Tras doce años consecutivos, Benjamin Netanyahu abandonará su cargo como primer ministro
“El volumen de los gritos demuestra la pérdida de control durante vuestra etapa”, empezó Bennet. Desde la tribuna, defendió los planes de la heterogénea coalición de ocho partidos que le apoya. Primero, reconoció la sensibilidad y la urgencia del momento. “Me enorgullezco de lograr agrupar a gente de diferentes ideologías, que en este tiempo decisivo tomamos responsabilidad para parar esta locura”.
El líder Yamina vaticinó una «nueva etapa en los vínculos con los residentes árabes de Israel. El crédito es para Netanyahu, que abrió el camino”, dijo en referencia a la entrada por primera vez en la historia de una formación árabe (Ra’am) al ejecutivo.
Luego, pasó a la cuestión central, la seguridad. “El conflicto con los palestinos persiste, nuestros enemigos amenazan la existencia del estado de Israel. Deseo que el alto el fuego se mantenga (en Gaza), perosi Hamas vuelve a la vía de la violencia, les golpearemos con brazo de hierro. Los palestinos deben tomar responsabilidad de sus actos”, apuntó. Además, priorizó la “tarea sagrada” de devolver a los dos soldados muertos y los dos civiles en vida que permanecen en manos de los islamistas.
A continuación, pasó a la carpeta exterior. “Seguiremos los acuerdos de paz con estados del golfo y entre pueblos de la región”. Y en un guiño a la Casa Blanca, quiso “agradecer al gobierno de Biden su apoyo a Israel durante la escalada bélica, y su compromiso histórico con nuestra seguridad”. Para Bennet, es fundamental recuperar el apoyo “bipartidista” en EE.UU., tras años de conflictivas relaciones entre Netanyahu y el Partido Demócrata.