escucha a la reportera con la voz entrecortada, mientras que Rosalía, ahogada en llanto, menciona: “efectivamente sí es mi hijo, gracias, Dios. Necesito ir con él, necesito estar con él”.
La madre del menor luego dijo a Quiero TV por medio de un audio: “ya lo vi, ya lo abracé, es un amor, un amor de niño. Insisto mucho, gracias al apoyo de ustedes, de la Fiscalía, la policía de Zapopan, siempre estuvieron conmigo, al pendiente. Por fin se hizo realidad este sueño que costó 16 años y 2 meses”.
Sobre cuál es la identidad de la mujer que se robó a Salvador aún no se sabe nada, sobre ello la Fiscalía informó que “continúa las indagatorias correspondientes del caso, ya que, si bien el adolescente fue localizado, la investigación para determinar lo que ocurrió seguirán”.
Mientras tanto, en el Fraccionamiento Las Lilas los vecinos no han vuelto a ver a Alejandra ‘N’, Salvador ‘N’ y sus otros dos hijos. La casa que habitaban también ha permanecido vacía. Una de las vecinas relató a El Norte lo que vio el día del operativo: «estaba en la esquina, la mujer, allá parada y yo veía que no llegaba para su casa, pero pues yo no sabía ni qué».
Por Rodrigo Neria Cano