Los bosques de Alemania mueren lentamente

 

DW

Autor: Oliver Pieper (dzc/ers)

 

El presidente de Brasil le recomendó a la canciller de Alemania que mejor reforeste los bosques germanos. Más allá de la polémica, ¿es eso posible?

Enormes áreas forestales han desaparecido en los últimos años; bosques destruidos para la construcción de carreteras y un sector agrícola que requiere de más y más espacio para sus cultivos. La muerte de los bosques adquiere una dimensión cada vez más dramática, y los daños ascienden a miles de millones de euros. No les va bien a las áreas boscosas. Y hablamos de Alemania.

«No podemos hablar de reforestar mientras no detengamos la deforestación a gran escala”, dice a DW Jana Ballenthien, especialista en bosques de la ONG Robin Wood. «Los intereses económicos de la industria, pero también el tráfico vehicular, son más importantes que la ecología en este país”, critica.

Muerte forestal 2.0

Según estimaciones de la Sociedad de Protección del Bosque Alemán, las áreas boscosas han perdido en solo un año 120.000 hectáreas en Alemania, una superficie similar a la de Berlín. Este problema ha vuelto a estar sobre la mesa porque todo el mundo ha puesto sus ojos sobre los incendios en la Amazonía, una de las tantas consecuencias devastadoras del cambio climático.

Alemania congeló los fondos para proyectos de protección ambiental y climática en Brasil, debido a la política del presidente de ese país. Jair Bolsonaro respondió que la canciller alemana, Angela Merkel, debería usar esos dineros para reforestar Alemania. «Si queremos reforestar bosques en Alemania, donde hay muchas especies de árboles, de distintas edades y en un sistema ecológico funcional, se necesitan al menos 150 años”, explica Ballenthien.

 

El jueves 29 de agosto de 2019, la ministra de Agricultura, Julia Klöckner, se reunirá con propietarios de bosques, empresas forestales y ambientalistas para hablar sobre conservación y cambio climático. La ministra de la CDU ha entendido que la lucha contra esta muerte forestal 2.0 (tras la «lluvia ácida” de los años ochenta) costará mucho dinero. Según estimaciones de Klöckner, se requerirá al menos de 1.500 millones de euros en los próximos años para salvar los bosques más dañados. Una reforestación masiva sería muchísimo más onerosa.

La sequía empeora el panorama

Mientras en el Amazonas se enfrentan a los incendios, en Alemania los árboles bregan contra la sequía y los escarabajos. «Con suficiente lluvia, los árboles tienen suficiente fuerza para contrarrestar los ataques de los escarabajos de la corteza, porque producen resina como defensa”, explica Ulrich Dohle, presidente de la Asociación Alemana de Silvicultores. «Pero si tienen poca agua, no pueden producir suficiente resina y los escarabajos de la corteza no encuentran dificultades para atacar”, agrega.

Debido al cambio climático, los árboles de Alemania ya no pueden resistir a las tormentas. «Incluso con vientos menores se doblan, quiebran o caen con facilidad, porque la sequedad debilita las raíces”, afirma Dohle. Cuando el experto recorre sus terrenos en Mecklemburgo-Antepomerania, ve cómo están cambiando las cosas. «Los pequeños lagos y arroyos simplemente se secan. En 2018 solo tuvimos la mitad de la lluvia normal. Nunca vi algo parecido en 20 años”, lamenta.

Demasiados monocultivos

Para salvar a los bosques alemanes, es necesario un enorme esfuerzo. Esto significa también que los monocultivos, que constituyen el 25 por ciento de la superficie boscosa del país y que, como los abetos, no resisten el cambio climático, deben transformarse rápidamente en zonas mixtas estables, conformadas especialmente por pinos y robles. Pero Ulrich Dohle piensa que ese trabajo avanza con demasiada lentitud. «Si continuamos a esta velocidad, los bosques serán transformados en 120 años. No tenemos tanto tiempo”, advierte.

 

Además, para realizar esos cambios se necesita personal. Las cosas en Alemania, sin embargo, van a otro ritmo. Dohle está asombrado: «En los últimos 25 años, la mitad de los puestos de guardabosques desaparecieron. La situación ha ido tan lejos que en Sajonia y Turingia se ha debido recurrir al Ejército para luchar contra los escarabajos de la corteza”.

Sin espacio para reforestar

Un estudio de la Universidad ETH de Zúrich tuvo bastante eco hace unas semanas, al señalar que la reforestación es el remedio más efectivo contra el cambio climático. Los nuevos bosques podrían almacenar hasta 200 mil millones de toneladas de carbono. Para ello bastaría con plantar a nivel mundial una superficie similar a la de Estados Unidos.

Pero Jana Ballenthien se pregunta en qué lugar se encontraría ese espacio para los árboles en un país tan enfocado en la producción agrícola y tan densamente poblado como Alemania. «Tenemos demasiadas zonas industriales, calles e industria agraria. Terrenos que podrían ser forestados sin margen de duda simplemente no existen”.

El sueño de una reforestación global es una utopía cuando países como Estados Unidos debaten ahora sobre la posibilidad de abrir los bosques de Alaska para su explotación. Y más aún en la medida de que los consumidores de todo el mundo no recapaciten y reconsideren, por ejemplo, su consumo de carne. «La carne es un doble asesino de bosques”, advierte Ballenthien. «Por un lado, se corta la selva tropical para plantar soja y por otro, tenemos la producción animal en Alemania. Acá generamos nitrógeno y allá cortan los bosques”.

 

 

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