Brasil se encamina a la peor crisis económica de su historia

La combinación de inestabilidad política y catástrofe sanitaria amenaza con volverse explosiva para una economía tambaleante. Los indicadores y proyecciones sugieren que esta será la peor recesión que haya vivido Brasil.

El clima optimista se desvanece en la economía brasileña a medida que sube la cifra de muertos por la COVID-19. Si antes de la pandemia había cierto escepticismo en torno a la recuperación económica del país, ahora no cabe duda de que Brasil se va a hundir en 2020.

Esta no será solo una crisis más. Según los economistas entrevistados por DW, puede ser la peor que el país haya vivido, porque surge en un momento en que se intentaba retomar la senda del crecimiento, y en medio de la inestabilidad política. Además, no será posible contar con el sector externo, también severamente afectado por la pandemia.

La consultora Gavekal Research comparó a Brasil con un predio en llamas, en su último informe para inversionistas. «En este momento, es mejor dejar Brasil a los especialistas, los locos, los oportunistas de largo plazo o aquellos que no tienen otras opciones”, dice el reporte, firmado por el economista Armando Castelar.

El Fondo Monetario Internacional (FMI) prevé una caída del PIB del 5,3 por ciento, mientras el gobierno calcula una del 4,7 por ciento. Cualquiera de las dos cifras sería la peor desde 1901.

«Esta realmente es una crisis atípica y más intensa que cualquier otra que hayamos observado”, afirma la economista Viviane Seda, del Instituto Brasileño de Economía de la Fundación Getulio Vargas (Ibre-FGV).

En una proyección de Genial Investimentos, la caída del PIBdependerá del tiempo que la economía esté paralizada. En el escenario más optimista, con 50 días de aislamiento social, el retroceso será de un 3,3 por ciento. En el más pesimista, de 70 días, la cifra llegaría al 8,6 por ciento.

Millones de desempleados

Por otra parte, la tasa de desempleo podría elevarse, del 12,2 por ciento actual, a un 18,7 por ciento hasta fines de año, según estimaciones de la Fundación Getulio Vargas. Sería la mayor desde los años 80, según la coordinadora del boletín macroeconómico de Ibre-FGV, Silvia Mattos.

De acuerdo con las estimaciones del gobierno federal, divulgadas el viernes (15.05.2020) por O Globo, se perderán tres millones de puestos de trabajo, cifra mayor que la de la última crisis (2015-2017).

«Hay una característica diferente esta vez; el sector de servicios, que es el más perjudicado ahora, fue el que sustentó un poco la frágil recuperación de nuestra economía”, explica Mattos. A este sector, que ha sufrido un gran impacto por la política de cuarentenas para combatir el coronavirus, corresponden dos tercios del PIB y de los empleos del país.

La coordinadora del departamento de economía de Inser, Juliana Inhasz, alerta de la perspectiva de un aumento de la desigualdad. «La más afectada es la población periférica, que generalmente tiene trabajos más vulnerables y está perdiendo el empleo con más facilidad en estos momentos”, señala.

La crisis del coronavirus ya ha llevado a 1,5 millones de brasileños a acudir al seguro de desempleo. Entre marzo y abril las solicitides aumentaron un 31 por ciento, con respecto a igual período del año anterior, según datos del Ministerio de Economía. Quien no pierde su empleo, tiene jornada y salario reducidos. Más de 7 millones de trabajadores están en ese nuevo régimen.

El factor político

La pandemia afectará económicamente a todo el mundo. EL FMI espera una contracción global del 3 por ciento, la peor desde la crisis de 1929. Pero Brasil tiene además un ingrediente de inestablidad política, con cambios de ministros, pedidos de impeachment, pugnas entre el ejecutivo y el legislativo, y entre el presidente de la república y los gobernadores.

Para contar con inversiones, sean internas o externas, se requiere previsibilidad. La falta de certeza es veneno. Y el indicador de incertidumbre de la FGV batió un récord histórico en marzo, quedando 30 puntos por encima del récord anterior, de septiembre de 2015.

La incertidumbre política afecta también a la tasa cambiaria, según los economistas. El dólar estadounidense se disparó este año frente a muchas monedas, pero el real brasileño es una de las que más se ha devaluado, con una pérdida del 30 por ciento. Eso, pese a que el Banco Central estuvo constantemente vendiendo reservas en moneda extranjera.

Para el economista en jefe de Genial Investimentos, José Márcio Camargo, la inseguridad política tendrá más efectos en el proceso de recuperación, y menos en el corto plazo. «Pienso que, en el corto plazo, el impacto mayor es el del aislamiento, pero a mediano y largo plazo, la incertidumbre política tendrá impacto en la rapidez con que se recupere la economía”.

DW (er/jov)

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