Casi ningún otro debate en Alemania ha sido tan controvertido como el que rodea a los desechos nucleares y su depósito final. La localidad de Gorleben fue durante mucho tiempo la única candidata, pero ya no lo es.
La disputa que se desarrolló en Alemania con gran polémica durante muchos años comenzó el 22 de febrero de 1977. El ministro presidente de Baja Sajonia, Ernst Albrecht, padre de la actual presidenta de la Comisión de la Unión Europea, Ursula von der Leyen, anunció ese día que en Gorleben, muy cerca de la frontera con la antigua República Democrática Alemana (RDA), se iba a construir el depósito alemán de residuos nucleares.
Pero lo que Steffen Kanitz, director general de la estatal «Agencia Federal para la Disposición Final» (BGE) anunció en Berlín este lunes (28.09.2020) es histórico para Alemania: «Gorleben no es el mejor lugar posible», dijo. En cambio, unas 90 regiones de toda Alemania son geológicamente adecuadas, tanto en las ciudades como en el campo, la mayoría de ellas en el norte y el suroeste del país. En 2017, los políticos acordaron que los expertos deberían buscar de nuevo formaciones rocosas adecuadas en toda Alemania. Tanto en Gorleben como también en otros lugares. Ahora la pequeña comunidad de Baja Sajonia está fuera de juego.
La búsqueda de un depósito y la renuncia a la energía nuclear
La decisión por otros sitios que no sean Gorleben no es imaginable sin la renuncia de Alemania a la energía nuclear. Después de décadas de controversia -que hicieron que el partido antinuclear Los Verdes, fundado en 1980, se convirtiera en una fuerza política relevante- el gobierno alemán decidió finalmente abandonar la energía nuclear después de la catástrofe del reactor de Fukushima, en Japón, en 2011.
Durante muchos años hubo un consenso en la política alemana sobre que el país necesita un depósito de residuos nucleares, aunque seguramente nadie se alegraría de tenerlo cerca de su casa. Los políticos conservadores, en particular, se han pronunciado repetidamente a favor de Gorleben, argumentando que la construcción allí ya comenzó. Pero con el paso de los años, los políticos comprendieron que no podían tomar otra decisión como lo hicieron en 1977, prácticamente sin la participación de los ciudadanos.
En las ahora 90 regiones preseleccionadas, cada paso debe ser discutido una y otra vez con la población, que es una de las razones por las que todo este proceso llevará mucho tiempo. En 2031, la construcción de un depósito podría comenzar en un emplazamiento. Kanitz se muestra optimista y piensa que al final se construirá un depósito adecuado. Aseguró que Alemania está «bendecida con un geología lo suficientemente buena».
Un sitio adecuado para un millón de años
Si todo va según lo previsto, el nuevo depósito se utilizará para enterrar, entre otras cosas, los residuos de las centrales nucleares alemanas durante miles de años. Actualmente, estos desechos se guardan principalmente en instalaciones de almacenamiento temporal de las centrales atómicas. La ministra federal de Medio Ambiente, Svenja Schulze (SPD), expresó su alivio: «Con este procedimiento encontraremos un lugar que ofrezca la mejor seguridad posible, no solo para los próximos 50.000 años, sino para un millón de años y más».
Una vez iniciados los trabajos de construcción, pasarán muchos años más antes de que los residuos se puedan almacenar realmente. Los expertos calculan que será alrededor del año 2050, pero Alemania sigue bastante bien situada en esta carrera, en comparación con otros países: 70 años después de que el ser humano comenzó a usar la energía nuclear, todavía no se ha abierto oficialmente ningún depósito permanente y legalmente asegurado en el mundo.
DW (gg/cp)