Las “Bases Comunitarias para la Protección, Preservación y Conservación de Glaciares, sus Ambientes y Elementos de apoyo (Criósfera)”, contiene una sistematización de aspectos centrales en la discusión sobre la protección de los glaciares y su entorno, sumado a una propuesta colectiva desde las comunidades. Además, y dado el contexto país, indican que el objetivo es dejarlas a libre disposición como insumo para el trabajo que se realiza en los cabildos autoconvocados a lo largo del territorio nacional y como un primer aporte con miras a la construcción de una Nueva Constitución.
El documento fue elaborado por la Coordinación de Territorios por la Defensa de los Glaciares, y se desarrolló de manera colectiva (en el marco del Segundo Encuentro por la Defensa de los Glaciares en abril de 2019 en Santiago). El texto contextualiza la discusión; entrega fundamentos para la protección, preservación y conservación; y presenta los principios básicos para una real y efectiva protección de los glaciares, sus ambientes y otros elementos de apoyo (Criósfera).
Se reitera la importancia de comprender que Chile cuenta con el 91% de los Glaciares de Sudamérica o sea con 23.641,4 km², lo equivalente a 3.175 km³ de agua, por lo que comprendiendo que, en términos globales, sólo el 2,5% del agua que existe en el planeta es dulce y apta para el consumo humano, y de este porcentaje el 75% se encuentra en estado sólido en hielo glaciar, tenemos una enorme responsabilidad, incluso planetaria. También se vuelve a destacar que el 70% de la población del país depende de agua de glaciares y que éstos son esenciales en época de sequía en donde, por ejemplo, en la zona central aportan el 60% del caudal de los ríos. En consecuencia y ante la crítica situación de escasez hídrica que vive el país hace años, y que tiene en la actualidad a 70 comunas bajo Declaración de Zona de Escasez Hídrica y 120 comunas bajo Decretos de Emergencia Agrícola con consecuencias de gastos en camiones aljibes que ascienden a más de 111 mil millones de pesos en 8 años y medio (2011- primer semestre 2019), no se pueden concebir otra opción que su preservación, protección y resguardo. Todos estos antecedentes, y otros más, son parte del contenido del documento.
Además, el texto da cuenta del rol central de los glaciares en términos de mantención del equilibrio ecosistémico y atmosférico y su fuerte influencia en amortiguar los duros efectos del calentamiento global (resultado del cambio climático a consecuencia de los altos niveles de contaminación generado por las grandes corporaciones).
Otro aspecto que se devela es la arista cultural que también existe dada la vinculación de las comunidades con el entorno glaciar. Esta visión, que es reivindicada y valorada por las comunidades, se aleja de la noción utilitaria que encasilla a los glaciares a ser meras reservas estratégicas de agua. Los aportes a la discusión se refieren a que se debe superar dicha perspectiva y entender que los glaciares son un sistema en sí mismo (glaciosistema) y que al mismo tiempo forma parte de otro gran sistema (criósfera) los cuales son reales fábricas de agua o embalses permanentes que brindan ininterrumpidamente el vital elemento, por tanto, deben ser intocables y debidamente resguardados. Se plantea incluso que constituyen parte del Patrimonio Ambiental de la Tierra y de la Humanidad.
Las distintas amenazas para la conservación de los glaciares también son parte del análisis, como por ejemplo las institucionales y los cuerpos legales (Código de Aguas, Código Minero, SEIA), las principales actividades que los afectan y destruyen como la minería y la hidroelectricidad y la grave crisis socio ambiental y climática.
El texto se adentra en la discusión sobre la categoría legal que debiesen tener en base a lo manifestado por la Corte Suprema o el Contralor de la República, entre otros. Así mismo, se recoge el carácter que lo vincula con los Derechos Humanos, tal y como lo dejó de manifiesto el Instituto Nacional de Derechos Humanos durante el 2015, por lo que protegerlos es garantizar derechos humanos básicos como el acceso al agua. Se analizan igualmente puntos centrales de los fallos ratificatorios de la ley de glaciares de Argentina, que ha logrado sortear las presiones del lobby minero (encabezado por Barrick Gold) en el país vecino.
La propuesta medular, viene dada por el establecimiento de seis principios para la protección: 1) la protección debe ser total, es decir, se debe proteger todo el glaciosistema o en otras palabras protección para todos los glaciares, sus ambientes y elementos de apoyo y no pueden someterse al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental; 2) las definiciones de glaciar no pueden ser excluyentes (por ejemplo sin discriminación por tamaño); 3) no pueden considerarse como Bien Nacional de Uso Público (BNUP); 4) deben inventariarse las distintas crioformas ( no sólo los glaciares descubiertos u blancos, sino que los glaciares cubiertos, el permafrost, entre otras); 5) condiciones para realizar actividades en glaciares serán determinadas por las comunidades del territorio donde pertenezca ese sistema glaciar y 6) actividades que actualmente se estén desarrollando en zonas de glaciares deberán cesar.
Finalmente, se plantea un nuevo imaginario país: Chile País Glaciar, aludiendo a que albergamos el 91% de los glaciares de América Latina, por lo que se busca entregar lineamientos en el sentido de cuestionar el actual modelo de desarrollo basado en el extractivismo y principalmente apuntando a derribar el mito de que somos, y tenemos que seguir, siendo un país minero, como afirmó el ministro Baldo Prokurica durante el año pasado en el senado con motivo de la tramitación del proyecto de ley de glaciares en la Comisión de Minería y Energía. Premisa que pierde cada vez más peso pues en relación con el aporte de la minería en el PIB, ésta se encuentra en el tercer lugar, encabezando la lista el sector terciario de los servicios, seguidos por la manufactura.
Por último, en el documento se recogen y exponen los aportes del público del Foro que antecedió al Segundo Encuentro por la Defensa de los Glaciares.
Desde la Coordinación de Territorios por la Defensa de los Glaciares indican que “esperamos aportar al debate nacional que se abre, tras el despertar masivo de octubre, en torno a la Constitución y el Derecho al Agua pues creemos que es urgente y necesario superar la noción extractivista que sólo genera saqueo de los bienes comunes de los territorios y degradación de la vida para las comunidades y ecosistemas. Creemos que el debate en torno a la Nueva Constitución debe hacerse cargo de la grave situación ambiental que tenemos en el país y con especial atención de resguardar el agua de calidad para la población. Debemos dejar de ver las demandas ambientales como algo accesorio. La problemática ambiental es central y desde las comunidades y los pueblos originarios se ha levantado una visión alternativa, que sitúa a la naturaleza como sujeto de derecho, la cual debe ir de la mano del Buen Vivir y un nuevo modelo económico, cuestiones que son también parte del debate que se ha dado en torno a la protección de los glaciares”.
El lanzamiento coincide con la reactivación, en la Comisión de Minería y Energía del Senado, de la discusión del proyecto de ley de glaciares (Boletín 11876-12), la que ha sido fuertemente cooptada por el gobierno en sintonía con el sector minero, quienes por medio de indicaciones sustitutivas pretenden lograr una ley que en vez de proteger los glaciares permita su destrucción.
El documento correspondiente a Las “Bases Comunitarias para la Protección, Preservación y Conservación de Glaciares, sus Ambientes y Elementos de apoyo (Criósfera)”, está disponible en el siguiente link: https://drive.google.com/file/d/1nvZWP_u0KFapTOtTSfqNbBCAeGEDGwEe/view