¿Cuál es la necesidad urgente de tener racionamiento de agua en la V región?

Las proyecciones de mayo y junio estarán bajo lo normal, tanto en la Costa como en la zona del interior. El periodo climatológico que comenzó en 1991 y terminó en 2020, es el más seco desde que se tienen registros, con un promedio anual de 286 milímetros y se mantiene a la baja.

Con preocupación observa la actual situación de crisis hídrica que afecta a la V región, el académico y director del Centro de Tecnologías Ambientales (CETAM) de la USM, Prof. Dr. Francisco Cereceda. Según el último balance hídrico del primer semestre del presente año, que realiza la empresa ESVAL, y que analiza datos sobre agua caída, acumulación de nieve en la cordillera y volumen de los principales embalses, el problema que afecta a la V región no está lejos de lo que pasa en toda la zona central tras la falta de lluvia y, por ende, una permanencia de la más grande crisis hídrica que afecta a nuestro país.

Según ese reporte, el déficit de lluvia en la zona costera de la región alcanzó el 100% en promedio, siendo las ciudades más afectadas, Viña del Mar, Valparaíso y San Antonio, y donde la estación de Portillo mantiene una baja del 98% respecto a un año normal a la fecha. El informe también señala que el embalse Los Aromos apenas posee un 31% de su volumen, lo que alcanzaría para cubrir las necesidades de la población solo algunos meses más.

En este escenario, el profesor Francisco Cereceda es claro en precisar que solo será posible avanzar en medidas de mitigación que sean consistentes en el tiempo y que eviten un racionamiento de agua, “si se trabaja de manera colaborativa, entre los diferentes actores y si se desarrollan políticas públicas sostenibles en el tiempo con conocimiento especializado y de primer nivel”.

En este contexto, sus años de experiencia como químico ambiental e investigador le permite asegurar que “el trabajo que se está realizando desde el ámbito académico es una labor que debiera poder realizarse conjuntamente con el sector público y privado, de otra forma es muy difícil enfrentar de manera eficaz la mega sequía. “El mundo académico lleva años trabajando en esta línea, en nuestro caso hemos abordado esta problemática estudiando la relación que existe entre la contaminación atmosférica y el cambio climático, así como su impacto en el derretimiento de glaciares y el ciclo hidrológico de cuencas pluvionivales. Nuestra intención es estudiar estos fenómenos desde una perspectiva interdisciplinaria y holística, en este sentido, la política pública en esta materia está al debe. No tienen el conocimiento necesario y con los datos actuales para abordar la crisis hídrica a nivel territorial”, dice.

La megasequía en la que estamos inmersos, dice, tiene dos componentes, una de carácter global y otra local. La global, está asociada a los problemas meteorológicos gatillados por el cambio climático, aspectos que se han visto intensificados progresivamente en estos últimos 15 años. Sin embargo, hay una forzante local, que tiene relación con la contaminación atmosférica producida por nosotros. En términos prácticos, los contaminantes del aire, como gases y partículas que producimos en las ciudades y los sectores industriales, también están jugando un rol importante en esta sequía y es algo que depende de nosotros. Algunos de estos contaminantes, como el Black Carbón (BC), que es en definitiva el hollín que se genera por los proceso de combustión, son partículas carbonáceas que se depositan sobre la nieve y el hielo de los glaciares de nuestra cordillera de Los Andes, “ensuciando la nieve”, poniéndola más oscura, con lo cual sus propiedades reflexivas cambian, disminuyendo el albedo de la criósfera (todas las superficies blancas de la tierra: nieve/hielo), que actúa como el sistema de refrigeración del planeta. Las consecuencias de lo anterior es un aceleramiento en el derretimiento de los glaciares, una elevación de la línea de nieve (cota cero), una modificación del grano de la nieve, una disminución de la duración estacional de la nieve y el hielo, entre otros efectos negativos que impactan el ciclo hidrológico completo.

Agrega que para estudiar lo anterior, se han instalado dos laboratorios (refugios); uno en la Cuenca de Aconcagua, en Portillo, a tres mil metros de altitud: NUNATAK-1 y en la cuenca del Yeso, a dos mil quinientos metros de altitud: NUNATAK-2  (NUNATAK) refugio saliente de una roca en un glaciar en idioma Inuit de los esquimales.  “Estos NUNATAKS son verdaderos termómetros del medio ambiente y el cambio climático. Están Se instalaron hace varios años en la cordillera con la finalidad para de verificar los cambios que se están produciendo en la criósfera andina, ya que es la zona más sensible que podamos tener para identificar el comportamiento del clima y por ende de su impacto sobre la hidrología. “Ambas cuencas son de especial relevancia ya que suministran el agua potable a la mayor cantidad de población de Chile”. dice.

Afirma que lo que pasa en estas cuencas es relevante para proyectar la escasez hídrica en la zona central del país:” Estamos cerca de tener racionamiento en la RM y la situación en la V región no es menos compleja”, señala el académico. Como fruto de los proyectos antes mencionados, se está desarrollando un nuevo modelo hidrológico-químico para predecir la cantidad de nieve que se acumula en la cordillera y por lo tanto, la cantidad de agua que hay en los ríos. “Este nuevo modelo, incorpora variables que habitualmente no estaban consideradas en los modelos tradicionales, aquellas que tienen relación con la contaminación atmosférica y el cambio climático, como albedo móvil, deposición de partículas sobre la nieve, BC, entre otros. Los modelos en uso en la actualidad, lamentablemente, están todos sobrestimando la cantidad de agua a partir de variables ambientales que quedaron con valores fijos de tiempos de abundancia hídrica, por lo que ya no son confiables. No están adaptados a las nuevas variables que deben considerarse bajo un escenario de contaminación atmosférica creciente y cambio climático actual”, advierte.

El director del CETAM, explica que el objetivo es justamente “que la herramienta que se está desarrollando, o sea el nuevo hidrológico-químico y sus resultados sean utilizados en el sector público y/o privado como una herramienta para hacer una gestión eficiente del recurso hídrico y un manejo integrado de cuencas.  “El objetivo último de este modelo no es puramente un esfuerzo académico e intelectual, sino que queremos transferir el este conocimiento desarrollado para apoyar la adaptación a los cambios que hoy vive Chile. En este momento se están realizando numerosas tesis y memorias de pre y postgrado en el marco de estos proyectos ANID, algunas de ellas permitirán evaluar diversos escenarios de cambio climático, según lo ha definido el IPCC, permitiendo ayudar a planificar las medidas que se deben adoptar para enfrentar la crisis hídrica del presente y el futuro. La primera versión del modelo hidrológico-químico podrá ya estar disponible en octubre de este año, para continuar depurándolo y adaptándolo en el futuro según las condiciones ambientales imperantes”, indicó.

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