La mujer, que escapó porque creía que si no lo hacía podía ser encarcelada o incluso «desaparecida», trabajaba en un laboratorio chino y aseguró que las autoridades sabían de la letalidad del brote, que ella misma les había hablado al respecto. Sin embargo afirmó que decidieron ignorarla y que desde entonces fue silenciada y presionada por el Partido Comunista que gobierna en China.
Ahora fue por más y publicó un informe en el que asegura que el virus sí salió de un laboratorio. En Zenodo, una plataforma digital de acceso abierto, la doctora escribió que a su entender el Covid-19 fue «creado convenientemente» dentro de un laboratorio durante un período de seis meses y que » muestra características biológicas inconsistentes con un virus zoonótico natural».
Frente a la versión más fuerte respecto del origen de la pandemia, un mercado de animales salvajes en la ciudad de Wuhan, centro de China, Yan entiende que «la teoría del origen natural, aunque ampliamente aceptada, carece de apoyo sustancial», según el portal The Australian.
«Sin embargo, la teoría alternativa de que el virus puede provenir de un laboratorio de investigación está estrictamente censurada en revistas científicas revisadas por pares. No obstante, el SARS-CoV-2 muestra características biológicas que son incompatibles con un virus zoonótico de origen natural», insiste.
El artículo, en coautoría de otros tres médicos, se titula «Características inusuales del genoma del SARS-CoV-2 que sugieren una modificación de laboratorio sofisticada en lugar de la evolución natural y la delimitación de su ruta sintética probable», lo que ya plantea cuál es su mirada al respecto.
Y sugiere: «La evidencia muestra que el SARS-CoV-2 debería ser un producto de laboratorio creado utilizando los coronavirus de murciélago ZC45 y/o ZXC21 como plantilla y/o columna vertebral. Sobre la base de la evidencia, postulamos además una ruta sintética para el SARS-CoV-2, lo que demuestra que la creación en laboratorio de este coronavirus es conveniente y se puede lograr en aproximadamente seis meses».
Al conocer los primeros casos de coronavirus, Yan se desempeñaba en la división de ciencias del laboratorio de salud pública de la Universidad de Hong Kong, un centro de investigación de enfermedades infecciosas de la Organización Mundial de la Salud. Entonces comenzó a investigar el brote.
Pero tiempo después, ya fuera de su país, la doctora afirmó que los hallazgos científicos de su equipo fueron suprimidos. Luego, en abril, viajó a Los Ángeles. Fue desde allí que también aseguró que el coronavirus «proviene de un laboratorio de Wuhan controlado por el gobierno de China».
Yan no es la única profesional que denuncia a las autoridades chinas desde que comenzó la crisis sanitaria. El científico Yuen Kwok-yung, también de la Universidad de Hong Kong, afirmó semanas atrás que el gobierno de China sabía que el nuevo coronavirus podía propagarse entre humanos y no dijo nada.
Jiang Yanyong, un médico militar del Ejército de Liberación Popular, también aseguró haber hablado hace años con el gobierno de Pekín para decirle que estaba subestimando la epidemia del SARS, y Li Wenliang, de 34 años, quien falleció por Covid-19, fue uno de los primeros médicos chinos en alertar sobre el virus, en diciembre del año pasado. Entonces la Policía le advirtió que dejara de «hacer comentarios falsos».