El daño causado por el brote del nuevo coronavirus a la economía china podría ser mucho mayor de lo que se esperaba.
En febrero, la industria manufacturera del gigante asiático cayó a su nivel más bajo desde 2005, debido a las medidas tomadas por Pekín para contener la propagación del virus.
Según datos de la Oficina Nacional de Estadísticas de China (ONE), el índice de gestores de compras (Purchasing Managers’ Index, PMI), indicador de referencia del sector, cayó 14,3 puntos hasta los 35,7, después de haber alcanzado los 50 en enero de este año.
Se trata de una caída récord: hasta ahora, el nivel más bajo registrado había sido en noviembre de 2008, cuando estalló la crisis financiera global.
En el PMI, un registro por encima del umbral de los 50 puntos supone crecimiento y uno por debajo, contracción.
Las restricciones de viaje y otras medidas para frenar la epidemia han sofocado las cadenas de suministro para cualquier producto que haya quedado en los almacenes y paralizado una parte importante de la producción china y de su sector terciario, dejando un panorama complicado para la segunda economía más grande del mundo y, por ende, la mundial.
«China representa un tercio de la industria manufacturera mundial y es el mayor exportador del planeta, por lo que esta caída del PMI, muy por debajo de las expectativas de los analistas, también tendrá un impacto negativo en otros países», subraya Katie Prescott, periodista de la BBC especializada en el sector.
El país asiático ha registrado cerca de 80.000 casos de contagio del nuevo virus desde el estallido del brote en diciembre.
El nuevo coronavirus ha llegado a más de 50 naciones, pero la vasta mayoría de las infecciones y muertes se han producido en China, donde se originó.
La pasada semana, ya comenzaron a hacerse públicas las predicciones sobre el efecto que las medidas de contención del virus en China tendrán en el comercio y la economía global.
La consultora Capital Economics, con sede en Londres, estimó que el brote costará más de US$280.000 millones en solo los primeros tres meses de 2020.
Eso es más del presupuesto anual de la Unión Europea, los ingresos anuales de Microsoft o Apple, y ocho veces el presupuesto anual del gobierno nigeriano, por ejemplo.
Sin suficientes trabajadores
Las cifras del PMI, calculadas en base a encuestas mensuales realizadas por empresas del sector privado, son un indicador clave de la salud económica de un país y suelen tener un efecto en los mercados financieros, apunta Prescott.
Las restricciones vigentes en la llamada «fábrica del mundo» ya han afectado a compañías como Apple, Diageo, Jaguar Land Rover y Volkswagen, que dependen del mercado de producción y consumo de China.
Según Bloomberg Economics, las fábricas chinas estaban operando al entre 60% o 70% de su capacidad de producción la semana pasada.
La gran pregunta ahora es qué tan rápido estas fábricas pueden volver a la normalidad.
Los líderes chinos han instado a los gobiernos locales, las fábricas y los trabajadores a comenzar las operaciones cuanto antes en las zonas menos afectadas por el nuevo coronavirus, pero la respuesta está siendo lenta.
Muchas empresas dependen de los 300 millones de trabajadores que migran de una ciudad china a otra, un tercio de los cuales todavía no están trabajando debido a las cuarentenas implementadas, señala Prescott, la experta de la BBC en el sector.
El suministro mundial de iPhone afectado por el brote
Como gigante industrial, la caída en la producción de China puede llevar a la escasez de algunos productos en el mundo.
Por poner un ejemplo, el país es el mayor fabricante y exportador mundial de teléfonos inteligentes, por lo que el abastecimiento mundial del iPhone de Apple, uno de los más vendidos en el planeta, se puede ver seriamente afectado.
De hecho, el gigante de la tecnología anunció el 17 de febrero que la producción y ventas de su producto estrella se habían visto perjudicados por el brote, informando que el suministro mundial de iPhone «se vería limitado temporalmente».
La investigación de mercado de la firma de análisis tecnológico Canalys pronostica una caída de hasta un 50% en los envíos de teléfonos inteligentes desde China entre octubre de 2019 y marzo de 2020.
¿Primera contracción desde la Revolución Cultural?
El nuevo coronavirus también ha impactado negativamente en el consumo interno en el país, una de las bases del nuevo modelo económico impulsado por el gobierno de Xi Jinping.
El cierre de buena parte de los comercios se suma a la caída de la demanda, dado que muchos consumidores siguen prefiriendo permanecer en casa y no gastar demasiado, como recoge un informe de Capital Economics.
Según la Asociación de Cocina de China, el 93% de los restaurantes ha cerrado durante la epidemia, y durante el Año Nuevo lunar -la festividad más importante del país, que coincidió este año con el estallido de la epidemia-, el sector perdió unos 500.000 millones de yuanes (71.060 millones de dólares), recogió la agencia EFE desde Pekín.
El economista Larry Hu, especialista de la economía china del Macquarie Capital en Hong Kong, auguró que Pekín podría registrar una contracción en el primer trimestre,«por primera vez desde la Revolución Cultural«, según reporta el diario hongkonés The South China Morning Post (SCMP).
China creció a su ritmo más bajo en tres décadas en 2019 y el gobierno ha insistido que, pese a la epidemia, sus objetivos de desarrollo económico y social podrán cumplirse este año.
El Ejecutivo suele difundir esas metas -como el PIB o la inflación- en marzo, durante la celebración de la sesión anual de la Asamblea Nacional Popular (Legislativo), pero esa crucial cita se ha pospuesto por el brote hasta una fecha aún por determinar.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) rebajó su previsión de aumento del PIB de China para 2020 del 6% al 5,6%.
Según el ente, el coronavirus surgido en el país es la «incertidumbre más urgente» que encara la economía global y una amenaza para la «frágil recuperación», debido al potencial contagio internacional a través de las cadenas de suministro.
El organismo prevé recortar las previsiones de crecimiento global debido a la propagación del brote.
En esta situación de incertidumbre, las autoridades chinas también tratan de lanzar mensajes de calma.
Este pasado fin de semana, por ejemplo, señalaron que alrededor del 90% de las empresas estatales del país (las llamadas SOEs, por sus siglas en inglés) han retomado la actividad, según recogió el periódico SCMP.
«En concreto, las industrias de gas y petróleo, comunicaciones, electricidad o transporte tienen (una tasa de operaciones) de más del 95%; algunas han llegado al 100%», informó la Comisión de Supervisión y Administración de Activos Estatales.
La semana pasada, los mercados bursátiles más importantes del mundo cayeron dramáticamente después de que un gran número de empresas advirtiera sobre el impacto del brote en sus actividades.
Pese a los indicadores en rojo, la caída de la producción china ha tenido un lado «positivo»: la NASA informó que los satélites de monitoreo de contaminación habían detectado disminuciones significativas en el dióxido de nitrógeno en China.
La evidencia sugiere que esto se debe «al menos en parte» a la desaceleración económica causada por el nuevo coronavirus.