Marcelo Soto
Ex- Ante
El director de Criteria, Cristián Valdivieso explica lo que hay detrás del triunfo del candidato republicano y los desafíos para Kast y Gabriel Boric en segunda vuelta. “Hoy hay más miedo al PC, porque es una experiencia más concreta y más contingente, con ejemplos como Venezuela, Nicaragua. Es un miedo mayor en el grueso de la población. Incluso, que Kast diga que es pinochetista o que haya sido pinochetista, no importa mayormente, porque el pinochetismo es algo que tiene 40 años y por lo tanto es una huella dura, dramática pero que para mucha gente es muy lejana.
-¿Cuál es el gran perdedor de esta elección?
-Yo creo que el gran perdedor es el centro. Aparte de eso, fueron derrotados el ciclo Bachelet-Piñera y los partidos tradicionales. Aquí hay un vaciamiento de las expectativas que tiene la gente en torno a la capacidad del centro y de los partidos tradicionales, que dominaron los últimos 30 años, de dar gobierno. El electorado le está dando la oportunidad a nuevos grupos de hacer las cosas de una manera distinta.
-Pero ni Boric ni Kast son recién llegados.
-Ambos representaron dos narrativas muy nítidas y sólidas. Boric representó muy bien la narrativa de la transformación, como hija de las expectativas del estallido social. Por otro lado José Antonio Kast logró en los últimos tres meses instalar y adueñarse de un relato restaurador, donde impuso el presente respecto del futuro. Logró que el día a día terminara siendo más relevante, muy en sintonía con la incertidumbre de la crisis sanitaria y económica. Es decir, para la gente empezó a importar más la paz en La Araucanía, el combate contra el narcotráfico, la seguridad, los barrios, la posibilidad de llegar a la casa sin portonazo, etc. El presente tomó una fuerza inesperada. Si yo no puedo desplegar mi día a día, si no puedo desenvolverme en mi cotidianidad, debido a la violencia, no tengo la posibilidad de pensar en el futuro. Y ahí están las dos narrativas. El centro quedó atrapado entre ambos relatos.
-Dices que los partidos tradicionales también perdieron en esta oportunidad. ¿Por qué?
-Los partidos tradicionales fueron castigados por el acuerdo que firmaron el 15 de noviembre, no por plantear una nueva Constitución, que está en el camino correcto, sino porque no entendieron que además de un proyecto constituyente, que iba a tardar un par años en materializarse, tenían que haber firmado en ese minuto un acuerdo de verdad para generar reformas importantes para mejorar la calidad de vida de las personas. Y no lo hicieron. No concordaron un acuerdo en pensiones, no concordaron un acuerdo en salud, en seguridad pública, y por lo tanto se desentendieron y dejaron todo puesto en la cosa política constituyente. Entonces, también los partidos tradicionales pierden, porque se les pasó la micro y la gente se cansó de esperar.
-¿Cuál fue la gran sorpresa?
-Franco Parisi. A toda la elite le pasó por encima este fenómeno y no lo vio venir, aunque encuestas lo advertían. Tampoco los opinólogos ni los columnistas. Porque Parisi hizo algo totalmente fuera de la caja y algo totalmente inesperado para lo que eran las elecciones históricas. No estuvo en los debates, no dio entrevistas en grandes medios, y se desacopló de lo que la elite estaba acostumbrada a hacer en las elecciones. Pero, en realidad, no dejó nunca de hacer campaña. Tuvo franja televisiva, tuvo matinales, redes sociales, estuvo desplegado, tuvo un partido que sacó parlamentarios, que estuvo haciendo campaña en los territorios por él. Es una gran sorpresa y, por otro lado, las secuelas de él, de lo que venga de Parisi son algo totalmente incierto, no sabemos qué va a venir.
-¿A qué se debe su éxito electoral, pese a tener problemas judiciales por pensión alimenticia y denuncias de abuso en EEUU?
-El discurso de Parisi posee una lógica populista que tiene algo del estallido social también. Tampoco es tan claro que sus adherentes se vayan a ir por defecto a la derecha. Tiene mucho del estallido social, contra los partidos, contra la izquierda, contra las elites, contra todo, contra el poder, contra los que han gobernado. Pero también tiene una impronta muy fuerte en el norte y eso hay que estudiarlo para entenderlo. Su gran masa electoral tiene algo que ver con la crisis migratoria y eso pudiera lograr mayor tracción con la oferta de Kast de cara a la segunda vuelta. Ahora, en lo grueso diría que el votante de Parisi es incierto, no sabemos por dónde va a ir. Es probable que un porcentaje alto no salga a votar. Porque no vota por nadie más que por Parisi.
-Fue una derrota dura para Boric, ¿cómo se avizora la segunda vuelta?
-El éxito de Boric es que logró sostener la idea de que estaba por fuera de estos partidos. Más que una gran derrota para él, el problema reside en que el escenario global es complejo por la correlación de fuerzas. Una diferencia de 2 puntos no es una gran derrota, es una derrota simbólica más que numérica. Y no le va a dar ni un minuto a Boric para reflexionar por qué no ganó: va a tener que ir a buscar todos los apoyos y lo va a obligar a algo que quizá es más cómodo para él que para su conglomerado que es tener que buscar el centro, la centro izquierda.
-¿Debe dar un cambio de timón si quiere ganarle a Kast?
-Boric va a tener que hacer una campaña en una doble dimensión: combatir miedo y trabajar el eje de la esperanza. Va a ser una campaña con mucho miedo, pero él tiene que entregar esperanza más estabilidad. Y esa ecuación no es fácil. Boric tiene que cambiar la agenda, porque si la campaña solo gira en torno al miedo, será muy difícil para el Frente Amplio. Porque hoy en día en Chile hay más miedo al PC, porque es una experiencia más concreta y más contingente, con ejemplos como Venezuela, Nicaragua. Es un miedo mayor en el grueso de la población. Incluso, que Kast diga que es pinochetista o que haya sido pinochetista, no importa mayormente, porque el pinochetismo es algo que tiene 40 años y por lo tanto es una huella dura, dramática pero que para mucha gente es muy lejana.
-¿Qué desafíos tiene en su campaña por el balotaje?
-El principal desafío de Kast va a ser tratar de conseguir el apoyo de Sichel, porque las primeras señales no fueron tan claras. Si bien dijo que no iba a votar por Boric, tampoco dijo que iba a votar por Kast. Por lo tanto va a tener que ver cómo lograr un buen encuentro con Sichel y con ese electorado, de manera no solo de conseguir adhesión sino también equipos para construir una plataforma de campaña y para gobernar. En el mundo de Sichel realmente está toda la tecnocracia: necesita a ese mundo, a esos expertos, esos equipos técnicos. Entonces, va a tener que allanarse a conversar, porque ahora Kast está muy solo. Necesita mostrar más fortaleza en términos de equipos de gobierno.
-¿Pero no debería seguir haciendo lo que hizo antes si le fue bien?
-Sí, pero ahora tiene que sacar un 50% de los votos. O sea, esta es la elección donde quien ha pasado al balotaje tiene menos colchón de votos en toda la historia de las segundas vueltas. Kast más Sichel llega al 40%.
-Pero una parte del electorado de Parisi podría votar por Kast…
-No, lo de Parisi hoy día es un voto incierto. Su discurso es contra las elites, contra la izquierda y la derecha, contra los ricos, los abusadores y el empresariado. Kast necesita acercarse precisamente al empresariado, a los partidos, pero eso le va a significar un costo en términos de imagen. Porque va a dejar de ser tan outsider. Pero quedándose solo como outsider no lo va a lograr porque solo tiene un 28%.