A pesar que somos un Estado minero, no existe casi información de los distintos aspectos de esta actividad, que es el sustento del país. Sin embargo, en 1898, el historiador huasquino, Luis Joaquín Morales Ocaranza, publicó un libro sobre sus experiencias como médico en las faenas mineras del norte y, especialmente, del Huasco.
Este libro denominado “Higiene Práctica de los Mineros” no había sido reeditado y era absolutamente desconocido en la bibliografía de nuestro país y del mundo minero.
Esta edición contextualizada contiene el prólogo del académico e historiador minero Claudio Canut de Bon Urrutia, donde analiza esta obra a la luz de su vasta experiencia minera y de la bibliografía existente, respecto a la salud y enfermedades de los mineros, tanto en Chile como en el mundo. Realiza una introducción, Franko Urqueta Torrejón, oriundo del Huasco, donde examina sociológicamente y antropológicamente el contexto de los procesos sociales de la minería, del medio ambiente, y del conflicto histórico de esa comunidad, que desde siempre se ha empoderado en la historia de Chile y que ha realizado las más increíbles hazañas, como son por ejemplo, su papel fundamental en la Batalla de Maipú; en la Batalla de la Quebrada de Los Loros; en las Batallas de Tacna, Pisagua, Chorrillos y Miraflores durante la Guerra del ’79 y, ahora, en una lucha que destacara tan bien Gabriel Salazar, en lo correspondiente a su lucha contemporánea respeto al medio ambiente.
Este libro es el segundo que publica esta alianza editorial. Anteriormente, habían publicado la “Historia del Huasco” y, próximamente, “Marican: drama histórico en tres actos” escrito en 1912, y otra obra inédita manuscrita de este autor. Se completará así la publicación de todo el legado escrito de Luis Joaquín Morales Ocaranza, como homenaje al centenario de su muerte.
Claudio Canut de Bon Urrutia, dice en el prólogo: “Hay libros que nos abren una ventana hacia el tiempo pasado, y éste es uno de ellos. La visión que nos entrega Luis Joaquín Morales Ocaranza, de profesión médico, que a sus 32 años publica su libro “Hijiene Práctica de los Mineros”, en 1893. Nos describe y detalla una realidad de la vivencia humana en la minería atacameña, la principal de Chile, muy similar a la coquimbana de ese tiempo. La sensibilidad profesional del autor, en contacto directo con una población minera errante y aventurera, la observación de su actuar en los pequeños poblados o en campamentos mineros, caseríos o placillas, que surgían alrededor de grupos de pequeñas minas de algún distrito, le facilitó reunir informaciones comunes a los mineros, como también las necesidades en sanidad ambiental local. La alta mortalidad infantil fue otro tema, junto a la ignorancia maternal popular en el cuidado de enfermedades o en su alimentación; debe haber tocado en su conciencia ilustrada profesional, ya que en su libro merece un capítulo especial”.
Franko Urqueta Torrejón, señala: “El texto completo está lejos de ser un manual técnico solo referido a Carrizal Alto, ya que dispensa consejos y recomendaciones que aspiran a ser generales, de aplicabilidad concreta en todas las faenas mineras que existían profusamente en aquella época en el Huasco y que denotaban un carácter muy similar de abandono y pavorosa insalubridad, ante la negligencia de un Estado regulador y la acción indolente de los dueños de los yacimientos; es por ello que nuestro héroe huasquino plantea la necesidad de contar con una Junta Higiénica, que se encargue de estos urgentes temas; pero no se conforma con ello, ya que también es consciente de que los propios trabajadores deben cambiar algunos de sus patrones de conducta, culturalmente arraigados, para lograr así una mejor condición de vida en lo referido a su propia salud”.
El editor y poeta Juan García Ro, manifiesta: “Si algún minero o cateador, al encontrarse con este libro, fuese el que se refiriera a él, estoy seguro que diría: “me he encontrado una gran pella de oro”. Y cómo no, si hablando en forma metafórica es eso, una obra de incalculable valor histórico tanto para el Huasco como para el resto del país, pues a pesar de ser un tratado de medicina escrito por el doctor Morales, quien pensando en hacer un aporte para mejorar la salud de los mineros y sus familias nos ha dejado un retrato fidedigno indesmentible de la realidad de esos trabajadores que con su esfuerzo ayudaron a engrandecer la naciente Patria”.