Desde su primera versión en el año 2006 que la Semana de la Madera convoca a arquitectos, diseñadores, constructores, organizaciones públicas y privadas, científicos, académicos y estudiantes. Múltiples actores que conforman una extensa red de contactos para proveedores e inversores, empresas y clientes, convirtiendo al evento en la principal plataforma de divulgación del país. Además de su ascendente participación, que ya bordea las 32 mil visitas, sus programas destacan por las temáticas, siendo la de este año la bioeconomía y su relación con este material, ante la crisis climática del mundo.
Christopher Martius, quien ha dedicado su carrera a temas relacionados a la ecología, desempeñándose en Asia Central o en Brasil, donde por más de 10 años fue parte del Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas (INPA), será uno de los expositores internacionales del evento. Actualmente, es director en gestión y líder del equipo de cambio climático del Centro de Investigación Forestal Internacional (CIFOR) en Alemania; institución científica, sin fines de lucro, que investiga temas urgentes relacionados a bosques y equidad entre medio ambiente y bienestar social. Su presentación en la Semana de la Madera 2021 se titula “Bioeconomía y madera, hacia un futuro sostenible”.
Por segunda vez consecutiva, Chile se transformó en el primer país latinoamericano en alcanzar el sobregiro ecológico: el pasado 17 de mayo nuestro país acabó con los recursos naturales presupuestados para todo el año, según Global Footprint Network (GFN). Literalmente, estamos en deuda con la naturaleza. Este 30 de agosto y hasta el 4 de septiembre, la Semana de la Madera promoverá la sustentabilidad y la utilización responsable del recurso, a través de perspectivas técnicas, académicas y educacionales.
Según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), la bioeconomía está basada en el consumo y producción de bienes y servicios derivados del uso y transformación sostenible de recursos biológicos, aprovechando el conocimiento de los sistemas y procesos, en conjunto con la aplicación de tecnologías. En esta entrevista, el científico define el rol de la madera en el sistema mencionado anteriormente, sus características como material “pro” clima y la ruta de conocimientos que compartirá con el público chileno.
–Tiene más de 25 años de experiencia en liderazgo de enfoques interdisciplinarios del desarrollo y cambio climático. Quiero que vuelva en el tiempo. ¿Cómo se involucró en la discusión del cambio climático por primera vez como profesional? ¿Y cómo era el ambiente en ese momento, socialmente hablando?
–Cuando estaba haciendo investigaciones ecológicas en las llanuras aluviales de la Amazona, comencé a estudiar las emisiones de metano de las termitas. En aquel momento, esas emisiones eran vistas como un gran factor en las emisiones globales de gases de efecto invernadero, pero pudimos demostrar que las emisiones de metano de las termitas eran en realidad insignificantes y que los humanos eran culpables, como los mayores contribuyentes al calentamiento global. Fue una cosa muy científica en los noventas, pero el contexto político global ya estaba claro: los humanos eran los mayores agentes del cambio climático.
–¿Qué significa para usted, como persona, la crisis climática?
–La crisis climática es algo que se ha movido de ser una amenaza abstracta, a ser un problema muy real. Recientemente, hemos visto las inundaciones en Alemania y China, cada año estamos viendo los incendios masivos en Estados Unidos y en Canadá, y tenemos temperaturas tropicales y sequías durante los últimos dos años en Europa Central. Las recientes inundaciones en Alemania, bastante cerca de mi hogar, fueron chocantes. Afectaron áreas, arrasando con edificios de 650 años de antigüedad, demostrando que nunca antes hubieron tales amenazas y riesgos.
Cuando empecé a estudiar biología, hace 40 años, los informes del Club de Roma y la crisis del petróleo podrían haber sido considerados llamados a la acción, pero la humanidad esperó 40 años. Ahora necesitamos hacer las más grandes transformaciones de manera rápida, las cuales costarán mucho más dinero y perjudicarán por sobre todo a personas vulnerables y pobres en países en vías de desarrollo. Necesitamos cambios masivos sobre el destino de nuestras inversiones, y necesitamos transiciones justas, que no dejen a nadie atrás.
–¿Usted es positivo o negativo sobre el futuro? ¿Cómo esa postura influencia, o usted decide exponer, en su trabajo?
