Investigadores de Los Ángeles crearon un sistema antifuego que ya se está empleando en Constitución y que ha atraído la mirada de diversos interesados.
Un grupo de investigadores de Duqueco, localidad vecina a la ciudad de Los Ángeles en la Región del Biobío, promete revolucionar la construcción habitacional en el país, al idear un retardante natural que permite construir viviendas resistentes al fuego.
Estos innovadores que formaron la empresa Rootman, crearon un colchón en base a raíces de granos (maíz, trigo, cebada), denominado Eco SIP (Solution Insolation Panel), que alcanza altos niveles de resistencia al calor, al fuego directo de las llamas y tiene especial capacidad de absorción sonora (aislación acústica).
La iniciativa resulta especialmente oportuna en momentos en que en la Región del Maule comienzan a desarrollarse diversos proyectos públicos y privados para reconstruir las condiciones de vida de muchas personas que perdieron sus casas, bosques, animales, aserraderos y maquinaria, tras los grandes incendios rurales que afectaron a la zona.
Rodrigo Cancino, gerente de investigación y desarrollo de Innovación de Rootman, explica que actualmente están fabricando un panel estructural aislante que incorpora el colchón SIP entre planchas de OSB (Oriented Strand Board), que conforman los tableros estructurales que se ocupan como paredes de viviendas.
Junto a Fabián Ibáñez, gerente de desarrollo comercial de la firma, y un grupo de investigadores, patentaron la innovación y trabajan incluso con una universidad de Francia para potenciar esta idea que surgió mientras cultivaban pastos hidropónicos para la ganadería lechera.
Cancino estima que “debiera ser una preocupación y una obligación la construcción con elementos ignífugos. Chile ha sido un país pionero en construcciones antisísmicas llegando a alcanzar altos estándares de seguridad. Ahora con la nueva realidad de incendios que vimos el último verano debiéramos orientarnos a estas nuevas tecnologías”, sostiene.
El sistema
Fabián Ibáñez explica que “el panel Eco SIP consiste en un colchón radicular (RD) aislante hecho con raíces de granos que no solamente es natural, sino que supera en muchos aspectos a los clásicos que se usan actualmente como el plumavit, la fibra de vidrio y el poliuretano”. Precisa que pueden ser granos de maíz, trigo o cebada.
Cuenta que ya están elaborando paneles de 50×60 con anchos variables de 3-5 centímetros” y que han hecho pruebas del producto incluso con Bomberos sin aplicar retardantes “y los resultados son buenísimos. Si la madera demora 7 minutos en combustionar este producto demora 50”, destaca Ibáñez.
Es decir, subraya “se quema mucho más lento que otros materiales, una ventaja increíble para proteger las viviendas”.
Rodrigo Cancino explica que los colchones se fabrican con semillas de granos cultivados que pasan por un proceso hidropónico diseñado especialmente para fabricar estos colchones radiculares. “Nosotros hacemos los cultivos hidropónicos y lo ofrecemos a quien necesite este material que patentamos a nivel mundial. Cualquiera lo puede utilizar con el pago de un royalty por el uso de la patente. Nos ha ido bastante bien, es una innovación chilena que salió al mundo”, precisa este innovador.
Primera vivienda operativa
La vecina maulina Angélica Letelier ha sido la primera beneficiada con una nueva vivienda de madera dotada del sistema ignífugo Eco Sip. Ella fue una de las diez propietarias que perdieron sus casas en pleno Cerro Pelao, a 5 kilómetros al interior de la ruta a Constitución, entre Las Corrientes y Santa Olga.
Fabián Ibáñez cuenta que habían hecho una casa piloto en Los Ángeles, “extraordinariamente buena en términos de aislación térmica y acústica y además habíamos hecho pruebas de resistencia al fuego. Por tanto tenía mucho sentido hacer una donación a la gente de esa zona, ya que además no era la primera vez que se le quemaba la casa”.
Relata que “Cerro Pelao está al interior de la zona amagada, y tiene difícil acceso. Por eso, cuando vimos donde vivía la señora Angélica con mayor ánimo hicimos la campaña. Pusimos los paneles que llamamos EcoSip y recolectamos ayuda con amigos para las terminaciones de cielo y piso y la logística, porque llegar no fue fácil. Así nos donaron los fletes, madera, puertas y la mano de obra fue de nuestra gente”.
Angélica aporta que Benito Baranda, de la Fundación América Solidaria, conoció la historia a través de los dueños de Rootman y apoyó la ayuda. “Estoy muy contenta de poder vivir en esta casa y agradezco a todos los que cooperaron. Hoy las condiciones térmicas son mucho mejores que las que tenía en la casa que se quemó. En el día la casa es fresca y en la noche mantiene mejor las condiciones de calor”.
El gerente de CORMA sede Maule, Leonardo Vergara, valora el aporte de los empresarios e investigadores de Duqueco y sostiene que “para la interfaz entre el bosque y las comunidades de vecinos hay que avanzar y trabajar mucho más intensamente en tecnologías resistentes a masas calientes de aire y su adecuado resguardo en base a humedad y resistencia al calor, así como también en programas integrales de prevención de ocurrencia de incendios. El creer que hacer decenas o cientos de metros de cortafuegos, no es la solución para evitar los daños estructurales”.
“Hay que crear planes eficientes de prevención de riegos e incorporar innovación en nuevas tecnologías para enfrentar el duro momento que vive el sector forestal maulino”, apunta.
Estos jóvenes emprendedores cuentan que ahora andan tras la búsqueda de un inversionista para exportar su tecnología, la cual ya ha despertado el interés de arquitectos interesados en elementos sustentables para cabañas de Pichilemu, el litoral central y Pucón.
El colchón reticular SIP es una muestra de innovación y solidaridad que suma un granito de arena en la larga tarea de reconstrucción que esperan miles de maulinos.