Crisis en Ecuador: por qué Lenín Moreno movió la sede del gobierno de Quito a Guayaquil y qué consecuencias puede desencadenar

Aumenta la tensión en Ecuador.

 

El presidente Lenín Moreno anunció el lunes el traslado de la sede del gobierno de Quito a Guayaquil, en medio de las crecientes protestas en la capital ecuatoriana contra su decisión de eliminar los subsidios a los combustibles.

«He trasladado la sede de Gobierno a esta querida ciudad [Guayaquil], de acuerdo a las atribuciones constitucionales que me competen», dijo Moreno en un mensaje televisivo, en el que apareció acompañado del mando militar.

El anuncio coincidió con la llegada de miles de miembros de comunidades indígenas a Quito para manifestarse contra la decisión del mandatario sobre los combustibles.

El jueves pasado, Moreno declaró el estado de excepción en todo el país en respuesta a las protestas que habían empezado el martes.

 

Pero en términos prácticos, es una suerte de enroque. Quito está amenazada, entonces «el rey», el presidente, se mueve hacia la segunda ciudad del país y sede del poder económico.

Lo que puede ser una solución estratégica, de corto plazo, también puede tener costo político en los siguientes días para Moreno, por abandonar la capital cuando está a punto de ser ocupada por otros actores políticos.

¿Quién va a llenar ese vacío que deja el presidente al irse a gobernar a Guayaquil?

 

En otras ocasiones en que hubo protestas similares a esta y el Ejecutivo se quedó en Quito, el presidente cayó, lo cual puede estar en la mente de Moreno al decidir este movimiento.

Es cierto que el país todavía tiene presidente, el poder Ejecutivo sigue funcionando. Pero mientras, el Legislativo busca lugar para sesionar, porque la Asamblea Nacional fue atacada el lunes por manifestantes. Y el poder Judicial sufrió un ataque también.

En este momento es impredecible lo que pueda suceder.

Ninguno de los sectores que están enfrentados piensa ceder. El presidente ha manifestado que no va a dar marcha atrás, y los grupos en protesta dicen que no van a parar hasta que derogue el decreto de hace una semana. Los colegios y universidades están parados, al igual que las carreteras.

Si no hay un lugar para la negociación, si no hay un punto de encuentro para el diálogo, la situación puede volverse extremadamente caótica. Se está generando una tormenta perfecta a nivel político.

Militares en GuayaquilEn Guayaquil el gobierno desplegó elementos de seguridad en puntos estratégicos, como el Puente de la Unidad Nacional.
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«Intento de golpe»

Durante su mensaje del lunes, el mandatario dijo que había un intento de golpe de Estado contra su gobierno.

«Lo que ha sucedido estos días en Ecuador, no es una manifestación social de descontento frente a una decisión del gobierno (…) En las imágenes es evidente: que los más violentos, aquellos que actúan con la única intención de agredir, dañar, son individuos externos pagados y organizados».

Moreno acusó al presidente venezolano Nicolás Maduro y al expresidente ecuatoriano Rafael Correa de estar detrás de lo ocurrido.

«El sátrapa de Maduro ha activado junto con Correa su plan de desestabilización, son los corruptos que han sentido los pasos de la justicia cercándolos para que respondan, ellos son quienes están detrás de este intento de golpe de Estado», afirmó.

«Están usando e instrumentalizando a algunos sectores indígenas, aprovechando su movilización para saquear y destruir a su paso. Es con los recursos que se robaron que están financiando las agresiones y los saqueos», agregó.

Manifestantes en QuitoEste lunes llegaron miles de miembros de comunidades indígenas a Quito para manifestarse contra la decisión del mandatario sobre los combustibles.

El movimiento político Compromiso Social, afín a Correa, rechazó en un comunicado las declaraciones del presidente y aseguró que la «movilización no tiene banderas políticas».

«En las calles han estado estudiantes, maestros, campesinos, indígenas, amas de casa, transportistas, pequeños productores, empleados públicos, comerciantes y el pueblo en general», señaló.

El propio Correa tuiteó: «¿Coincidencia la cadena de Moreno echándole la culpa de todo a los «correistas», y el «ataque» a Contraloría? ¡Que nadie se engañe! Seguramente es otra operación del Gobierno para desviar la atención. ¡Ya nadie les cree!».

