Sebastián Amaro, experto en prevención de riesgos de la USM, explica la necesidad de revisar los sistemas de calefacción en los hogares que tienen un uso intensivo en esta época de baja temperatura.
Se acerca el frio y con él los braceros, estufas a parafina, petróleo, aserrín, gas, etc. El encendido de estos equipos y la combustión de estas sustancias trae consigo el agradable confort térmico. Sin embargo, no considerar el cuidado y mantención de ellos puede llegar a ser extremadamente peligroso.
Precisamente la denominada contaminación intradomiciliaria, hace referencia la presencia de sustancias o agentes contaminantes dentro de los espacios interiores de una vivienda o edificio, que pueden ser perjudiciales para la salud de las personas que habitan en ese lugar. Estos contaminantes pueden ser emitidos por diversas fuentes, como la calefacción, la cocina, la iluminación, los materiales de construcción, los productos de limpieza, los sistemas de ventilación y otros elementos presentes en el ambiente doméstico.
“La mala combustión trae consigo un enemigo mortal, el monóxido de carbono. Este malvado personaje es un gas de peso muy similar al aire y por tanto se distribuye muy bien por el lugar donde se genera, además su presencia bloquea el transporte de oxígeno a las células generando malestar cuando su concentración es baja y desmayos e incluso la muerte para mayores concentraciones”, explica el profesor de la especialidad de prevención de riesgos de la USM, Sebastián Amaro.
Bajo esta premisa, el docente entrega una serie de recomendaciones para disfrutar del invierno y no lamentar situaciones que pueden prevenirse. “Es importante realizar una limpieza y mantención profesional a estufas, calefactores y calefones a combustible antes de comenzar la temporada de uso intensivo”.
Amaro destaca también la importancia de ventilar el lugar que se calefacciona “permitiendo el intercambio de gases y la eliminación del posible monóxido de carbono generado. Además, apagar inmediatamente el equipo si hay pequeñas molestias asociadas a su encendido como mareos y cara enrojecida, como así descartar equipos que por su uso o tiempo generan humos o ya no tienen posibilidades de ser mantenidos adecuadamente”.
Como recomendación final, el profesor Sebastián Amaro, explica que nunca se debe utilizar braceros, leña u otros similares dentro de la casa o recintos cerrados, así como nunca encerrarse con una estufa a combustible en un recinto pequeño.
Se trata de recomendaciones básicas y fáciles de realizar pese a la relevancia que tienen estas acciones, pues la exposición a estos contaminantes en el hogar podría ocasionar problemas de salud, como enfermedades respiratorias, alergias, asma, irritación de los ojos y la piel, dolores de cabeza, fatiga e incluso desenlaces fatales.