La Ley Orgánica de Municipales dice claramente que un alcalde no puede estar suspendido de sus funciones por más de 45 días, salvo que sea por motivos de salud, lapso en el cual es subrogado por el administrador municipal. De ocurrir esta prolongación, el Concejo debería proceder a la elección de un nuevo edil de entre sus miembros.
En esta disyuntiva están los más de 50 alcaldes del país que, ante la postergación de las elecciones municipales, han quedado prácticamente en un limbo, ya que no pueden ejercer su cargo ni tampoco hacer campaña, porque -tal como lo plantearon los senadores Francisco Huenchumilla e Isabel Allende- “durante el plazo de suspensión no se podrá realizar propaganda pagada en medios de comunicación, plataformas digitales ni redes sociales”.
Por esta razón, un grupo de alcaldes envió al Gobierno una dura carta pidiendo que promueva a nivel legislativo una rápida enmienda que favorezca el reintegro de los ediles que por ahora han quedado en cierto grado inmovilizados de ejercer campaña y sus propios cargos.
Sin embargo, la intentona de los alcaldes por volver a ocupar el sillón municipal hasta fines de abril fue rechazada en una primera instancia por la Cámara de Diputados, órgano presidido por el diputado Diego Paulsen, quien tiene claro que los ediles sólo buscan este camino para instalarse a realizar campañas personales.
Al respecto, el alcalde comunista de Recoleta recogió el guante señalando que no es posible aprovechar este mes para aprovechamiento personal, porque para eso están los órganos fiscalizadores como la Contraloría, el Congreso, el propio concejo municipal y la ciudadanía. Sin embargo, olvida el señor Jadue que tanto él mismo, como muchos otros ediles del país, están siendo acusados o procesados actualmente porque pasaron por alto todas estas instancias de regulación.
Acogiendo el clamor de los alcaldes que argumentan que “podrían solucionar muchos problemas comunales en este mes”, el Senado convocó a una sesión el domingo para votar esta iniciativa, cuyo vacío legal es responsabilidad de los propios hacedores de leyes.
De favorecerse el regreso temporal de los ediles a sus puestos, el pueblo sería testigo de un nuevo “arreglín” de la clase política al ver cómo en tiempo express los señores congresistas legislan para atender las demandas de sus camaradas alcaldes.
