La divisa más utilizada en el mundo estuvo relacionada con la moneda española más importante de la época, el real de a ocho.
Por la dificultad de las navegaciones a través del Océano Atlántico, llegaban pocas libras esterlinas a las colonias británicas de América y era mucho más fácil abastecerse de los cercanos reales de a ocho acuñados en México, de modo que, en las Trece Colonias, la moneda española circulaba normalmente. Primero fue conocida como “spanish thaler”, pasando después a “spanish daller”, y más tarde al término “spanish dollar”. Por eso, tras la independencia de los Estados Unidos la nueva nación eligió “dólar” como el nombre de su moneda en lugar de mantener la libra inglesa. Como resultaba muy difícil introducir en el mercado una nueva moneda con su correspondiente nuevo valor, se recurrió a la que entonces era la referencia mundialmente, el real de a ocho.
Durante largos años, el dólar americano convivió en armonía con la moneda española. Ambas divisas, circulaban por igual por el continente norteamericano, aunque sus ciudadanos tenían preferencia por la española, ya que tenían más prestigio y mayor contenido físico de plata. El “spanish dollar” estuvo vigente en Estados Unidos hasta el año 1857, cuando se prohibió su uso.