El abogado de la UDI y constituyente aborda la votación de este sábado en la comisión de Medio Ambiente de la Convención, donde se aprobó la iniciativa popular que establece la nacionalización de las empresas de la gran minería del cobre, el litio y el oro. Sobre otras normas aprobadas por la comisión advierte: “Una Constitución no es un texto que deba tener una norma de vertederos, frecuencia electromagnética, reinos animales, plantas o fungi”.
-En términos generales, cuál es su balance de una semana clave en la comisión de medio ambiente donde se votaron normas muy debatidas.
-El balance de esta semana es absolutamente negativo. Pocas veces un informe de 40 artículos es rechazado en general o en particular en 39 artículos y medio. Estamos hablando que todo el trabajo de la comisión que duró muchas semanas, finalmente solo fue aprobado un inciso. Es negativo por un modelo desmedido con un medio ambientalismo radical y al mismo tiempo con una visión de la constitución maximalista que fue rechazada por el pleno. Lamentablemente el balance final se completa el día de hoy sábado. A pesar de las negativos resultados del jueves y el viernes uno ve una comisión que sigue con la misma línea. Y este sábado agregamos normas que nacionalizan la industria minera, que van a completar también la nacionalización de las sanitarias, que van tomando caminos que son absolutamente equivocados en el mundo minero y que van dando ninguna certeza hacia el futuro. Creo que tan malo para la comisión como el rechazo de su informe durante el jueves y viernes han sido las normas aprobadas este sábado y creo que si se persevera en esta misma línea también este informe será rechazado.
-¿Cómo impactará en el desarrollo de nuevos proyectos?
-Muchísimo. Acá se cree que los proyectos mineros pueden ser desarrollados sobre la base de permisos administrativos o sobre la base de que solamente los puede hacer el Estado y eso es no entender la minería que requiere proyectos de larga duración, seguridad jurídica y esto para toda la minería, la pequeña también requiere certeza de sus derechos que en un momento pueden ser dados como garantía. Crear todo un sistema basado en los permisos administrativos o en las concesiones que tienen una duración me parece que no responde a las necesidades e la industria. El espíritu que uno ve en la discusión de hoy va a impactar de manera gigante en los proyectos. Más aún cuando hay un grupo importante de constituyentes que no cree en la industria minera. Hay varios que insisten en que hay que dejar claro que esta industria no es sustentable y por lo tanto hay que reducirla al mínimo. Incluso desdeñan la importancia económica que tiene para Chile. Para mí son decisiones absolutamente desmedidas e irresponsables.
-Pese a que se rechazaron varias iniciativas muchas lo hicieron con resultados de, por ejemplo, 8 a favor, 8 en contra y 3 abstenciones. ¿Cuál cree usted que será el futuro de esas normativas, ¿estarán en el texto final?
-El futuro de estas normativas en que empiezan a eliminar la posibilidad de que el sector privado tenga concesiones o derechos mineros y que al mismo tiempo empiezan a tomar las decisiones de nacionalizar, además sin ninguna consideración respecto del tipo precio de expropiación, las consecuencias internacionales, son muy equivocadas. Todas las normativas mineras que están siendo aprobadas, hasta ahora en general, son absolutamente negativas para Chile y su futuro.
-Varias normas fueron rechazadas por 1 voto o producto de las abstenciones, ¿Cuáles son a su juicio las que tendrían, en caso de estar en el texto final, un mayor impacto para el país?
-Algunas fueron rechazadas por un voto o abstenciones, pero en general la mayoría de las normas negativas fueron aprobadas. Es el caso del cambio a los estatutos de propiedad del derecho minero pasando a concesiones o permisos -por de pronto- la nacionalización y las trabas para una industria esencial para el país. Estamos hablando de una de las principales riquezas del país que permite obtener recursos, dólares en el caso de las exportaciones, pero al mismo tiempo, por la vía de los impuestos, los recursos necesarios para desarrollar muchas políticas sociales.
-Se han votado normas en general que se han dividido en incisos, lo que ha dilatado las votaciones y por ende los tiempos. ¿Alcanzarán los plazos establecidos o se buscará un mecanismo, como ya han planteado algunos, para que la Convención termine de concretar la carta magna que vaya a plebiscito?
-Si. Nosotros lo dijimos muchas veces durante los primeros seis meses. Recordarán que la primera norma que se discutió era sobre los presos políticos, jornadas sobre el debate climático… Dijimos que nuestra única pega era escribir una constitución y nos vamos a demorar lo mismo en escribir los reglamentos de la convención que en escribir la constitución cuando no era necesario escribirlos. Era preferible usar -corregidos o ajustados- los reglamentos de la Cámara de Diputados. Pero ahora hay que seguir con el cronograma, seguir avanzando y para eso lo mejor, más que pedir más tiempo, es que se den cuenta que una constitución no es un texto que deba tener una norma de vertederos, frecuencia electromagnética, reinos animales, plantas o fungi que es lo que había en mi comisión. Una constitución es un texto básico de principios, de fundamentos que da un marco para el funcionamiento del estado, la limitación del poder, los derechos de los ciudadanos y, al mismo tiempo, algunas normas básicas de funcionamiento, pero no llegar a ese nivel de detalle.
-¿Cuál es el destino de lo que se debate en la comisión?
-El destino va a depender de la actitud que se tenga. He visto muy poca autocrítica. Si cambia el estilo y se dan cuenta que se deben buscar posiciones sensatas, se pueden tratar de construir normas más positivas. Lamentablemente hasta ahora, las señales, tanto en las conferencias de prensa que dieron después del brutal fracaso del pleno (de 40 normas, ½ aprobada) como la actitud que se tuvo hoy en varias de las normas aprobadas no permiten augurar un buen destino.
Por Ex-ante
Fotografía portada Agencia Uno.