El abogado Tomás Jordán, corredactor del proyecto constitucional que Bachelet presentó en 2018, poco antes de terminar su segundo mandato, emitió al medio ExAnte una confesión que bien vale la pena destacar, considerando su experticia en el tema: “La realidad hoy día es que va ganando el Rechazo”. Así de tajante es este constitucionalista que, en todo caso, apuesta por la aprobación de la iniciativa.
Consultado si el trabajo de la Convención cumplió sus expectativas personales, el asesor del colectivo del Apruebo manifestó que, al menos para él, terminó mejor de cómo empezó. “Me refiero al resultado del texto, que mejoró con el paso de las propuestas de cada comisión al pleno. No se puede negar que este último cumplió un rol de moderación. Y por lo tanto la mirada inicial de que iba a ser un texto ultra maximalista, no fue tan así: con todas sus falencias, pasó a ser un texto adecuado dentro de su contexto. Y ahí cumplió un rol clave el pleno y especialmente los sectores moderados de la Convención. Si tengo que resumir, termina de mejor manera de cómo se visualizaba tres meses atrás”.
Enseguida, el periodista le pregunta cuál o cuáles serían, a su juicio, las razones por las que pudiera ganar el Rechazo.
“Primero que todo, las encuestas dicen que va ganando el rechazo: ese es el escenario hoy día. Y claramente la principal responsabilidad es la performance o el rol público de los convencionales. Hubo muchas discusiones maximalistas, disputas internas, más que debates sobre ideas. El rechazo no va a ganar por una discusión sobre la lectura o no del texto, sino que va a ser por una cuestión más bien del proceso, el procedimiento, el rol de los convencionales y como ellos no lograron llevar a cabo un diálogo político respetuoso”.
Invitado a ponerle nota al texto entregado por la Convención, responde:
“Creo que el texto no es perfecto y requiere necesariamente entrar en un proceso de reformas jurídicas y políticas posterior al apruebo. Mi posición es aprobar para reformar. El texto cumple porque el proceso constituyente refleja los cambios políticos y sociales de Chile de las últimas décadas”.
¿Cuáles son, a su juicio, los ejes de esta propuesta?
“La plurinacionalidad y los derechos sociales. Hasta el presidente de la UDI favorece un estado social, lo cual da por cerrada la idea de estado subsidiario. Esos son los grandes ejes temáticos de la discusión. Por lo tanto, el borrador cumple con incorporar y establecer la columna vertebral de las demandas de la gente”.
Creo que lo mejor logrado es el estado regional. Es un estado unitario altamente descentralizado. La gran virtud es que la Comisión de Forma de Estado logró tempranamente un acuerdo sobre un modelo de distribución de poder. Por lo tanto, el resto del tiempo se dedicó a pulir y afinar ese modelo.
Otra cosa que me gusta mucho es que el gran aporte que va a hacer el proceso constituyente chileno al mundo es la paridad. Eso no hay que perderlo de vista. Si uno revisa los procesos constituyentes comparados, haber tenido una Convención paritaria es el gran aporte del constitucionalismo chileno en este proceso”.
-¿Y qué cosas no le gustan?
“Lo que menos me gusta: la fórmula del sistema político en dos cuestiones. No es clara la integración del congreso de diputados. Eso debió resolverse. En vez de fortalecer los partidos políticos, se optó por un camino inverso. Y también, si optas por un sistema presidencial, la iniciativa exclusiva del presidente en materia de gastos, puede generar un problema futuro: someter al presidente a un chantaje de los congresistas. Hay materias que requerirían una segunda lectura. El papel revisor de la segunda cámara podría haberse extendido a más materias. Faltó un ministro coordinador, político del gobierno. Todo eso es clave”.
En resumen, ¿qué nota le pondrías al texto?
“Un 5. Se enfoca bien, pero falta corregir ciertas cosas. Claramente, la principal responsabilidad en la baja aprobación de la ciudadanía a la propuesta redactada es la performance o el rol público de los convencionales”.
Fotografía portada, Ex Ante.