Emergiendo entre los plásticos

Nathalie Orellana Apiolaza
Académica Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud U. Central

Agosto es un mes para conmemorar un avance importante en temas de salud ambiental debido a la implementación de la ley que prohíbe el plástico de un sólo uso en el comercio (Ley 21.100), la que se ha ido implementando en distintas fases desde 2021, y que previamente, en 2018, ya había prohibido el uso de bolsas plásticas. Además, durante 2024 se espera lograr que el uso de este tipo de productos sea certificado y reutilizable.

Se estima que, previo a la implementación de la ley, cada persona en Chile hacía uso aproximado de 200 bolsas, lo que generaba grandes impactos al medio ambiente y también a la salud del ser humano y otros animales, principalmente acuáticos, debido a una mala disposición y acumulación en vertederos legales e ilegales. Cuando se desechan los plásticos, no se logran degradar como otros elementos, si no que se fragmentan en trozos microscópicos, conocidos como microplásticos, que son capaces de contaminar suelo y aguas llegando, sin saber, a ser consumidos por diversos. Al mismo tiempo, al buscar formas de eliminación por incineración, se genera la producción de vapores contaminantes para nuestra atmósfera, lo que aumenta la acumulación de gases de efecto invernadero y ocasiona problemas respiratorios, entre otros aspectos negativos.

La implementación de la ley 21.000 nos posiciona como país en los primeros lugares de Latinoamérica que han optado por mejorar mediante esta vía la carga ambiental que recibe, y es que para el 2020 se estimó la eliminación de aproximadamente cinco mil millones de bolsas plásticas del comercio. Así mismo, su implementación ha implicado grandes cambios de mentalidad e inversión económica por parte de las pequeñas y medianas empresas que utilizan este tipo de productos, ya que se deben buscar alternativas que permitan mejorar las entregas sin la utilización de estos plásticos y al mismo tiempo no bajar la calidad de sus productos, pero es un esfuerzo que vale la pena cumplir, ya que es la única forma de mitigar el daño que nos hemos hecho hasta hoy.

Como sociedad nos hemos acostumbrado a la idea de que ya no podemos utilizar bolsas plásticas, sin embargo, en el comercio informal, el uso de ellas sigue siendo un problema y aún existen algunos artículos de un solo uso que no han dejado de circular como vasos, platos o contenedores de comida.

Por otro lado, diversos estudios han demostrado la presencia de microplásticos en el cuerpo humano en diversos órganos como pulmones, a lo largo del tracto digestivo e incluso en fluidos como la orina o la sangre, lo que claramente es un impacto importante a nuestra salud ya que pueden aumentar el riesgo de alergias, esterilidad, problemas neuronales, o calambres, entre otros, debido a la afinidad que algunos microplásticos presentan a los pesticidas ocupados en el cultivo de vegetales.

A pesar de algunos datos negativos, existe la buena noticia de que se han generado diversas alternativas para el uso de plásticos reciclables, reutilizables y bio degradables tales como bio-bolsas o ecopackaging que han permitido mejorar las condiciones ambientales y al mismo tiempo han permitido contribuir a la salud de las personas al evitar la destrucción natural de los plásticos de un solo uso y como sociedad nos hemos hecho cargo de utilizar estas alternativas para aportar a un medioambiente saludable para las futuras generaciones.

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