Putin busca prohibir comparaciones entre dictadores ¿En qué se parece Stalin a Hitler?

El presidente ruso Putin quiere prohibir las comparaciones entre el nacionalsocialismo y el estalinismo. El historiador polaco Krzysztof Ruchniewicz analiza los motivos políticos de Putin en entrevista con DW.

El presidente ruso Vladimir Putin quiere convertir en ley su postura sobre la historia política,  80 años después de la invasión de la Unión Soviética por la Wehrmacht. Putin pidió a la Duma que presente un proyecto de ley que prohíba explícitamente la equiparación pública del papel de la URSS con la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial.

Putin ya había relativizado la responsabilidad de la Unión Soviética en el estallido de la guerra y en el pacto Hitler-Stalin en un ensayo con motivo del 75º aniversario del final de la Segunda Guerra Mundial, en 2020. El pacto de no agresión germano-soviético incluía, entre otras cosas, un protocolo secreto que establecía la división de Polonia y Europa del Este.

Hitler rompió el pacto de no agresión y la Wehrmacht invadió la Unión Soviética el 22 de junio de 1941. En la memoria colectiva de los ciudadanos rusos, la Segunda Guerra Mundial sigue viva. Y en esa memoria colectiva, la Unión Soviética tiene dos papeles: el de la víctima atacada y el de la potencia victoriosa al final de la guerra. A menudo se ignora lo que ocurrió entre 1939 y 1941.

Krzysztof Ruchniewicz, historiador polaco y experto en la cultura de la memoria histórica, afirma a DW que Putin está buscando relegar deliberadamente a un segundo plano los hechos que le resultan incómodos. Ruchniewicz es jefe del Departamento de Historia de la Universidad de Breslavia (Wroclaw) y director del Centro Willy Brandt de Estudios Alemanes y Europeos. Su trabajo apunta a contrarrestar la instrumentalización política de la historia.

DW: ¿Qué opina de la propuesta de Vladimir Putin? ¿Es posible comparar los papeles de la Alemania de Hitler y la Unión Soviética de Stalin en la Segunda Guerra Mundial?

Krzysztof Ruchniewicz: La comparación es uno de los métodos básicos de investigación en Historia. En este caso concreto, cabe señalar que Alemania y la URSS establecieron una estrecha cooperación tras la firma del Pacto Hitler-Stalin. Como resultado de ese pacto -y de la firma del llamado «Protocolo secreto»- Alemania atacó a Polonia el 1° de septiembre de 1939, mientras que la URSS invadió Polonia el 17 de septiembre del mismo año. La cooperación entre los dos países duró hasta el estallido de la guerra germano-soviética, es decir, hasta el 22 de junio de 1941. Como en Rusia se sigue prestando mucha atención a la llamada «Gran Guerra Patria», Putin hace pasar deliberadamente a un segundo plano los hechos incómodos.

Hay que recordar que no solo Polonia fue invadida. La URSS también ocupó los países bálticos. En cada uno de estos territorios se implantó el orden soviético de represión, el exterminio de las élites y la deportación de cientos de miles de personas al interior de la URSS, a campos de exilio y gulags. Las políticas de ocupación de Alemania y la URSS en los años 1939 a 1941 pueden compararse, e incluso es un procedimiento necesario para mostrar la especificidad respectiva y demostrar el funcionamiento de dos regímenes totalitarios en los territorios conquistados.

¿Compararía usted a Stalin con Hitler? ¿En qué se parecieron?

Los estudios comparativos entre Hitler y Stalin no consisten en equiparar, sino en mostrar las particularidades, también con el trasfondo del entorno histórico de la época. Ninguno de los dos dictadores actuó solo, ni sus acciones provenían de la nada. Hay publicaciones que yuxtaponen las biografías de los dos dictadores, de las cuales quizás la más conocida sea el estudio de Alan Bullock, de 1991.

La Alemania de Hitler y la URSS de Stalin eran estados totalitarios. Aunque sus ideologías difirieran. En ambas dictaduras, personas o grupos identificados como hostiles o indeseables eran exterminados. Sin embargo, el interés de cada dictador, a pesar de sus diferencias ideológicas, no fue obstáculo para formar una alianza. Lo que importaba eran las necesidades de un momento histórico concreto.

Tras el ataque alemán, la Unión Soviética pasó de ser victimario a convertirse en víctima, y cada vez más fuerte, como parte de la coalición antihitleriana. Sin embargo, la URSS no dejó de ser un Estado totalitario después de 1944/45. Además, después de la Segunda Guerra Mundial, extendió su influencia a los países de Europa Central y Oriental, incluida Polonia, a la que no sólo sometió, sino que transformó profundamente, es decir, sovietizó.

¿Comparar el Holocausto y otros crímenes cometidos por los alemanes en la II Guerra Mundial minimiza los ejecutados por la Unión Soviética?

Son dos cosas diferentes. Analizamos las particularidades de cada caso. En general, podemos decir que los crímenes nazis tenían una motivación racial, mientras que los soviéticos eran de clase. Ambos sistemas fueron criminales y provocaron la muerte de millones de personas. Millones de personas que sobrevivieron a la represión quedaron lisiadas o enfermas mentalmente; hasta hoy, los descendientes de las víctimas también sufren los efectos del trauma de posguerra. En el caso de las estancias prolongadas en los campos soviéticos, también se trata de existencias destruidas.

Mostrar la represión y el exterminio en paralelo no es relativizarlos. Más bien, una comparación completa el panorama del siglo XX, especialmente de sus décadas más aciagas: los años 20, 30 y 40. La comparación rescata la memoria de varios grupos de víctimas del totalitarismo, a los que hasta ahora se ha prestado poca atención, aunque solo sea por el mencionado miedo a la relativización. En mi opinión, esto no disminuye la importancia del Holocausto, ni en la investigación ni en la memoria colectiva.

¿Por qué el debate sobre los crímenes de la II Guerra Mundial suele limitarse al papel de la URSS y la Alemania nazi?

Alemania provocó la guerra, y la URSS se puso de su lado. El hecho de que, después de algunos meses, la URSS haya tenido que defenderse de quien fuera su aliado no significa que se deban ocultar ciertos hechos. Ambos fueron regímenes criminales. La represión, los delitos y las detenciones estaban a la orden del día, y las víctimas eran los ciudadanos de los países invadidos. Ambos regímenes crearon un sistema de campos de concentración y aislamiento. La política de ocupación se caracterizó por la privación de derechos a la población nativa y la deportación de cientos de miles de personas. También se organizó una explotación económica a gran escala y se saquearon o destruyeron deliberadamente bienes culturales.

Sin embargo, para mostrar el destino de todos los pueblos de Europa Central y Oriental durante los años de la guerra, también es necesario analizar la política soviética. Por supuesto, el debate no puede reducirse sólo a estos dos países; también hay que tener en cuenta a Japón, otro aliado de Alemania, y a su política en Extremo Oriente.

DW (jov/er)

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