Sin duda alguna la actividad económica más importante de nuestro país es la minería. Por ende, es responsabilidad de todos los involucrados velar por la implementación de las mejores prácticas posibles para convertir esta gestión en una labor sustentable, sin que afecte considerablemente al ecosistema.
Buscando cumplir con este objetivo, Chile trabaja hace varios años para exigir y aplicar medidas proactivas y correctivas en la mayoría de los rubros industriales. Así, por ejemplo, las externalidades negativas que anteriormente producía la minería, hoy están encaminadas a ser reguladas y/o a buscar alternativas que permitan su continuidad operativa de forma amigable con el medio ambiente, con acciones referidas al incremento de la economía circular.
En este sentido, la Ley 20.551 (vigente desde el 11 de noviembre de 2012) que regula desde entonces el cierre de faenas mineras, e inicialmente enfocada solo en normativas para la operación y producción, ha incorporado distintas exigencias medioambientales en pro de este nuevo foco (como la Ley Rep., el principio de “el que contamina, paga”, entre otras) definido por el Ministerio de Minería, el Servicio de Evaluación Ambiental y la Superintendencia de Medioambiente.
Sin embargo, “las normativas vigentes deben tomarse como base para acciones de saneamiento medioambiental, y no como un techo impuesto por el triángulo regulatorio en materia de minería. Es responsabilidad de las empresas mineras entender que son el mayor activo económico en Chile, y, por ende, el marco regulatorio no debe ser mirado como un techo, sino que como una base que establezca un piso sobre el cual construir la minería del futuro”, destaca Pablo Gutiérrez, gerente de Relaciones Institucionales de Hidronor Chile.
“Hoy no basta con cumplir a cabalidad los pasos establecidos para lograr una estabilización físico-química del terreno minero y disponer de forma segura los residuos restantes al momento del cierre, dando por cerrado el hito. Todo lo contrario, el cierre de faena debe ser “un paso más” en el proceso que durará años, ya que, a medida que existan nuevas alternativas en el mercado, se podrá aplicar nuevas soluciones a los desechos antes dispuestos, como nuevos tratamientos o nueva vida útil con revalorización de los residuos que sean posibles”, agrega Gutiérrez.
Para esto, el monitoreo continuo de residuos es de vital importancia. Aquí resulta necesario que tanto las empresas mineras como las industrias complementarias en servicios de gestión ambiental se mantengan en la vanguardia tecnológica, a fin de poder hacerse cargo de estos residuos de la forma más sustentable posible, como es el caso de la empresa Hidronor.
Oportunidades de desarrollo
Vale la pena destacar que, si las empresas mineras toman lo anteriormente descrito como base para innumerables acciones que pueden desarrollar posterior al cierre de una faena, esta labor seguirá sumando a la economía de Chile y el mundo, ya que, al dar nuevos tratamientos o revalorizar residuos que anteriormente no tenían otra solución, más que ser dispuestos en lugares seguros y con el tratamiento disponible en el momento, esto abrirá nuevas ventanas comerciales para el país.