El inicio de la prueba fue un infierno. «Puños, patadas, me jalaban, me pellizcaban», ese fue el abrebocas de prueba de marcha femenina en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020.
La atleta colombiana Sandra Arenas narró la «batalla» que vivió durante 20 kilómetros con sus rivales para poder obtener la medalla de plata.
«Parecía una batalla, desde el inició me daban puños, patadas, me jalaban, me pellizcaban», confesó la medallista olímpica en diálogo con Caracol Televisión de Colombia.
«Tenía mucho susto. Hace mucho tiempo no tenía tanto susto, pero nunca perdí la fe y la esperanza de que podía lograrlo»
En un retorno por poco se cae y le propinó un rasguño a una competidora española. «Uy, lo siento, perdón», le dijo.
El mayor desafío deportivo y extradeportivo de Arenas fue por parte de la competidora china Liu Hong, que al final terminó de tercera. La asiática la iba codeando para que se apartara, pero ella le respondía dandole codazos también.
Ahí empezaron a gritarse la una a la otra.
Eso solo la motivaba más para continuar luchando en busca de la medalla de plata, dado que la italiana Antonella Palmisano se llevó el oro.
«Yo me caracterizo por tener un carácter demasiado fuerte y a mí cuando me retan para mí es mejor, porque saco lo mejor de mí. Esa berraquera (valiente y con tesón)», agregó.
El miedo de Arenas era también porque ya llevaba dos faltas y si cometía una tercera podría ser sancionada. Y fue justamente una sanción a la china que al intentar atacar cometió una tercera falta (la hicieron detener un par de minutos) lo que le permitió a la colombiana aventajarla.