«Marilyn fue la prueba de que la sexualidad y la seriedad no podían convivir en una persona” escribía Arthur Miller tras terminar su relación matrimonial con la gran diva de Hollywood, Marilyn Monroe.
Sin embargo, años atrás, quedó prendado por su genuinidad, su libertad y su belleza. Arthur Miller y Marilyn Monroe se conocieron en una fiesta celebrada en Hollywood con motivo del estreno de un film. Elia Kazan asistió a dicho evento y tenía que atender a los invitados así que le pidió a su buen amigo Miller que cuidara de “su chica”, Marilyn, con quien mantenía un affaire amoroso abierto y desenfadado.
Arthur atendió a Monroe durante la fiesta y ambos quedaron prendados el uno del otro. El escritor estaba casado con Mary Slattery por aquel entonces. Ella era su novia desde la adolescencia y juntos habían dado a luz a varios hijos en común, sin embargo, le pudo más su atracción hacia Marilyn.
Tanto es así que Arthur y la rubia se vieron a escondidas esporádicamente durante los siguientes cinco años hasta que él dio el gran paso de divorciarse y apostar por esa pareja que despertó gran sorpresa en el mundo de la cultura porque, ciertamente, sus perfiles eran completamente distintos.
Ella, una diosa de las películas que salía de una tormentosa relación con Joe Di Maggio, él, un escritor serio al que algunos señalaban como comunista y que cuestionaba, precisamente, todo lo que Monroe representaba a nivel social y público.
A pesar de todo aquello, el amor los unió y pronto anunciaron que se iban a casar. Él era un hombre libre y ella se convirtió al judaísmo como muestra de amor y respeto hacia su futuro marido. La boda se celebró finalmente el 29 de junio de 1956.
El que iba a ser el día más feliz de sus vidas se vio marcado por una gran tragedia que jamás olvidarían, sobre todo Marilyn quien se quedó con un tremendo sentimiento de culpa que la acompañó hasta el fin de sus días.
Se trata del fallecimiento de la joven periodista Mara Scherbatoff que cubría el evento como paparazzi. Como Miller y Marilyn eran muy conscientes de su fama, ya habían preparado una rueda de prensa en la casa que él tenía en Connecticut pero, antes de la ceremonia civil, visitarían la casa de su primo en la intimidad.
Scherbatoff hizo sus pesquisas y descubrió que el primo vivía cerca de allí así que, mientras su compañero montaba el equipo fotográfico en la zona de la rueda de prensa, ella cogió el coche y salió a inspeccionar la zona a la caza de los tortolitos.
La mala suerte quiso que les localizara a bordo del coche verde del primo de Arthur quien, al ver que les perseguía, pisó el acelerador para zafarse de sus fotografías. En cuestión de segundos, en una curva cerrada, la reportera perdió el control de su vehículo y se salió de la carretera chocando fuertemente contra un árbol que la mandó despedida por el parabrisas de su coche.
Estaba herida de gravedad y murió en el hospital. Paralelamente a esto, los novios aparecían ante la prensa, él fumando y visiblemente nervioso, ella ida, como en shock por lo acontecido. No sabían qué decir y Marilyn mostró el sentimiento que la devoraba por dentro diciendo que, si no fuese por ellos, Mara seguiría con vida. Miller, más frío en ese aspecto, acusó la dureza de la persecución y las malas artes de la prensa que, razón, lo le faltaba. Es inevitable pensar en el caso opuesto con Lady Di, por ejemplo.
Arthur convenció a Marilyn para no estropear ese día y casarse con él, lo terminaron haciendo al atardecer pero sin invitados, solo con su primo y la esposa de él como testigos de dicho enlace, el festejo oficial y la tradicional ceremonia judía tuvieron lugar el uno de julio en Nueva York con la familia, un total de 30 invitados.
Monroe se esforzó para encajar con los hijos de Miller, de 9 y 12 años por aquel entonces, y por convertirse en una ama de casa devota de su marido pero lo cierto era que se iba apagando poco a poco al igual que el amor con Miller.
El cuento de hadas no duró mucho, a los cuatro años se separaron siendo 1961 el año de su divorcio oficial con mucho desgaste dado que Marilyn ya abusaba de los fármacos y del alcohol además de los rumores de infidelidades por ambas partes, claro.
Mientras rodaban su última película juntos, ‘The Misfits’, Monroe ya daba alarmantes señales de su mala vida y sus desajustes de salud mental pero Miller, en ese mismo set de rodaje, experimentó un enamoramiento on otra mujer, la fotógrafa Inge Morath.
Con ella acabó casándose en febrero de 1962 y quizá Marilyn no soportó tal noticia dado que, apenas seis meses después de dicho enlace matrimonial, falleció por sobredosis de pastillas para dormir. Athur reveló años después, en su autobiografía, que estaba en el desierto de Nevada cuando le llamaron para decirle que Monroe se moría y, según su relato, se desmayó allí mismo ante la catástrofe vital que, finalmente, terminó con el fallecimiento de uno de los grandes amores de su vida.
Por Anna Sanchez