El fracaso de Barcelona en una imagen: los tres fichajes más caros de la historia sentados en el banco

El 2-8 quedará grabado en la historia negra de Barcelona por innumerables factores. Y uno de los que no pasó desapercibido es el que grafica por completo el fracaso de la política de compras de los últimos mercados de pases, en los que gastó más de 400 millones de euros en tres futbolistas y no solo ninguno de ellos fue titular, sino que uno estuvo sentado en el banco de suplentes rival, ingresó y convirtió dos goles.

Después de la eliminación a manos de Juventus en la Champions League 2016-17 y el título de Real Madrid, el segundo en fila, la dirigencia que encabeza Bartomeu decidió gastar 138 millones de euros en Ousmane Dembélé, proveniente de Borussia Dortmund. Seis meses después, en el receso invernal, llegó el fichaje récord: Philippe Coutinho, por el que desembolsó 145 millones de euros. Y en la previa de la actual campaña, la compra más polémica fue la de Antoine Griezmann, quien dejó a Atlético de Madrid en busca de la gloria blaugrana por 120 millones de euros.

El balance, más allá de este desenlace puntual, fue calamitoso casi desde su inicio mismo: el francés fue un abonado a las lesiones musculares, al punto tal que solamente pudo jugar cinco partidos en la última temporada de La Liga y su última participación fue el 27 de noviembre ante su anterior equipo en Champions League, encuentro en el que apenas jugó 26 minutos; por el lado del brasileño, elegido para ser el sucesor de Iniesta, también estuvo permanentemente castigado por los problemas físicos y a la decisión de Valverde de cambiarlo de posición para que juegue de extremo le sumó una reacción a los silbidos de la propia afición que lo condenó. A mediados del 2019 se fue cedido a Bayern Munich, sin una cláusula que le impidiera jugar ante el dueño de su ficha.

Griezmann dejó la ilusión del cholismo para ser la pata que le faltaba a Messi y Suárez, pero nunca fue demasiado considerado por Setién y su primera temporada como culé está más cerca del fracaso que del acierto. La jornada de Lisboa no hace más que confirmar que, a los tres, Barcelona le quedó grande: el excolchonero entró para el segundo tiempo con la obligación de ser el salvador y al menos demostró más vergüenza que varios compañeros; Dembélé, lógicamente, no estaba en condiciones físicas; y a Coutinho es a quien mejor le fue, con dos goles, aunque con la camiseta del equipo Bávaro, donde tampoco pudo consolidarse. El mercado que viene no permite el más mínimo error, porque si se repiten estas experiencias será imposible que vuelva a conquistar Europa.

 

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