La minería chilena debe seguir siendo el  motor de desarrollo

Por: Dominique Viera Peñailillo
Vice presidenta Operaciones Metaproject

Empresaria y directora de empresas

Una buena ecuación empresarial debe partir por el estudio de la política fiscal y su relación con la renta generada y en las industrias extractivas, como la minería, se justifica porque en no pocos países –desarrollados y en vías de desarrollo–, particularmente en América Latina, gran parte de sus ingresos fiscales proviene de la renta que se genera en la explotación minera y sus recursos naturales.

Cuando existe una debilidad en el diseño de la estructura de la carga de impuestos sobre la renta y la aplicación de un royalty, se desaprovecha la oportunidad de obtener una mejor recaudación fiscal y contrarrestar la desigualdad de ingresos para el estado. Chile aún depende de los ingresos fiscales que genera la exportación de recursos naturales mineras como cobre, litio fierro etc., lo que ha acentuado la inestabilidad del ciclo económico y de las políticas fiscales implementadas no solo en Chile, sino también en la región.

Siempre es bueno analizar si los instrumentos fiscales utilizados por la política fiscal minera fueron los más idóneos o precisos para asegurar una óptima recaudación de la renta, pues es imperativo buscar ese punto de equilibrio en donde la recaudación fiscal versus la rentabilidad privada sea justa y equitativa. Allí está la madre del cordero.

La minería da la oportunidad histórica para los inversionistas de desarrollar proyectos de cobre y litio, por la alta demanda de estos minerales para la Electromovilidad, por las energías renovables y por la industria armamentista y a los hábitos de consumo humano.

¿Existirá un modelo para la óptima recaudación fiscal del Estado en la renta proveniente de las industrias extractivas de recursos naturales no renovables?

Es indispensable que Chile vuelva a ser líder en la región como un ecosistema minero de inversión, pero ello deberá regirse por todas las variables que emplea el ranking FRASER, por un lado, está la estabilidad política e institucional, y por otro lado está las facilidades para la exploración geológica y recursos y reservas mineras, entonces propongo aplicar mejores políticas públicas en esta línea.

En relación a la aplicación del Royalty ad-valorem indexado a un impuesto adicional al ROE como se estipula en Ley que se discute en el Senado, considero que no es adecuado por cuanto aumenta la carga tributaria de manera desmedida pues el modelo es complejo y no considera varios otros factores tales como:

ü  Royalty ad-valorem desincentiva la explotación de yacimientos con baja ley de mineral o con altos costos de explotación, especialmente cuando los precios del cobre bajan, entonces aumenta el riesgo para el negocio.

ü  Proyectos de bajas leyes ya no podrían hacerse.

ü  Se reduce el inventario de recursos y reservas y con ello la vida útil del yacimiento, entonces habría menor recaudación.

ü  Menos proyectos de inversión origina menor producción, no genera empleos, y por lo tanto menor recaudación.

Por eso, la minería seguirá siendo el motor de desarrollo socio económico del país, y debe cuidarse, desarrollarla con más y mejores políticas públicas, fomentar nuevos proyectos de expansión que son los que más generan valor y volver a generar confianza mediante una alianza público privada, eso sí, con reglas claras y certeza jurídica.

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