Ya están testeando drones y aviones no tripulados que envían imágenes en tiempo real al jefe de incendio para que pueda tomar decisiones basado en datos inmediatos, optimizando recursos, visualizando y reduciendo los potenciales daños.
Las empresas socias de CORMA están incursionando en la detección inmediata de incendios forestales, haciendo pruebas y diseños con sensores ópticos para poder fortalecer la tarea de los vigilantes o torreros.
Asimismo, están investigando los beneficios de aviones no tripulados, y en forma más concreta, ya están trabajando con cámaras de alta resolución en aviones de combate y coordinación, enviando imágenes en tiempo real a las centrales, con el objetivo de ayudar al jefe de incendio en la toma de decisiones.
Estas innovaciones fueron presentadas por el Presidente del Comité de Protección de Incendios de CORMA, Osvaldo Vera, subgerente de Protección Forestal de Mininco, en el Foro Debate «Los mega incendios forestales: Lecciones aprendidas”, organizado por la Universidad Austral de Chile –UACh- donde académicos, empresarios, bomberos, funcionarios de CONAF, ONEMI y actores de la sociedad civil, compartieron visiones y experiencias en torno a los últimos siniestros que afectaron al país.
El profesional explicó, que para apoyar la detección de incendios en esta temporada las empresas cuentan, además, con análisis integrado utilizando dos sistemas: Fire Hawk (sudafricano) y Fire Watch (alemán), ambos de sensores ópticos, de los cuales se espera contar con resultados al final de la temporada para evaluar su implementación.
Agregó que también están realizando pruebas con drones e iniciando ensayos con aviones UAV (no tripulado). Este último, permite un tiempo máximo de vuelo de 10 horas, con una carga entre 10 a 50 kilos. Su rango operativo es de 200 kms. con una velocidad crucero de 100 a 150 kms/hr y una velocidad máxima de 200kms/hr. Su altitud máxima de operación es de tres mil metros con despegue y aterrizaje autónomo.
Lecciones aprendidas
En el encuentro, el ingeniero forestal Osvaldo Vera compartió algunos aprendizajes, asegurando que el cambio climático es una realidad en el hemisferio norte y que ahora se manifiesta en los bosques de Chile. Esto se ha visto condicionado, entre otros, por la severa y prolongada sequía que ha generado un alto estrés calórico vegetacional, lo que, sumado a las altas temperaturas del verano, generó las condiciones perfectas para una catástrofe.
Sostuvo que manteniendo predios limpios y realizando acciones de silvicultura preventiva como podas, fajas de penetración y cortafuegos, es posible controlar los siniestros, ya que, aunque haya intencionalidad, los incendios no se propagarían como lo hicieron hace dos meses. También planteó la necesidad de articular y capacitar a todos los actores, porque la experiencia demostró que aún se está trabajando en forma aislada.
Al respecto, hizo ver la necesidad de potenciar mayores niveles de integración entre CORMA, ONEMI, CONAF, Bomberos, Carabineros y la comunidad. Al respecto, comentó como ejemplo que, durante el siniestro del verano, la acción de las Fuerzas Armadas funcionó como elemento disuasivo y logró bajar la ocurrencia intencional. “Cuando arribábamos a la zona de incendio sólo lográbamos ver evidencias objetivas sobre la intencionalidad, pero no quiénes lo provocaban. Nosotros trabajamos para que los incendios no causen daño y apuntan a la prevención, que es lo que nos compete, es decir, la silvicultura preventiva intensiva y reducción de combustibles”.
Recuperar valor de sector forestal
La profesional de Forestal Arauco, Angeline Castillo, se enfocó en los programas de educación y difusión para el manejo del fuego que está realizando el sector forestal privado en las comunidades vecinas a bosques.
También integrante del Comité de Protección contra Incendios de CORMA, indicó que si bien las cifras no indican que este año se hayan generado más incendios que en temporadas anteriores, el daño fue mucho mayor y uno de los mayores desafíos es “cómo volver a poner en valor al sector forestal frente a la comunidad para que el autocuidado sea la raíz de la prevención”.
Castillo opinó que es comprensible que tras los siniestros “los vecinos sientan desconfianza”, pero se mostró optimista, indicando que los encuentros con las juntas de vecinos, los puerta a puerta y actividades en las escuelas, así como en ferias y operativos sociales, están dando resultados. “Estamos convencidos que las campañas que hemos estado desarrollando, bajan la ocurrencia. Hemos logrado reducir los números y seguiremos trabajando en el programa de prevención que abarca desde O’Higgins hasta la Región de los Ríos”, enfatizó.
Ambos expertos coincidieron en que tras analizar la catástrofe, se observó que la causa más probable de origen fue intencional, con un 65% de las ocurrencias. Para Osvaldo Vera si bien las motivaciones y sanciones son materia de la justicia, es responsabilidad de las empresas mantener al mínimo las condiciones que permiten que el fuego se propague.
Explicó que en materia de prevención se ha avanzado, pero no al ritmo que se requiere. “Ni con todos los recursos que pueda aportar el Estado y las empresas se logra detener un mega incendio como el que vivimos. Hay que prepararse reforzando alianzas estratégicas entre todos los actores, para que existan roles preestablecidos frente a la emergencia”.
Recuadro
Cabe destacar que la inversión en protección que realizan las empresas de CORMA es cercana a los US$50 millones abarcando casi 2 millones de hectáreas, y se utiliza fundamentalmente para presupresión y combate de incendios. Estos recursos están distribuidos en centrales de operación, brigadas, pistas de carguío, torres de detección, helicópteros, aviones y maquinarias.