La muerte de por lo menos 100 manifestantes antigolpistas en Myanmar ha provocado la indignación mundial.
Estados Unidos acusó a las fuerzas de seguridad de Myanmar de ejercer un «reino del terror» este sábado, el día más con más muertes desde el golpe de Estado del mes pasado.
Sin embargo, a pesar de todos los reclamos internacionales, el líder del golpe, Min Aung Hlaing, y sus generales celebraron esa noche una fastuosa fiesta por el Día de las Fuerzas Armadas.
Mientras que este domingo se celebraron funerales, y algunos informes indicaban que los militares habían intentado intervenir durante las jornadas de duelo.
Desde el golpe de Estado del 1 de febrero pasado han muerto más de 400 personas en la represión de las protestas en Myanmar.
Los militares se hicieron con el control del país del sudeste asiático tras unas elecciones que el partido de la Liga Nacional para la Democracia (LND) de Aung San Suu Kyi ganó por una amplia diferencia.
¿Cuál ha sido la respuesta internacional?
Los ministros de Defensa de una docena de países emitieron el domingo una inusual declaración conjunta de condena de las acciones violentas de los militares.
EE.UU., Reino Unido, Japón y Australia estaban entre los firmantes de una declaración que decía: «Un ejército profesional sigue las normas internacionales de conducta y es responsable de proteger -no de dañar- a las personas a las que sirve».
Estados Unidos declaró estar «horrorizado» por los asesinatos. El secretario de Estado, Antony Blinken, acusó a los militares de «sacrificar la vida de la gente para servir a unos pocos».
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, manifestó estar «profundamente conmocionado» por la violencia, y el ministro de Asuntos Exteriores británico, Dominic Raab, aseguró que trabajará para «que los responsables rindan cuentas [de estos actos] y asegurar el camino de vuelta a la democracia».
El relator especial de la ONU, Tom Andrews, pidió una cumbre internacional de emergencia.
China y Rusia no se han sumado a las críticas, lo que significa que tomar medidas a través del Consejo de Seguridad de la ONU -donde tienen veto- podría ser difícil.
¿Qué está pasando en las calles?
El domingo, las familias celebraron los funerales de algunos de los muertos del día anterior.
Uno de ellos fue para Kyaw Win Maung, que fue asesinado a tiros en Mandalay.
Otro sepelio en la ciudad se celebró por Aye Ko, padre de cuatro hijos.
«Los vecinos nos han dicho que a Aye Ko le dispararon y lo arrojaron al fuego», reveló un pariente a la agencia de noticias AFP.
«Era el único que alimentaba a la familia, y que ya no esté es una gran pérdida para la familia».
Los informes procedentes de Myanmar son difíciles de confirmar, pero algunos medios de comunicación locales dijeron que las fuerzas de seguridad habían intentado intervenir en los funerales.
El medio de comunicación en lengua birmana The Irrawaddy afirmó que la policía intentó detener a la gente en un funeral por un miembro del sindicato de estudiantes asesinado en la ciudad de Phaya-Gyi.
También se informa de que las protestas continúan a pesar de la represión del sábado, con concentraciones en ciudades como Katha y Hsipaw.
¿Cómo ha respondido el ejército?
El ejército no ha comentado los asesinatos.
A primera hora del sábado, se celebró un desfile por el Día de las Fuerzas Armadas y se escuchó un discurso del líder golpista Min Aung Hlaing, quien dijo que quería «salvaguardar la democracia», pero también advirtió contra los «actos violentos».
Asistieron representantes de Rusia, China, India, Pakistán, Bangladesh, Vietnam, Laos y Tailandia.
El sábado por la noche se celebró una fiesta militar de lujo en la capital, Nay Pyi Taw, lo que provocó una airada respuesta de algunos en las redes sociales, entre ellos el activista birmano Maung Zarni:
«Querido mundo, nosotros, #Myanmar, ya no llamamos ni vemos a las bandas armadas dirigidas por Ma Aa La como nuestras Fuerzas Armadas. Las llamamos #Terroristas de Naypyidaw. Respeten [el sentir] abrumador de la opinión pública. En las celebraciones estos terroristas llevan esmoquin«.
Varias publicaciones en Twitter colocaron fotos de la fiesta junto a imágenes de las víctimas.
¿Qué pasó el sábado?
Los activistas antigolpistas habían convocado protestas pacíficas, pero pronto se tornaron violentas cuando las fuerzas de seguridad abrieron fuego en más de 40 localidades.
En el centro comercial, Yangon, hubo decenas de muertos, pero se registraron asesinatos desde Kachin, en el norte, hasta Taninthartharyi, en el extremo sur.
El grupo de seguimiento de la Asociación de Asistencia a los Presos Políticos (AAPP) confirmó al menos 100 muertes.
El sitio de noticias local Myanmar Now cifra el número de muertos en 114, mientras que las Naciones Unidas dijeron que estaban recibiendo informes de «decenas de muertos» y cientos de heridos.
El director de la Red de Derechos Humanos de Birmania en el Reino Unido le contó a la BBC que los militares habían demostrado que no tenían «límites ni principios».
«Es una masacre, ya no es una represión», denunció Kyaw Win.