–¡Soy siempre positivo sobre el futuro! Sigo pensando que un enfoque serio, reflexivo y eficaz, basado en la ciencia, puede ayudarnos a tomar las decisiones necesarias y actuar rápido sobre el cambio climático. El mundo no está cayendo de un acantilado, o repentinamente se “apagará” como un microondas, el 31 de diciembre de 2030. El cambio del clima es lento, progresivo. Experimentaremos más y más eventos extremos y desastres. Mientras antes actuemos, menor será el daño. Desafortunadamente, ya vamos en ruta a consecuencias negativas y dramáticas. Solo podemos esperar hacerlas menos dramáticas, actuando pronto. ¡Esto puede sonar negativo, pero no lo es! Aún podemos actuar decisivamente y evitar la crisis. Pero necesitamos actuar rápido y ahora.
–¿Durante cuánto tiempo viene trabajando con la madera como un material “pro” clima? En ese sentido, ¿cómo ha cambiado su concepción de la madera durante su carrera?
–Pienso que mi percepción de la madera como una materia prima natural, que puede reemplazar plástico, cemento y otros materiales que tienen altas emisiones y alto potencial de polución, siempre estuvo ahí. Pero, recientemente, vemos increíbles innovaciones y transformaciones de la madera que, hace no tanto, parecían imposibles. La madera puede ser pesada, liviana, resistente al agua, transparente. Pareciera no haber límites. Podemos construir un rascacielos de madera (habrá uno de 70 pisos en Tokio en 2040; en muchos países ya casi es común encontrar edificios de madera de diez pisos). Puede almacenar energía, puede utilizarse para hacer ropa y puede ser moldeada de formas novedosas. Todo esto es emocionante y necesita ser traído a países en vías de desarrollo lo antes posible, para que así puedan ser parte de esta “revolución”. Eso es para lo que trabajamos en nuestro nuevo programa “Soluciones de Bioeconomía”, en CIFOR-ICRAF. Estas innovaciones pueden ser claves para la madera reemplazando plástico, cemento, textiles sintéticos, y muchos otros.
–¿Cómo puede la madera promover un futuro sustentable? ¿Qué industrias deberían inclinarse por este material y de qué forma?
–Aún no sabemos cuánta área terrestre hay para hacer crecer madera (también necesitamos tierras para comida) y cuánta madera podría ser necesitada si dependieramos al 100% de este recurso para todas nuestras actividades económicas. ¿Cuándo todo el plástico será sustituido? ¿Cuándo todas las viviendas de cemento serán reemplazadas por viviendas de madera? En CIFOR intentamos trabajar en estas preguntas y proveer evaluaciones cuantitativas y posibles trayectorias basadas en escenarios. También trabajaremos en las posibilidades de reemplazar la madera con otros materiales. Por ejemplo, si podemos utilizar más biomasa de la agricultura para calefacción y energía, podemos usar menos madera para esos propósitos, y más madera queda disponible como materia prima.
–¿Cuáles son los primeros beneficios vistos de usar madera en la bioeconomía?
–Reduce emisiones y propone mayor circularidad, es decir, reutilización de materiales. Además, tenemos la oportunidad de traer de regreso pequeñas y medianas actividades económicas en la fabricación, procesamiento, construcción; creando nuevos empleos verdes e ingresos, y aún más importante, nuevas oportunidades para comunidades rurales.
–¿Cuál piensa que será el rol de la madera en este, idealmente, futuro ecológico?
–Se convertirá en la pieza central de la nueva bioeconomía. Semejante economía puede dibujar sobre la agricultura y silvicultura, allí es de donde las futuras materias primas tendrán que venir, en adición a la minería de minerales, por supuesto. En el futuro, todo lo que necesitaremos lo tendremos que hacer crecer, en vez de hacerlo a través de combustibles fósiles. Ya vimos que tan rápido la industria podría reaccionar a la prohibición de recipientes de comida de un solo uso, bombillas o pajitas para beber, tapas de cafés y similares. Necesitamos informar al sector político, para que tengan el suficiente conocimiento y comprensión para comprometerse con decisiones correctas y crear rápidamente los incentivos correctos. Ahora es el momento para un siglo de madera. ¡Comencemos!
Conocimientos de investigadores como Christopher Martius y el intercambio de miradas en la Semana de la Madera 2021, además de la realización del World Conference on Timber Engineering (WCTE 2021), convierten a agosto en el mes de la madera, recordándonos lo valioso que es este material en función del planeta. Como aliada de la bioeconomía y elemento central de un futuro ecológico, la madera reafirma su noble disposición a la innovación y manteniéndose leal a sus orígenes, nos permite diseñar, construir y crear ecológicamente. Con la crisis medioambiental como factor primordial.