“Las madres estaban desesperadas, los talibanes las golpeaban. Gritaron: ‘¡Salva a mi bebé!’ y nos arrojó a los bebés”, narró un soldado.
La única zona que se mantiene en control de las fuerzas occidentales después del colapso del gobierno de Afganistán a manos de el Talibán, es el aeropuerto internacional de Kabul.
En la terminal se vive una verdadera crisis humanitaria. Miles de personas civiles se agolpan en las cercanías del aeropuerto con la ilusión de poder tomar un vuelo que los saque de Afganistán.
Pero para llegar a la terminal hay que pasar los controles de las patrullas talibanas y luego tiene que cruzar las murallas controladas por lo soldado occidentales.
Familias enteras luchan por llegar ante los constantes disparos y bombas que lanzan los talibanes.
La enorme masa está consciente que no podrá escapar del yugo fundamentalista, entonces las mujeres comenzaron a la lanzar a sus hijas e hijos pequeños por sobre los muros y los alambres de púa.
Son todos los días y a cada hora, y el daño sicológico que este hecho ha generado a las tropas muy duro.
Soldados profesionales colapsados
Así lo relata un soldado británico, parte del primer grupo que recogió niños lanzados por sus madres.
“Las madres estaban desesperadas, los talibanes las golpeaban. Gritaron: ‘¡Salva a mi bebé!’ y nos arrojó a los bebés. Algunos de los bebés cayeron sobre el alambre de púas”, aseguró un oficial del Regimiento de Paracaidistas al The Independent, del Reino Unido.
Esta realidad tumbó a combatientes profesionales preparados para las brutalidades de la guerra.
“Fue terrible, las mujeres arrojaban a sus bebés por encima del alambre de púas, pidiendo a los soldados que se los llevaran. Algunos quedaron atrapados en el alambre. Estoy preocupado por mis hombres, estoy asesorando a algunos, todos lloraron anoche”, reconoció un alto mando británico a Sky News.
Por: Alejandro Osorio