Ferretería “El Herrerito”: Un local con historia y tradición comercial

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En calle Atacama 699 esquina Colipí de Copiapó se ubica un local comercial que, a pesar del paso del tiempo y el embate de las grandes cadenas comerciales del retail, continúa de pie y ya suma más de 70 años atendiendo a su fiel clientela y, obviamente, también a las nuevas generaciones de copiapinos que llegan hasta allí en busca de una herramienta o un menaje para el hogar. Se trata de la Ferretería “El Herrerito”, quizás el único local sobreviviente en un barrio tradicional del antiguo comercio de la capital regional.

Su administrador, Sergio Herrero Gilardoni, nacido en Copiapó el 23 de agosto de 1958, recuerda que este local comenzó a funcionar en 1950, luego que su padre (Iván Herrero Pérez) decidiera salirse de la ferretería “El Herrero” que pertenecía a su abuelo y se ubicaba frente a la Plaza de Armas, precisamente, donde hoy se encuentra el edificio del Gobierno Regional.

“Este local partió como ferretería y cristalería”, destaca nuestro entrevistado respecto al “Herrerito”, precisando que pertenece a una sociedad comercial que comparte con sus hermanas Mónica y Ana, en cuyo local él atiende personalmente junto a su hija Ivanna y dos colaboradores: Fredy y Lucy.

Consultado por el nivel de ventas, reconoce que tiene una fiel clientela que siempre busca lo mejor en materiales de ferretería y menajes. “Casi todos son nuevas generaciones de clientes, porque los más antiguos, aquellos que comenzaron con la apertura del local ya no quedan o están muy ancianos y obviamente están recluidos en sus casas y no salen a la calle”, apunta.

La nostalgia siempre está presente en Sergio Herrero a la hora de evocar los comienzos de esta ferretería, cuando su padre y su madre Silvia Gilardoni Vergara decidieron emprender en un Copiapó muy distinto al que hoy conocemos. “Me gustaría que se reconociera y recordara que esta es una empresa familiar netamente copiapina que, ojalá, continúe a través de mi hija Ivanna (Herrero Páez), dependiendo de las circunstancias y hasta donde se pueda en el tiempo”, indicó.

Finalmente, al requerírsele un comentario sobre lo que significa estar tras un mesón de ventas por más de medio siglo, comenta: “Lo más entretenido de este trabajo es la posibilidad de conversar con los clientes, aquí entra de todo: jóvenes, ancianos, niños y mujeres y uno se empapa del espíritu del copiapino. A no ser que se trate de gente foránea, todos los copiapinos nos conocen y saben que aquí los atendemos de la mejor forma posible”, concluyó.

 

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