“Marilina”, una confitería con historia y tradición en Caldera

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Sara Fernández Scola (55) tiene a su cargo la concurrida e histórica confitería “Marilina” de Caldera, local que abrió sus puertas, coincidentemente, el mismo año que ella nació.

En efecto, este local comercial comenzó a prestar servicios en 1968, aunque en otro sector del puerto, precisamente, donde hoy se encuentra el “Café Museo”. Su gestora fue Amelia Alfaro, lo continuó en el tiempo doña Carmen Scola, seguidamente pasó a manos de don Angel Scola y, por último, fue administrado por doña Gladys Basulto viuda de Scola hasta hace 4 años atrás. Actualmente, como se dijo, está en manos de Sara Fernández -sobrina política de Gladys Basulto, a quien considera su segunda madre- quien destaca algunos hitos de su emprendimiento, partiendo por explicar la razón del nombre.

“La primera dueña, doña Amelia, tenía dos hijas: María Elsa y Lina, así es que hizo una mezcla de ambos nombres y, desde entonces, se ha denominado como Marilina”, explica Sara parapetada tras un centenario mostrador que aún resiste el paso de los tiempos.

Con orgullo cuenta que hoy llegan antiguos clientes, convertidos ya en abuelos, con sus nietos de la mano, a quienes les cuentan que acudían a este local cuando eran niños a comprar algún embeleco de la época. “Esto para nosotros es muy bonito, porque es mucha la gente que tiene lindos recuerdos de esta confitería y por eso nosotros queremos seguir el legado de la tía Gladys que, junto a sus hermanas, brindaron una esmerada atención a sus clientes”, precisa doña Sara que ya cumplió 4 años como responsable de la confitería donde trabaja apoyada por sus hijos.

Respecto al nivel de ventas, admite que como en todos los inviernos es baja, algo que sucede en este puerto con la mayoría de los rubros, pero a contar de septiembre comienza a repuntar hasta marzo, aproximadamente, “lapso en que tenemos una buena temporada y trabajamos sin cesar, porque hay que guardar para el invierno”.

La invitación de la dueña de “La Marilina” no se hace esperar para que los turistas que lean esta crónica concurran hasta su local, donde encontrarán productos de primera categoría y con una excelente atención. “Esto, la gente lo sabe y por esta razón vuelven siempre, porque uno se debe al cliente y por eso debemos ser atentos con ellos”, destaca convencida de su compromiso.

Un “valor agregado” que presenta esta confitería es que se ha convertido en una verdadera agencia turística para el visitante, donde los turistas encuentran la guía y orientación necesaria sobre las características y condiciones de las exquisitas playas que posee la comuna de Caldera.

 

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