El testimonio escritural denominado: “Recuerdo de viaje y guerra; memorias de un soldado argentino” de Florencio del Mármol, aclara la verdadera injerencia y participación de Argentina en la Guerra del Pacífico.
Esta obra relata el testimonio del capitán de la caballería argentina, Florencio del Mármol Demaría, que se une a las tropas bolivianas acantonadas en Tacna, durante la Guerra del Pacífico, el cual llevaba correspondencia secreta del Gobierno Argentino, para las altas autoridades bolivianas. Esta obra, que nunca había sido publicada en Chile, y, que es muy citada por la bibliografía correspondiente, aclara muchos pasajes desconocidos de la Guerra del Pacífico. Y, es un memorable libro, que se lee como una novela. Sin embargo, es un relato vivencial, estremecedor, que denota la pasión y el fervor que provocó, en la época, la Guerra del Pacífico.
El texto contiene una bibliografía, también totalmente desconocida de Florencio del Mármol, autor de la obra, que fue investigada por una delegación de la Sociedad Pedro Pablo Muñoz Godoy, en diversas ciudades argentinas y peruanas. Florencio del Mármol es también llamado “el otro Che Guevara”, porque luchó por Cuba, por Bolivia; participó en diversas revoluciones en Argentina; era abogado; estudió en la misma universidad del Che Guevara y murió tan joven como éste.
Además, el libro contiene un prólogo exhaustivo del historiador de Coquimbo, Joel Avilez Leiva, el cual pasa revista a los distintos hechos de la Guerra del Pacífico, a las implicaciones para la Región de Coquimbo y, especialmente, a la participación de diversos oficiales y políticos trasandinos, que claramente bogaron por la alianza Perú-boliviana, y que la neutralidad solo fue en forma protocolar. Estos hechos que demuestran que Argentina participó indirectamente son sumamente importantes, ya que nunca públicamente han sido debidamente aclarados y reconocidos. Por esto, este libro resulta de interés latinoamericano; sobre todo hoy, que en La Haya se mantienen y se ventilan controversias aún no resueltas; especialmente, para Bolivia de esta guerra.
El libro fue posible por el equipo editorial de Ediciones Volantines, compuesto por Miriam Marín Díaz, Eva Tapia Cortés, Joel Avilez, Marco Murúa y Arturo Volantines. Esta obra fue financiada por el CORE y el Gobierno de la Región de Coquimbo al resultar ganadora la Sociedad Patrimonial Pedro Pablo Muñoz Godoy (SPPMG), del Fondo Editorial Binacional. Su portada corresponde a un soldado de caballería 1884-1904; óleo sobre tela, Guillermo Roux; cuadro perteneciente a la pinacoteca privada del Círculo Militar, Argentina.
Joel Avilez, dice, en el prólogo: “Argentina no fue neutral en la Guerra del Pacífico. Los datos son reveladores. El vecino trasandino aprovechó la guerra de Chile para ampliar sus fronteras. Mármol fue uno de los enviados desde Buenos Aires, y conocer sobre su viaje por aquella exótica Bolivia –aún lo sigue siendo– es también una forma de reflexionar sobre el fenómeno de la guerra, y de cómo ésta influye, hasta nuestros días, en la sociedad hispanoamericana del Sud.// Han pasado 137 años de los eventos que Mármol narra en su libro. La participación boliviana en el conflicto ha sido poco abordada por la literatura historiográfica de los tres países involucrados. Mucho más nebulosa es la participación argentina en la Guerra del Pacífico, a toda luz beligerante, al menos desde el Estado, prensa y círculos de opinión se refiere. Ante los alcances de la actual política exterior boliviana, cuya agresividad latente es hoy dada en el juicio de La Haya y el comienzo de nuevos roces con Argentina por sus pretensiones antárticas que se superponen sobre territorio chileno austral, éste libro, claro está decirlo, es una obra de actualidad que sin duda será tema de consulta para numerosos amantes de la historia, tanto social, militar, política, cultural y migratoria de la Sudamérica decimonónica”.
Arturo Volantines, señala, al respecto a Florencio del Mármol, soldado y autor de la obra: “Nació el siglo anterior de Ernesto. Pero, igual que el Che, estudió en la Universidad de Buenos Aires; fue insurgente, soldado; luchó por Cuba y Bolivia; escribió libros desgarradores y luminosos. Y murió a los 30 años.// Empezó a publicar en los diarios antes de los 20 años. En su corta vida escribió: “Noticias y documentos sobre la Revolución de septiembre de 1874”; “Ejército boliviano, Manual de Soldados, Cabos, Sargentos y oficiales subalternos, que trata de sus respectivas obligaciones, tomados del Código Militar de la República”; “Recuerdos de viaje y guerra”. Y, al morir, el 24 de diciembre de 1881, preparaba el texto: “Historia de los Regimientos famosos de la República Argentina”. //Nació en Buenos Aires, el 19 de junio de 1851. Estudió Derecho en la Universidad del mismo nombre. Sus padres eran de familias alcurniosas: Máximo Vicente del Mármol y Reyna y Luisa Demaría y Escalada”.
También, Arturo Volantines, afirma: “La vida de Florencio del Mármol fue breve, intensa, apasionada; hizo libros memorables, revoluciones, viajes; fue soldado latinoamericano, y se anticipó al Che y coincidió con éste en casi todo. Al final de su vida fue liberal, revolucionario en esa época; muy argentino no cabe duda; padeció la argentinidad; pensó como argentino dentro de la hibridad de esa nación. No hay duda que fue talentosísimo, valiente, audaz; salvó su vida de muchas refriegas para morir en la cama, aferrado a lo que menos lo identificaba. Seguramente sus padres esperaban que floreciera largamente en vida, pero él florece largamente después de su muerte. Particularmente, no estoy alineado con lo que él pensó e hizo. Pero, no cabe duda: su vida fue magnífica y elevada como una estrella fulgurosa.// Se publicaron muchos sentidos versos en su honor. Martín Coronado escribió un poema en ocho estrofas denominado: “En la muerte de Florencio del Mármol”: Aquel que oyó el lamento/ De Cuba la infeliz, pidiendo en vano/ Alas de tempestad al mar y al viento/ Para llevarle el brazo hermano, / ¡No tiene ya el acento/ Que traducía el grito americano!”. // Su muerte y sus libros fueron resonantes como un disparo en la pampa; están allí el testimonio y las páginas para las nuevas generaciones de América Latina. Su mensaje fue claro: luchar por el mundo. No sería soldado de sus tropas, pero me maravillo de su gesta; seguramente hoy estaríamos en veredas contrarias. Soy federalista. Y participo que las controversias entre países hermanos no sean a través del fusil o demandas jurídicas, sino de encontrar el mejor sol en el diálogo directo. A Florencio del Mármol lo veo apagándose inmortalmente como vela intensamente encendida, pero entrando a la cotidianidad por su sed de vivir en la justicia y en la libertad; inmortal en su escritura”.
rrpp.
SPPMG