Hace unos días un vecino de la comuna se comunicó conmigo para expresar su enojo por la forma en que el municipio estaba enfrentando la enorme cantidad de hoyos que existen en las principales calles de la ciudad. Literalmente me explicó que los trabajos de reparación de los baches se estaban haciendo de una manera muy artesanal. «Es una vergüenza que estén compactando con una pala encima del asfalto casi como para maquillarlos», me agregaba en la conversación.
Tras unos minutos de reflexión, esa ira se transformó en tristeza, porque querámoslo o no, en los últimos años, Copiapó se ha ido acostumbrando a «tapar los hoyos con una pala». Y saben que no me refiero únicamente a los baches en la calles, sino que a una forma de solucionar los problemas con medidas parches, que tarde o temprano terminan provocando un conflicto mayor.
Comenzamos el año con las denuncias de los padres y apoderados de más de 10 colegios, que reclamaban porque los trabajos de reparación o remodelación en dichos establecimientos no estaban terminados e impedían el normal ingreso de los niños a clases. Peor aún, muchas de las obras presentaban fallas irrisorias. Y todo porque el proceso para licitar los trabajos nunca fue claro y las fiscalizaciones al cumplimiento de los plazos, prácticamente nulas.
Luego, explotaría el caso de las millonarias deudas municipales lo que obligó a pagar con otros recursos que podrían haber sido ocupados en beneficios para la comunidad y organizaciones sociales, en cambio tenemos que funcionar de la manera más austera posible.
Se acuerdan que a mediados de año Copiapó se llenó de carpas en los espacios públicos y áreas verdes, sumado a la multiplicación de limpiaparabrisas en las esquinas. Nos cansamos de plantear el tema en el concejo municipal y no fuimos escuchados, hasta que comenzaron las denuncias por hostigamientos, agresiones a automovilistas y recién ahí se dictó una ordenanza y se tomaron medidas para despejar las plazas y jardines de la comuna.
Y suma y sigue. Falta de fiscalizaciones de patentes, lentitud en presentación de ordenanzas importantes para la seguridad que permite el cierre de pasajes y con ello, entregar seguridad a los vecinos para enfrentar los delitos, entre tantas cosas que se hacen a medias o «tapando hoyos con una pala».
Acercándose el fin de año, tampoco se enfrentó el tema de los comerciantes ambulantes y la basura, lo cual incluso confabuló con un mejor desempeño de las ferias navideñas y el comercio establecido.
Como concejales hemos pedido respuesta a cada una de estas inquietudes y explicaciones por la forma tan mediocre o a medias que se toman para enfrentar los conflictos en la ciudad. Nos llenamos de oficios enviados para exigir soluciones, pero las respuestas nunca llegan.
Tal vez el único consuelo, es que en Copiapó si existen otras entidades que cuando se proponen un objetivo claro y hacen las cosas planificadas, ordenadas, con medidas de fondo y sin improvisar, los resultados si llegan. Deportes Copiapó nos enseñó que cuando se tiene una mentalidad profesional para enfrentar los desafíos, se puede subir de categoría.
Pero mientras la comuna siga bajo la lógica de «tapar los hoyos con una pala» los objetivos se ven cada vez más lejanos.