Los restos humanos encontrados en el valle de Chincha, que según los expertos tendrían alrededor de 500 años, serían parte de un rito de los habitantes indígenas frente a los muertos que dejó el colonialismo europeo.
Un equipo de arqueólogos ha encontrado casi 200 espinas dorsales humanas sujetadas con varas de madera que tendrían una antigüedad de cinco siglos, una práctica no muy conocida hasta ahora, según publicó el martes (01.02.2022) la revista Antiquity.
Los 192 ejemplares hallados, entre los que se encontraban huesos de niños y adultos, fueron desenterrados en el sitio arqueológico del valle de Chincha, al sur de Perú y a 200 km de la capital, Lima.
Según los investigadores, esta práctica de ensamblaje de restos óseos habría ocurrido alrededor del 1450 y el 1650 d.C, períodos que abarcan el dominio del imperio Inca y el inicio de la colonización europea.
«Nuestros hallazgos sugieren que las vértebras con los palos representan una respuesta directa, ritualizada e indígena al colonialismo europeo», dijo al medio Insider Jacob Bongers, autor principal del estudio y arqueólogo de la Universidad de East Anglia (Reino Unido).
«Estamos viendo un comportamiento funerario en tiempos de crisis», agregó.
El fin de los chincha tras la llegada de los colonizadores
En esa zona vivía la cultura chincha, compuesta principalmente por comunidades de agricultores, pescadores y comerciantes. Su mayor época de esplendor, reflejada en el Reino Chincha, prosperó entre el 1000 y el 1400 d.C., incorporándose posteriormente al imperio Inca.
Luego de la llegada de los colonizadores europeos, la población chincha se redujo drásticamente, pasando de 30.000 hogares en 1533 a 979 en 1583, según dijo el estudio: «Las fechas coinciden con este período increíblemente turbulento de hambruna, epidemias y, por supuesto, los europeos que llegan e intentan instalar un nuevo orden social», añadió Bongers.
¿Por qué empalaban las columnas vertebrales?
Muchos pueblos andinos de esa época ya visitaban las tumbas con los restos de familiares, algunos de ellos eran enterrados con oro, plata y otros objetos valiosos, lo que llevó a muchos europeos a saquear las tumbas en búsqueda de riquezas.
«Todos estos datos apoyan el modelo de que estas vértebras en los palos fueron esfuerzos para quizás reconstruir a los muertos en respuesta al saqueo europeo», insistió el autor del estudio.
«El hecho de que haya 192 de estos, es bastante. Esto indica que se trata de una respuesta compartida y coordinada a la colonización europea», concluyó Bongers.
Editado por José Ignacio Urrejola