En descontrolado rebrote del coronavirus, la junta militar ha atacado más de 250 veces a médicos y enfermeras por socorrer a civiles heridos manifestantes contra el régimen, que impide acceso a oxígeno, documentan ONGs.
Civiles transportan al hospital a un manifestante herido por las fuerzas militares, aquí en Yangón, capital de Birmania
Al menos 25 enfermeras y médicos han muerto, 37 han resultado heridos y 190 trabajadores detenidos por las fuerzas de seguridad en los primeros seis meses tras la sublevación militar, según los datos de los analistas de Insecurity Insight, la ONG Physicians for Human Rights (PHR) y la Universidad estadounidense Johns Hopkins.
Los soldados y policías, además, han ocupado 55 hospitales y allanado otros 86 centros de salud a lo largo del país, apunta el grupo en un comunicado.
Asesinados por socorrer a civiles heridos
Médicos y enfermeros «han sido blanco de ataques por brindar atención médica a los civiles heridos», mientras que otros profesionales han sido represaliados por su vínculo con el Movimiento de Desobediencia Civil, que con sus manifestaciones y huelgas ponen en jaque a la junta militar.
«La violencia contra la atención sanitaria está haciendo descarrilar aún más la respuesta contra la covid-19 en Birmania y la administración de la vacuna», destaca el comunicado.
Balas del régimen, variante delta y sin ayuda médica
Birmania vive un fuerte rebrote de la pandemia, vinculado a la variante delta, en medio de la crisis política y social derivada del golpe y que se ha profundizado por el colapso del sistema sanitario y la desconfianza de la población con los militares.
Según los datos oficiales, este martes se informó de 4.434 casos y 220 fallecidos, lo que eleva el total a 337.561 contagios, incluidos 12.234 muertos, desde el inicio de la pandemia.