Si bien aún es pronto para tener evidencia sobre el impacto que tuvo la preparación en formato virtual durante el año 2020, la PDT hizo más evidente una tendencia que lamentablemente se sigue repitiendo.
Los resultados de la Prueba de Transición a la Educación Superior ya están publicados y con ello, comienzan los análisis sobre este nuevo instrumento de medición, en un año marcado por la pandemia por Covid-19. Si bien la brecha en la Educación en Chile ha sido una constante preocupación de las autoridades, ésta sigue existiendo, más ahora con las clases online, que profundizaron la diferencia de puntajes entre los alumnos de colegios particulares y los de establecimientos municipales.
A juicio de Aurora Videla, jefa de Área Creativa de Contenidos Ziemax, “la brecha sigue existiendo y se ve incrementada debido a los impactos del formato virtual de enseñanza y aprendizaje”. Si bien los contenidos curriculares que incluyó la Prueba de Transición ya fueron revisados en años anteriores, “el general de los y las estudiantes del país que pertenecen al entorno público tuvieron un desfase temporal importante este año, vinculados a condiciones de baja accesibilidad a dispositivos y a conexión a internet, lo que profundizó esta brecha”, explica la profesional.
La diferencia entre los puntajes se presenta de forma transversal en todas las materias, lo que fue alertado en informes del año 2006 y luego en el Informe ETS de la Universidad de Chile, donde se plantea que esta desigualdad es propia del modelo educativo y social chileno. Por este motivo, “los organismos antes protagónicos como el CRUCH y el Sistema Único de Admisión (SUA) son ahora sustituidos por el Comité de Acceso Universitario y la Subsecretaría de Educación Superior, con el objetivo de robustecer las variables que inciden en los procesos de generación de las pruebas, mecanismos implícitos y añadir criterios de acceso universal, lo que es una excelente noticia en torno a la segregación propia del modelo educativo chileno, que deja fuera a muchas y muchos, generalmente por criterios socioeconómicos”, comenta Aurora Videla
Esta Prueba de Transición, que volverá a ser tomada este año, redujo el número de preguntas en los exámenes de Comprensión Lectora y Matemática, y depura la medición acerca del uso de conocimientos adquiridos para testear el desarrollo de habilidades que posee cada estudiante. Asimismo, altera el peso en la ponderación del instrumento para la postulación, lo que permite aumentar el valor del NEM y Ranking, junto con entregar facultades a las propias instituciones de educación superior para calibrar las ponderaciones.
En cuanto a la nueva prueba de selección universitaria, la especialista de Ziemax señala que ya se está trabajando en ella, pero que lo fundamental, “es la migración hacia un sistema que refleje los criterios de justicia, acceso universal y, esencialmente, recoger la voz de todos los actores de la comunidad”. En esta línea, agrega que “se necesita ir pensando en un sistema de acceso más progresivo y equitativo posible, trabajado desde los primeros años de enseñanza media o secundaria y logrando captar de buena forma las orientaciones vocacionales, las habilidades para el siglo XXI, las competencias de desarrollo personal y social y, por supuesto, el conocimiento específico asociado a determinada carrera. La sincronía de esos elementos va a promover la equidad y fortalecer las competencias laborales posteriores”, puntualiza.