El complejo resultado del partido en las parlamentarias y el que Yasna Provoste llegara quinta en la carrera presidencial no solo confirmó el sostenido declive electoral de la DC en los últimos 20 años. La elección de Boric puso fin a una crisis que estaba latente desde mucho antes y que marcó hace pocos días la renuncia del ex ministro Genaro Arriagada, a la que se sumaría Edmundo Pérez Yoma. A continuación la trama que se sucede en el que fuera el principal partido de Chile en los 90.
Qué observar. A inicios de esta semana, tras 58 años de militancia, el ex ministro Genaro Arriagada renunció a la DC a través de una carta señalando que “en los tiempos que vienen, los partidos, individualmente y como sistema, deberán ser sometidos a una crítica de sus prácticas, estrategias e incluso revisar su propia naturaleza. En esa tarea, que estimo indispensable, quiero disponer de una independencia que es incompatible con el acatamiento que los militantes deben a las decisiones que adopten las colectividades de que forman parte”.
- Antes que Arriagada, uno de los rostros de la campaña del NO, se habría sumado Edmundo Pérez Yoma, otro histórico del partido.
Antecedentes. En 1989, la DC tenía 38 diputados. Y en 1993, 1,8 millones de votos. Por lejos fue el principal partido del país en los gobiernos de Aylwin y Frei Ruiz Tagle, concentrando más de la mitad de los votantes de la ex Concertación. La caída sostenida de la colectividad comenzó en 2001, cuando descendió a 23 diputados, con 1,1 millones de votos. Y la debacle ocurrió en 2017. Ese año bajó de 940 mil a 616 mil electores.
- En las parlamentarias de noviembre obtuvo 264 mil votos, equivalente al 5,1%, y su candidata presidencial, Yasna Provoste, quedó en el quinto lugar.
- Todos sus presidenciales han fracasado desde fines de la década del 90: Andrés Zaldívar, Soledad Alvear, Eduardo Frei, Carolina Goic y Provoste.
- Los remezones electorales han descabezado a parte de sus directivas, como ocurrió con Fuad Chahin en mayo.
- Ha tenido varios cismas en los últimos 15 años. En 2007, Adolfo Zaldívar fue expulsado y levantó el PRI junto a 5 diputados. En enero de 2018 renunciaron los llamados Progresistas con Progreso, liderados por Mariana Aylwin. La salida arrastró a un grupo de profesionales jóvenes, como los ex subsecretarios Clemente Pérez y Álvaro Clarke, y apuntó a que la colectividad había desdibujado su identidad en su alianza con la izquierda.
- Ese mismo 2018, Gutenberg Martínez y Soledad Alvear, dos referentes de la DC, también se fueron del partido. Levantaron Comunidad en Movimiento, que hasta ahora no ha tenido eco en las urnas.
Análisis de la caída. De acuerdo a un análisis del diputado y experto electoral Pepe Auth, ni el PPD ni la derecha han recogido significativamente el voto DC. Para él, es muy probable que el declive del partido esté más asociado a la salida de electores, que simplemente dejaron de participar de los comicios, y al recambio generacional del cuerpo electoral.
- “Los votantes que le daban a la DC ese extraordinario resultado de 1993, que deben haber tenido entonces un promedio de 45 años de edad, en su mayoría ya no están, porque han pasado 28 años y hoy tienen 73, y si algunos siguen votando, lo hacen en mucho menor medida que los grupos etarios que se han incorporado al padrón electoral. Uno de cada tres personas que concurre a votar hoy tiene menos de 35 años y si hay algo indubitable es que la DC dejó hace rato de identificara esa franja de electores”, indica un informe de Auth.
- “El acelerado proceso de secularización de la sociedad chilena en las últimas tres décadas hace cada vez menos posible fundar una acción política desde la religión, más aún si está asociada a la Iglesia Católica, que en la última década ha perdido buena parte de su prestigio e influencia. Y si hay alguna opción de política asociada a la religión es para un discurso conservador ultramontano, más de resistencia a la modernización que de conducción de ésta”.
