Cumbre mundial de obesidad entregó estudio: 4 de cada 5 niños que actualmente viven con obesidad continuarán siéndolo cuando adultos.

  • Tres médicos chilenos asistieron al encuentro más importante de la comunidad científica en torno a esta enfermedad y coincidieron en la gravedad del tema porque Chile lidera las cifras de obesidad, siendo el segundo país de la OCDE con mayor prevalencia de esta enfermedad.

 El Congreso Europeo sobre Obesidad (ECO) se considera como el evento científico anual sobre obesidad más importante de Europa, que atrae a más de 2.000 participantes de más de 75 países. Durante el encuentro se entregaron los resultados de ACTION Teens, estudio que integra la mirada con relación a la obesidad desde 3 diferentes puntos de vista: percepciones y barreras que tienen los pacientes que viven con obesidad, sus cuidadores (padres y/u otros) y los profesionales de la salud.

En su versión 2022 los médicos chilenos Verónica Álvarez, experta en nutrición, obesidad y medicina bariátrica; Peter McColl, médico de adolescentes, magíster en Planificación en Alimentación y Nutrición; y Carolina Carrasco, médico de familia y nutrióloga de la Región de Los Lagos asistieron al encuentro para intercambiar conocimientos y aprender las mejores prácticas médicas en aquellos países donde han avanzado en tratar a la obesidad como una enfermedad crónica.

Dentro de los principales resultados de ACTION Teens, que incluyó a más de 5000 niños y niñas de 12 a 17 años viviendo con obesidad en 10 países, más de 5000 padres/cuidadores y más de 2000 profesionales de la salud, se encuentra que aproximadamente uno de cada cuatro adolescentes (24%) no se da cuenta de que tiene obesidad y tampoco ninguno de tres de sus cuidadores. Solo el 13% de los médicos reciben capacitación avanzada sobre cómo manejar la obesidad después de la escuela de medicina y cuatro de cada cinco niños que actualmente viven con obesidad continuarán viviendo con ella en la adultez.

En el caso de Chile, la situación es aún más compleja, ya que la obesidad no es considerada como una enfermedad crónica y por eso, “estamos al debe en el trabajo intersectorial, en contar con guías clínicas nacionales y con equipos multidisciplinarios capacitados en modelos de tratamiento de la obesidad. Es fundamental disponer de guías clínicas que incluyan el tratamiento farmacológico”, explicó el doctor Peter McColl, médico de adolescentes, magíster en Planificación en Alimentación y Nutrición.

Según el estudio, patrocinado por Novo Nordisk y realizado en 10 países, incluidos Australia, Colombia, Italia, México, Arabia Saudita, Corea del Sur, España, Taiwán, Turquía y el Reino Unido, la obesidad no reconocida tiene un impacto significativo en la vida de niños y adolescentes al alimentar una ola creciente de otras enfermedades crónicas, incluyendo problemas de salud mental, afecciones cardíacas, diabetes tipo 2, así como algunos tipos de cáncer y problemas en huesos y articulaciones.

Los resultados muestran que los adolescentes quieren perder peso y mejorar su salud. Sin embargo, uno de cada tres adolescentes se siente incapaz de hablar con sus padres al respecto y muchos recurren a las redes sociales en busca de orientación. Dos tercios creen que es su exclusiva responsabilidad perder peso, y muchos de sus padres/cuidadores luchan por saber cómo cuidar mejor a sus hijos.

Para la doctora Álvarez, experta en nutrición, obesidad y medicina bariátrica, es crucial mejorar la forma en que los distintos actores responsables del cuidado de niños, niñas y adolescentes enfrentan la enfermedad porque “la obesidad es la principal causa de bullying en los colegios, disminuye la calidad de vida de niños y adolescentes y aumenta el riesgo  de presentar varias enfermedades como hígado  graso,  apnea del  sueño, incluso  cánceres, aumentando cuatro veces el riesgo de diabetes en la adultez”.

Finalmente, la doctora Carolina Carrasco, médico familiar y nutrióloga de la Región de Los Lagos, enfatizó que como país “debemos realizar educación en las etapas de pregrado en las carreras de salud, módulos y mallas que incorporen a la obesidad como una enfermedad y que sea abordada de forma adecuada como cualquier otra enfermedad crónica. Contar con herramientas farmacológicas en el sistema público para el manejo de los pacientes que viven con obesidad con el fin de poder evitar el desarrollo de comorbilidades asociadas a la obesidad y tener un subsidio a la compra de frutas y verduras a la población, entre otras muchas acciones que podemos abordar”.

 

 

 

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