Pocos vecinos saben que Ernesto “Che” Guevara estuvo en Vallenar antes que lograra la notoriedad mundial que alcanzó en su lucha revolucionaria. Esto debió ocurrir un 11 de marzo de 1952, según se deduce de su propia bitácora de viaje que dice que “…al desierto de Atacama (viniendo desde el sur) llegamos el día 67, después de 4.960 kilómetros recorridos”. (Considerar que febrero fue un mes bisiesto).
Todo comenzó el 4 de enero de 1952 cuando dos jóvenes argentinos deciden emprender un enorme viaje aventurero: ir de Buenos Aires a Venezuela por tierra. Son el bioquímico Alberto Granado (29 años) y Ernesto Guevara de la Serna (23 años), próximo a titularse de médico especializado en el tratamiento de la lepra. Le faltaba aprobar tres asignaturas.
A bordo de una motocicleta Norton 500 cc de 1939, apodada la Poderosa, “que está rota y goteando” apuntan en su diario, partieron desde Buenos Aires hacia los confines más remotos del mundo. La velocidad máxima que prometía era de 125 km/h, pero con Guevara y Granado arriba, era menor.
El 1 de marzo de 1952, después de utilizar varios medios de transporte, debido a la rotura de la moto, Ernesto Guevara y Alberto Granado llegaron a Santiago de Chile.
Pero, volvamos al 11 de marzo de 1952, para conocer más detalles de su breve permanencia en Vallenar, a través del relato de Jorge “Gato” Núñez, testigo presencial del hecho ocurrido hace 70 años.
“En ese tiempo, yo era ayudante de don Manuel Figueroa, el capitán de la Segunda Compañía de Bomberos ´Eduardo Farley´ de Vallenar, además, don Manuel era el presidente del Partido Socialista en la ciudad. Yo siempre iba en las tardes a su casa, ubicada en la esquina surponiente de Serrano y San Ambrosio, a consultarle si había algún problema. Un día que iba llegando a su chalet encontré en la vereda dos motos inmensas, cargadas de bártulos que, obviamente, me llamaron la atención. Cuando entré vi a dos personas que no conocía. Entonces, don Manuel me los presenta y me dice: “Mira Cucho (por lo de Gato), ellos son unos compañeros argentinos que van hacia el norte”.
¿Cómo llegaron hasta la casa de don Manuel Figueroa?… “Lo más probable es que al entrar a Vallenar preguntaron por el presidente del Partido Socialista y, como en ese tiempo, nuestra ciudad era pequeñita, todos nos conocíamos, les hayan dicho que vivía en tal lugar. Lo que más recuerdo es que eran dos tipos muy cultos, inteligentísimos y muy educados. Conversamos de todo. La Kathy, esposa de Manuel, preparó unas once exquisitas para la ocasión y tipo ocho de la noche apretaron hacia el norte”.
La aventura de ambos argentinos finalizó el 26 de julio de 1952 cuando se separaron en el aeropuerto de Caracas. Ernesto regresó a Buenos Aires para terminar sus estudios y Alberto permaneció en Venezuela, donde encontró trabajo.
Al cabo de algunos años vino el triunfo de la Revolución cubana y ambos volvieron a encontrarse en esa isla caribeña, donde Ernesto ya era el “Che”, el gran líder revolucionario, y adonde Alberto acudió para aportar desde el ámbito hospitalario. “En ese tiempo, la televisión estaba recién apareciendo en Chile, en blanco negro, cuando una noche viendo las noticias enfocan a todos los personajes que componían el gobierno triunfante de Fidel Castro. Entonces, Manuel Figueroa que estaba a mi lado viendo la televisión, me dijo: ´!Cucho, mira quién está al lado de Fidel!´. Era nada menos que Ernesto Guevara, con quien habíamos estado conversando unos años antes en Vallenar”.
SERGIO ZARRICUETA ASTORGA – 10-03-22