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Sebastian Laubach, un apicultor aficionado y guardia de prisión de 33 años, usa un fumador para calmar a las abejas durante un proyecto de apicultura en la prisión de Remscheid, en Renania del Norte-Westfalia. Alrededor de tres millones de «abejas de cárcel» ayudan hoy a que delincuentes sean más responsables. El proyecto piloto de apicultura será expandido a otros estados alemanes.