Después de pasar 129 años en el Museo de la Universidad del Estado de Michigan, en Estados Unidos, la momia conocida como «la ñusta» (princesa en quechua) voló de regreso a su lugar de origen, Bolivia.
Hace más de 500 años, a mediados del siglo XV, los restos de esta niña de aproximadamente ocho años fueron enterrados en una tumba de piedra de forma cilíndrica, conocida como «chullpa», al sur de la actual ciudad de La Paz.
Cuando fue sepultada, probablemente los españoles todavía no habían llegado a América.
La ñusta pudo haber sido miembro de los pacajes, reino aymara del sur del lago Titicaca que en el siglo XV vivía bajo dominio inca, le explica David Trigo, el director del Museo Nacional de Arqueología de Bolivia, a BBC Mundo.
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«Esta momia tiene características tanto de la cultura pacajes como de la inca. La postura en genuflexión es muy parecida a la de otras momias incas. El estilo de la textilería (que es de camélidos) podría ser inca […], pero la momificación es más característica de los pacajes», detalla.
«Esta momia es importante para nosotros porque no hay mucha información en Bolivia sobre las momias de estas culturas, ya que muchas fueron destruidas», dice Trigo.
En cambio, los restos de la ñusta sí se mantuvieron a salvo todo este tiempo, pero muy lejos de casa.
Donación a EE.UU.
En el siglo XV, la menor fue enterrada junto con varios objetos como «bolsas, una pequeña jarra de arcilla, sandalias, cuentas, plumas y varios tipos de plantas como maíz, frejoles y coca», escribe William Lovis, el profesor emérito de antropología de la Universidad del Estado de Michigan que dirigió la repatriación de la momia a Bolivia en el blog 360 Perspective, de la MSU.
Tras ser descubierta y desenterrada en el siglo XIX, el entonces cónsul de EE.UU. en Chile, William B. McCreery, donó la momia al Museo de la MSU en 1890.
A lo largo del siglo XX, la ñusta fue exhibida en distintas exposiciones del Museo.
Pero «a medida que cambió el sentimiento público hacia la exhibición de restos humanos en EE.UU., me convertí en parte de un grupo de curadores de museos que recomendaron que la momia boliviana saliera de exposición», explica el profesor Lovis.
La momia dejó de exhibirse, pero permaneció guardada en el Museo de la MSU durante más de 30 años.
El profesor Lovis intentó despertar el interés de los investigadores para que estudiaran a la ñusta, pero no lo consiguió.
Ante eso, impulsó que el museo iniciara las gestiones de repatriación en 2016.
La ñusta fue trasladada de Michigan a la embajada de Bolivia en Washington en enero de 2019 y finalmente pudo volver a casa a inicios de agosto.
Pero Michigan no ha olvidado a la momia, según el profesor Lovis. «La gente todavía pregunta por su paradero», cuenta en su blog.
Preguntas por responder
Una de las razones por las que la momia siempre llamó la atención es su buen estado de conservación.
La ñusta todavía mantiene su cabellera larga y oscura, recogida en un par de trenzas.
Además, la rodean numerosas interrogantes. Los científicos todavía ignoran las razones y circunstancias de su entierro.
David Trigo, del Museo Nacional de Arqueología de Bolivia, tiene la hipótesis de que la niña pudo pertenecer a la realeza pacaje.
«La realeza de cada grupo asimilado por los incas tenía mucha interacción con estos. Los incas hacían que se casaran con sus élites para evitar que se rebelaran», explica Trigo.
«No sería inusual que la niña hubiera pertenecido a este grupo social […]. Además, tiene un tipo de ajuar que pocas veces se ha visto», añade Trigo.
Por ahora, la momia se encuentra en un ambiente controlado con deshumidificadores del Museo Nacional de Arqueología de Bolivia, donde los expertos seguirán analizándola para tratar de responder a las preguntas en torno a su origen.