El Congreso levanta la mano

El presidente de la Asamblea Nacional de Ecuador, César Litardo, le dijo a BBC Mundo que en medio de esta situación el poder Legislativo se ha ofrecido como un «interlocutor político» y que «se convierta en un canal de diálogo para buscar soluciones».

«Hemos escuchado de varios dirigentes indígenas y sociales decir que no están interesados en el caos», señaló en entrevista.

«El país está en una grave crisis económica. Lo que hay que buscar es un balance con las medidas económicas que se tomen, incrementar los ingresos del Estado pero con una afectación mínima hacia los sectores más populares», reflexionó.

Por ello, le pidió al presidente Moreno que de manera «urgente» envíe a la Asamblea Nacional una propuesta de ley económica de «compensación a las medidas tomadas la semana pasada y que permitiría abrir una mesa de diálogo».

Tensión creciente

El lunes se produjeron enfrentamientos entre manifestantes de distintos grupos y la policía en Quito.

Además, cerca de 7.000 indígenas llegaron a la capital ecuatoriana caminando, en motocicletas y camiones, para unirse a las protestas.

Durante su marcha desde el sur del país hacia Quito, unos manifestantes prendieron fuego a un vehículo blindado, de acuerdo a la agencia de noticias EFE.

Sin embargo, la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE), la mayor agrupación indígena del país, negó que sus miembros estuvieran detrás de los saqueos y el vandalismo producidos durante las protestas.

«Rechazamos categóricamente la versión instalada por medios de comunicación y agentes del estado, que vinculan a las bases de CONAIE con saqueos […] y vandalismo», dijo CONAIE en un comunicado el lunes.

«Esto solo busca deslegitimar [el movimiento] y quitar del centro del debate las razones de la movilización: el rechazo rotundo a las medidas neoliberales, el extractivismo y la presencia del FMI en Ecuador», agregó.

Las medidas de Moreno responden a un acuerdo entre el gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que le dio al país acceso a créditos por US$4.209 millones en tres años.

La CONAIE dijo que las protestas continuarían hasta que Moreno anule la medida de retirar el subsidio a los combustibles.

Pese a las creciente tensión en las calles, el presidente Lenín Moreno defendió su decisión sobre los combustibles, aunque llamó al diálogo «sincero» a los grupos sociales.

«No voy a dar marcha atrás porque lo correcto no tiene matices (…) La eliminación del subsidio a los combustibles es una decisión histórica, que quita de las manos a los contrabandistas cientos de millones de dólares», aseguró este lunes.

El presidente tomó esta decisión el martes pasado, junto a otras leyes de orden tributario y laboral para reducir el déficit fiscal que enfrenta su gobierno.

«Esta decisión asegura que nuestra economía esté sana y la dolarización protegida. Les aseguro que por duro que parezca, hemos hecho lo correcto por la patria», añadió.

«Hacen falta cambios de timón»

Este lunes el colaborador de BBC Mundo en Ecuador, Matías Zibell, entrevistó a Yaku Pérez, líder de la CONAIE, la Confederación de Nacionalidades Indígenas, y prefecto de la provincia del Azuay.

Sobre la decisión del presidente Moreno de cambiar la sede del gobierno a Guayaquil, Pérez dijo: «En vez de cambiar de sede sería bueno encontrar una sede para un diálogo constructivo, sincero, de buena fe».

«Un diálogo con la inmensa mayoría de ecuatorianos, sobre todo con los que han sufrido históricamente las mayores exclusiones, quienes además damos de comer a la ciudad, quienes mantenemos el estómago de la mayoría de los ecuatorianos», señaló Pérez.

«No hace nada cambiando una ficha, un espacio, creo que hacen falta cambios de timón».

Asimismo, el líder de la CONAIE le dijo a BBC Mundo que la llegada de miles de indígenas a Quito es «para que el gobierno entienda que estamos movilizados porque queremos que se dé un poquito de justicia, un mínimo de justicia, a un pueblo que ha estado excluido en todos los gobiernos, pero sobre todo en el gobierno de (Rafael) Correa y de Moreno».

Y declaró que «Quito no le va a perdonar a Moreno y no le va a perdonar a Correa» el haberse ido en esta hora crítica.

Pérez aseguró que con sus protestas no pretenden que haya un cambio de presidente sino que «haya un cambio de la política económica, social, y la en política, lo que significa que en vez de golpear a los más pobres debería golpear a los corruptos, a lo que saquearon al país».

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