Casi 450 ciervos y jabalíes murieron en España en una jornada de caza comercial condenada por los ecologistas como una “orgía de sangre y muerte”.
Los animales fueron encerrados por vallas, incapaces de escapar de los disparos de los 70 cazadores participantes, a quienes se les cobró €1.000 (US$1.140) cada uno por el derecho a disparar. Esto ocurrió en una finca privada en Villaviciosa de Córdoba, en las colinas de la Sierra Morena de Andalucía.
Estas partidas de caza comercial son legales según la ley española, pero los ecologistas y activistas criticaron el uso de las vallas como algo poco ético, luego de que se publicaran en línea algunas imágenes de los cadáveres de los animales.
Manuel Gallardo, presidente de la Real Federación Española de Caza, reconoció que las fotografías son impactantes, pero declaró para El Mundo que la exhibición de los cuerpos de los animales en el suelo después de la matanza era necesaria por normas sanitarias.
Gallardo dijo que la caza es esencial no solo para la conservación, “debido a la sobreabundancia de especies”, sino también para el bienestar social, cultural y económico de la región, y agregó que la actividad genera €6.500 millones al año, además de que es una fuente de puestos de trabajo.
Sin embargo, Joaquín Reina, de Ecologistas en Acción, dijo que el evento fue una “orgía de sangre y muerte”.
“Así es el día a día de la mayoría de las fincas valladas de Sierra Morena, pero también de toda Andalucía, con unas 500.000 hectáreas valladas, [junto con] Extremadura, Castilla-La Mancha y el Levante”, comentó.
Dijo que la masacre sería imposible en una finca abierta y agregó: “La única defensa es escapar, y esto se ve absolutamente disminuido por una barrera de alambre”.
Eduardo Goncalves, fundador de la Campaña para Prohibir la Caza Deportiva, comentó para The Independent que el evento fue “verdaderamente impactante”.
“Es un baño de sangre absoluto, una masacre en una escala totalmente sin sentido”, dijo. “También es completamente cobarde. Estos eran animales arreados dentro de un recinto cercado. No tenían posibilidad de escapar. Las personas que hicieron esto se llaman a sí mismos cazadores deportivos. No había nada remotamente deportivo en esto”.
“España parece haberse convertido en el epicentro de casi todos los tipos de caza inaceptables”.
En 2020, los funcionarios portugueses se indignaron después de que cazadores españoles masacraran a más de 500 ciervos y jabalíes en una zona de caza en el centro del país.
El ministro de Medio Ambiente de Portugal, Joao Fernandes, aseveró en ese momento que la matanza perpetrada por 16 cazadores españoles fue “vil” y un “crimen ambiental” que debería ser procesado. Se dijo que la mayor parte de la población de ciervos del área murió en el incidente.