Coincidiendo con el inicio de la primavera y un momentáneo descongelamiento del mar de Bellingshausen, los pingüinos papúas, especie de mayor presencia en el islote Isabel Riquelme, han regresado.
Una primera avanzada de 234 especies arribó a los sectores sur y este, esperando el pronto arribo de más pingüinos y con el posterior periodo de nacimiento de polluelos, se estima llegar a una población por sobre los 1.500 ejemplares.
El pingüino papúa posee plumaje negro en la cabeza y dorso hasta la cola, blanco desde la garganta hasta las patas palmeadas de color naranja. La cabeza posee párpados blancos y un parche triangular de color blanco encima de cada ojo que se extiende por encima, los ojos son café. El pico es de color rojo anaranjado en la parte baja y negra en la parte superior. Tiene un alto de 80 centímetros y peso de 5 Kilos. Las plumas de la cola son rígidas, las que es corta y puntuda, en tierra la usan para impulsarse. Pygoscelis papúa es el pájaro nadador más veloz, puede llegar a velocidades de hasta 36 kilómetros por hora.
Esta especie forma colonias de reproducción pequeñas, en planicies costeras bajas cerca de una playa de arena o huevillos que usan como acceso a mar abierto, en octubre la hembra pone dos huevos, que son incubados por ambos padres durante 35 días. Los dos pingüinos tienen cuidado parental diario hasta los tres meses de edad.
Es importante destacar que para el apareamiento y posterior anidación, la dotación militar se preocupa de no afectar las zonas de las colonias. De esta manera, el Ejército demuestra su compromiso con el medioambiente, desarrollando sus actividades sin impacto a su entorno, de manera sustentable, entendiendo que esta es una tarea de todos.