La fuga de históricos. Arriagada respaldó públicamente a Boric, no así Pérez Yoma. Los ex ministros, cerebros detrás de la irrupción y el gobierno de Frei Ruiz Tagle, abandonaron el partido sin disrupciones públicas y, en el caso del primero, antes de que se inscribieran las listas para suceder a Carmen Frei en la presidencia DC, el 23 de enero. De acuerdo a analistas y dirigentes consultados por Ex-Ante existen al menos 6 factores que podrían explicar la fuga de algunos históricos y militantes de la colectividad.
- Crisis latente. La opción de Provoste significó para la DC una esperanza de volver a La Moneda, y una opción de sobrevivencia política, pero el viraje hacia la izquierda de su candidatura y no hacia el centro político nunca fue entendido del todo por parte de los cuadros de primera línea de los gobiernos de la ex Concertación.
- Sin horizonte de salida. La elección del 23 de enero por la presidencia del partido -entre el alcalde Felipe Delpin y la diputada Joanna Pérez- ha sido leída en clave política como una disputa entre Provoste y Ximena Rincón. Si bien hay varios actores jugando sus propias cartas, las senadoras arrastran diferencias internas desde las presidenciales, lo que habría impedido construir una lista de unidad. Aún no está claro cómo se recuperará a la DC de su crisis de identidad y relato. Lo que sí se da por descontado es que Delpin podría ser más proclive a tratar con Boric y que sobre la mesa aún está la idea de un “camino propio” del partido. Este cuadro, para algunos, no da un horizonte de salida claro a la crisis.
- Sin aliados y con escaso poder de negociación. La supremacía electoral en la izquierda está hoy en el bloque FA-PC. Y la DC no cuenta con su alianza sólida con el PS, como ocurrió en los gobiernos de la ex Concertación. Los socialistas buscaron forjar un pacto con Apruebo Dignidad para las primarias Jadue-Boric, pero un veto comunista al PPD derribó esos planes. Antes de segunda vuelta, el bloque progresista realizó una reunión -a la que no invitaron a la DC- para formar una coordinación conjunta y decidir qué rol jugarán ante el gobierno de Boric. Primó el definirse como “colaboración constructiva”. La imagen de sus aliados actuando por separado, y sobre todo la falta de reacción del partido, cayó como un balde de agua fría entre algunos democratacristianos. Se trata, para un consultado, de una señal clara de que el partido cuenta con escaso poder de negociación.
- Desafección con el partido. El rumbo de la candidatura de Provoste, el resultado de las elecciones, la incertidumbre política y las profundas divisiones internas han generado un cuadro de desafección entre algunos militantes de la colectividad. La fragmentación que más choca probablemente es la del Senado, donde, para algunos, existen 3 bancadas en un comité de 5 parlamentarios. “No existe conciencia del riesgo de desaparecer del mapa”, advierte un parlamentario.
- El factor Boric. La DC apoyó institucionalmente a Boric, pero no todos sus militantes históricos lo hicieron. Frei, por ejemplo, no respaldó al Presidente electo, como sí lo hicieron Lagos y Bachelet, y algunos referentes de la tecnocracia DC -reconocida por su rol estratégico en los gobiernos de la ex Concertación- votaron nulo, como el ex ministro José de Gregorio. El que Carmen Frei saliera apoyando al Presidente electo sin existir un acuerdo interno generó un terremoto político, aunque poco visible, en el partido. La decisión de respaldarlo terminó generando una fisura interna entre un sector más proclive a tratar con él y otro más reticente al pacto FA-PC, que pide una oposición firme a Boric en el Congreso.
- Salida gota a gota. A las salidas de Arriagada y Pérez Yoma podrían sumarse otros históricos en los próximos días y semanas.